Declaración de la Liga Internacional de los Trabajadores – Cuarta Internacional
Este sábado 7 de octubre por la mañana, el pueblo palestino lideró un nuevo capítulo en su valiente resistencia. El partido político Hamás lanzó una sorprendente acción coordinada, titulada “Tempestad de Al-Aqsa”, en los alrededores de la franja de Gaza.
En una ofensiva de la resistencia por aire y tierra que tuvo en primera línea una juventud cuyo lema es “¡Basta es basta!”, se infiltró en asentamientos sionistas y abatió a decenas de militares de las fuerzas de ocupación –hay informes de 70 muertos y alrededor de 500 heridos–, recuperando decenas de tierras que son suyas, de las que sus abuelos fueron expulsados violentamente. Estos asentamientos están construidos sobre los cuerpos y cadáveres de las aldeas palestinas en la Nakba (catástrofe con la formación del racista Estado de Israel el 15 de mayo de 1948 mediante limpieza étnica planificada).
Como parte de este hecho heroico, los palestinos lanzaron 5.000 misiles desde Gaza. En tierra, desfilaban sobre un tanque israelí que tomaron y capturaron a militares sionistas, que están en su poder y podrían ser canjeados por presos políticos palestinos (hoy 5.200, entre ellos 33 mujeres y 170 niños). También rompieron parte de la valla que conforma el asesino bloqueo sionista de Gaza, que dura ya 16 años y aprisiona a 2,4 millones de palestinos.
Los colonos con pasaportes extranjeros huían a través de aeropuertos y desiertos, y el primer ministro de Israel, el criminal Benjamin Netanyahu, declaró: “Estamos en guerra”. En apenas unas horas de bombardeos sionistas, en el típico castigo colectivo a Gaza, más de 200 palestinos han muerto, entre ellos mujeres, ancianos y niños. Otro bombardeo masivo en la estrecha franja.
Pero el pueblo palestino tiene como tradición transformar la sangre derramada en levadura para su heroica resistencia. No es una elección, es una lucha justa, ejemplar y valiente por liberación nacional, que ya dura más de 75 años.
Obviamente, la masacre sionista que se repite en Gaza cuenta con el apoyo del imperialismo estadounidense, la complicidad de las Naciones Unidas (ONU) y los gobiernos de todo el mundo, que rápidamente condenaron la resistencia palestina –una vez más, tildándola falsamente de terrorista–.
El pueblo palestino, en su lucha internacionalista por excelencia, se resiente con razón al observar “dos pesos y dos medidas”, por ejemplo, en relación con su lucha contra la colonización sionista y la guerra promovida por el asesino Putin en Ucrania. Estamos con la resistencia de ambos pueblos que luchan por la liberación nacional: el ucraniano y el palestino.
Estos mismos gobiernos guardan silencio ante la contínua Nakba, que sólo en 2023 ha matado a más de 250 palestinos. Todos los días un palestino es asesinado, lo que no ha merecido una línea de sus diplomacias o, como mucho, se habla de “ambos lados” –ignorando que se trata de un agresor y colonizador (Israel) y un pueblo bajo colonización, ocupación y apartheid (el palestino). Esta diplomacia hipócrita atiende a los gobiernos en sus negocios con el apartheid sionista, incluida la importación de tecnologías militares.
Este es el caso del Brasil, cuyas armas son las mismas que se utilizan en el genocidio de pobres, indígenas y negros en las periferias. Son gobiernos como el de Lula, que dicen ser “amigos de los palestinos”, mientras equiparan descaradamente opresor y oprimido, y ahora no tardaron en hacer coro a la condena mundial a la resistencia palestina. Exigen la reanudación de los acuerdos de “paz de los cementerios”, en su cómodo y providencial mantenimiento de complicidad con el apartheid. Mientras tanto, en países como el Líbano, los árabes salieron en manifestaciones de apoyo incondicional a la resistencia palestina. Estamos de este lado.
Un día antes de la acción de la heroica resistencia palestina, que demostró la fragilidad de la cuarta potencia bélica del mundo (Israel), una vez más en el año, las fuerzas de ocupación mataron a cuatro palestinos, cerca de Nablus, en la Cisjordania ocupada, en las aldeas de Shufa y Huwara. Esta última se ha enfrentado a una ola de pogromos desde inicios de 2023, con una violenta invasión de colonos que incendian casas y vehículos palestinos. Por quinto día consecutivo, en medio de una festividad religiosa judía, otros sionistas irrumpieron en la mezquita de Al-Aqsa. La judaización de la Ciudad Vieja de Jerusalén continúa a todo vapor.
Toda esta violencia brutal del colonizador sionista ha llevado a la juventud, llamada “hijos de Oslo”, incluso a la resistencia armada. Son llamados “hijos de Oslo” porque nacieron bajo el signo de los desastrosos Acuerdos de Oslo, firmados hace 30 años entre la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) e Israel, bajo intermediación del imperialismo estadounidense –y nunca tuvieron un único día de paz en sus vidas, sufriendo también a manos del administrador de la ocupación, la Autoridad Palestina, en su cooperación en materia de seguridad con Israel.
La acción coordinada de Hamás, con su mensaje al mundo “¡Basta es basta!”, tiene lugar en este contexto. El pueblo palestino sigue a las puertas de una Intifada (levantamiento popular). Es fundamental que los pueblos árabes oprimidos en los países vecinos se sumen a este movimiento contra sus tiranos que han normalizado las relaciones con el Estado racista de Israel e impiden la liberación nacional del pueblo palestino.
Desde la LIT-CI y sus partidos en todo el mundo declaramos nuestro apoyo incondicional a la heroica e histórica resistencia palestina. Llamamos a todos los oprimidos y explotados a solidarizarse con la lucha del pueblo palestino, realizando manifestaciones y, sobre todo, sumándose a la campaña central de BDS (Boicot, Desinversión y Sanciones) contra Israel. En este sentido, exigimos que los gobiernos de todo el mundo reconozcan el régimen de apartheid sionista y rompan inmediatamente todos los acuerdos con el Estado colonial y asesino de Israel, en especial promoviendo un embargo militar.
¡Palestina libre del río al mar! ¡Viva la heroica resistencia del pueblo palestino!
Traducción: Natalia Estrada.