Por Otávio Calegari

El 23 de agosto de 2021, el ex marino Pedro Blaset realizó una emotiva exposición en la Convención Constitucional. Hablando en nombre de la Agrupación de Marinos Antigolpistas, Pedro contó su historia y la de otros marinos que se organizaron, entre 1972 y 1973, para impedir el golpe del 11 de septiembre, que sabían se desataría por parte de la oficialidad. En su exposición, Pedro relató los esfuerzos que hicieron para avisar a las autoridades políticas de la época sobre la organización del golpe y que no fueron escuchados. La organización de los marinos, que se habían articulado clandestinamente, fue descubierta por la oficialidad, provocando la furia de los golpistas. Más de un mes antes del golpe, los marinos antigolpistas fueron detenidos y brutalmente torturados. Fueron los primeros presos y torturados por los militares, aún bajo el gobierno de Allende. En su exposición, Pedro también realizó una profunda reflexión sobre los problemas internos de las Fuerzas Armadas de la época y los problemas que persisten hasta hoy, como la falta de democracia, las desigualdades entre oficialidad y tropa, la falta de control de la sociedad sobre sus atribuciones, presupuestos, y un largo etcétera. Finalmente agradeció a la Convención por haberlo escuchado y emplazó a los constituyentes a reparar la historia y tomar medidas para democratizar las Fuerzas Armadas actuales.1

Sin embargo, los constituyentes no cumplieron la misión que Pedro les encomendó. No solo porque la Constitución propuesta por la Convención Constitucional fue rechazada en el Plebiscito de 4 de septiembre de 2022, sino principalmente porque esa propuesta no contenía ninguna medida que cambiara la organización, estructura y funcionamiento de las Fuerzas Armadas y de Orden.2 Las tareas y reflexiones planteadas por los marinos antigolpistas siguen abiertas y vigentes hasta el día de hoy.

En este texto queremos reflexionar sobre el rol de las Fuerzas Armadas en el golpe del ‘73 y su relación con el programa de la Unidad Popular, demostrando que el golpe podría haber sido evitado y que la historia de Chile podría haber sido distinta, pero que eso no fue posible debido al rol de los partidos de la Unidad Popular. También queremos reflexionar sobre las Fuerzas Armadas y de Orden actualmente y qué programa deben tener los que se reivindican una transformación radical de la realidad chilena y mundial.

Los planes golpistas (imperialismo, burguesía chilena, DC y militares)

Desde la victoria de Allende en las elecciones de 1969 el golpe venía siendo planificado. Los primeros intentos se realizaron antes del cambio de mando, pero fracasaron. Los archivos liberados por la CIA (Convert Action in Chile 1963-1973) detallan las distintas tácticas utilizadas por el imperialismo yanqui, civiles y militares chilenos para impedir que Allende asumiera la presidencia. Fueron por lo menos 3 los intentos de golpe anteriores a la subida de Allende.

El primer intento trataba de promover un golpe blanco: hacer que el Congreso no reconociera la victoria de Allende y eligiera a la segunda mayoría, Alessandri. 3 Para ello, se necesitaba que los diputados democratacristianos votaran por Alessandri y no por Allende para asumir la presidencia. Alessandri después renunciaría y se abriría una nueva elección, donde Eduardo Frei Montalva, entonces presidente, podría ser nuevamente candidato. Ese intento fracasa debido a la enorme crisis al interior de la Democracia Cristiana, donde su sector de izquierda (incluido el propio candidato presidencial Radomiro Tomic) reconoció rápidamente la victoria de Allende.4 El segundo intento pasaba por promover la renuncia de Frei antes de la votación del Congreso que reconocería a Allende y constituir un gabinete militar. Ese gabinete estaría a cargo de realizar una represión selectiva a los dirigentes de las organizaciones de izquierda, tomándolos detenidos o directamente asesinándolos. Si bien Frei estaba a favor de que se produjera este golpe, no se puso a la cabeza de su organización, lo que lo hizo fracasar, ya que los altos oficiales involucrados, en ese momento, no tuvieron la iniciativa de sobrepasar a Frei y dar el golpe, por temores a un posible fracaso y sus consecuencias. El tercer intento (y más desesperado) fue el asesinato por parte de grupos de extrema derecha (organizados por la CIA) del general Schneider, quien era calificado por los golpistas como un general constitucionalista que debía ser “neutralizado”. A partir de su “neutralización”, que sería atribuida a un atentado de izquierda, se decretaría el Estado de Sitio y los oficiales golpistas asumirían mayores atribuciones, iniciando el golpe. Sin embargo, el asesinato de Schneider produjo una enorme conmoción popular y los militares que deberían dar el golpe vacilaron, temiendo la reacción popular que se podría producir, lo que hizo fracasar el tercer intento.

