Por Roberto Monares
Los gobiernos de Frente Popular, es decir, gobiernos de alianza de clase, tienen una larga historia. El primer gobierno de ese tipo fue el que se dio en Rusia entre mayo y octubre de 1917. Pero la discusión dentro del movimiento obrero internacional sobre alianza de clases frente a la independencia de clase es aún más antigua. Por eso, para entender el desarrollo de la Unidad Popular y la estrategia hegemónica en la izquierda chilena desde la segunda mitad de la década de los años treinta del siglo pasado en adelante, centrada en el programa de una revolución democrática-burguesa, donde el proletariado y las clases populares deben actuar en alianza con sectores democráticos de la burguesía, debemos buscar sus bases históricas en el desarrollo político del movimiento obrero nacional y mundial.
La Primera Gran Guerra impulsada por las grandes potencias imperialistas dividió al proletariado poniendo a la clase obrera europea detrás de sus burguesías nacionales. La Internacional Socialista (la II Internacional)1 y sus partidos se dividen a partir de la resolución de dar el apoyo a cada uno de los gobiernos involucrados en la guerra. Los partidos socialdemócratas entran en crisis con la emergencia de una época imperialista, de capitalismo feroz, guerra y revoluciones, pasando de defender la independencia de clase del movimiento obrero a aplicar la alianza de clases a partir del apoyo a sus gobiernos imperialistas.
Lenin, en 1915, describe este proceso: “El contenido político del oportunismo y del social-chauvinismo es el mismo: la colaboración de las clases, la renuncia a la dictadura del proletariado, la renuncia a las acciones revolucionarias, o reconocimiento sin reservas de la legalidad burguesa, la falta de confianza en el proletariado, la confianza en la burguesía.”2. Se trata de la colaboración entre las clases fundamentales en el capitalismo, la burguesía y el proletariado. Esa colaboración mutua se orienta a la obtención de reformas sociales sin proponerse la ruptura con la propiedad privada de los medios de producción. Los partidos socialdemócratas, con el partido alemán a la cabeza, abandonarán sus objetivos por el socialismo. Solo hablaban del socialismo en los días de fiesta.
Esa división entre revolucionarios y reformistas tiene su reflejo en Chile. A principios del siglo XX la expresión de la política socialdemócrata está en el programa del Partido Democrático y su conducción mayoritaria liderada por el abogado Malaquías Concha. En 1912 Luis Emilio Recabarren rompe con ese partido, dando origen al primer partido obrero del país, el Partido Obrero Socialista (POS).
Del proletariado independiente a la fundación del PCCh.
La clase obrera chilena, desde fines del siglo XIX y la primera década del siglo XX se caracterizó por sus métodos de combate y sus propias herramientas de lucha independiente. En 1890 se dio la primera huelga general en la historia del país, conocida como la «huelga grande» de Tarapacá, Antofagasta y Valparaíso, con el proletariado salitrero a la cabeza. Esa tendencia a los métodos explosivos del proletariado chileno fue profundizada a inicios del siglo XX. El movimiento
1 La Segunda Internacional fue fundada en 1889, después de la división de la Primera Internacional, donde participaron Marx y Engels. La Segunda Internacional, hasta inicios del siglo XX, era la principal articulación entre partidos que defendían la bandera del socialismo. Se rompe después de la Primera Guerra Mundial por la división entre revolucionarios internacionalistas y reformistas que apoyaban a sus burguesías nacionales. Después de la victoria de la Revolución Rusa se fundará la III Internacional, o Internacional Comunista.
2 El Socialismo y la Guerra, Lenin, 1915. Disponible en: https://www.marxists.org/espanol/lenin/obras/1910s/1915sogu.htm
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