En los 3 fracasados intentos de golpe participaron civiles y militares chilenos y norteamericanos. Como representantes del imperialismo, las principales figuras e instituciones fueron Henry Kissinger, entonces Secretario de Estado del gobierno de Nixon; la CIA, dirigida en Chile por Henry Hecksher y el embajador norteamericano en Chile, Edward Korry. También la empresa de Telecomunicaciones norteamericana ITT estuvo involucrada en los intentos. Por parte de la burguesía chilena, el principal articulador fue Agustín Edwards, dueño de El Mercurio y en ese momento uno de los más importantes empresarios chilenos, quien viajó a Estados Unidos para articular el golpe luego de la victoria de Allende. También varios militares y civiles estuvieron involucrados en los intentos. Los ministros de Frei, Sergio Ossa (Defensa) y Pérez Zújovic (Obras Públicas e Interior) fueron dos de los principales articuladores. Entre los militares, uno de los nombres más destacados fue el de Roberto Viaux, que había liderado el “Tacnazo”5 unos años antes. También grupos de extrema-derecha relacionados a la CIA y a los militares, como Patria y Libertad, participaron activamente, organizando atentados y asesinatos, como el del general Schneider.

A partir del tercer fracaso, el imperialismo norteamericano iniciará una cruzada de desestabilización económica del país y aumentará los financiamientos a grupos de extrema derecha y campañas publicitarias contra el gobierno de Allende. La preparación del siguiente intento de golpe seguirá en marcha hasta el 11 de septiembre.

1 La exposición de Pedro puede ser vista en: http://www.marineros-constitucionalistas-chile.com/presentacion-de-la-agrupacion-de-marinos-antigolpistas-constitucionalistas-ante-la-subcomision-de-dd-hh-verdad-historica-reparacion-integral-y-garantias-de-no-repeticion-convencion-constitucional/; a partir de las 2h02 minutos.

2 Solamente dos medidas relevantes sobre el tema fueron aprobadas en la Convención: 1) la introducción de la “paridad” al interior de las FFAA y de Orden, presentada por las constituyentes feministas; 2) la supuesta “desmilitarización” de Carabineros, aunque esta última medida iba en contradicción con el resto del texto, que mantenía prácticamente intacto el funcionamiento de esa institución.

3 Hasta 1973, el Congreso tenía el poder de decidir cuál de los candidatos más votados debería asumir la presidencia si ninguno de ellos hubiese obtenido la mayoría absoluta en las elecciones. En todos los casos donde el Congreso tuvo que “elegir”, los diputados y senadores habían elegido el más votado.

4 La crisis en la DC era expresión de la enorme fuerza del movimiento obrero y popular que apoyaba la candidatura de Allende y el proceso revolucionario en curso.

5 El “Tacnazo” fue un acuartelamiento del Regimiento Tacna en Santiago, liderado por el oficial Roberto Viaux, que exigió del gobierno de Frei mejoras salariales y profesionales a los militares. El movimiento fue victorioso y logró importantes conquistas salariales y la renuncia del Ministro de Defensa de Frei. El “castigo” a los oficiales golpistas fue patético, como explica Jorge Magasich en su libro Historia de la Unidad Popular: “A fines de enero de 1970, el juez militar general Orlando Urbina condena a Viaux por incumplimiento de deberes militares a 300 días de reclusión, reducidos a una firma semanal en el Patronato de Reos. A 200 días al capitán Víctor Mora; 61 días al mayor Orlando Orellana, los capitales Julio Sarria y Eduardo Leiva, y los tenientes Jorge Morales y Raúl Munizaga. Las condenas son ridículas, confirmando la impresionante “clemencia” de la justicia con los conspiradores de derecha, una constante en la historia de Chile.” Historia de la Unidad Popular, p. 188, vol. 1. Jorge Magasich, LOM, 2020.

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