Tras el caso de Antonia y de Ámbar, ha estado nuevamente en la palestra el abuso y posterior femicidio de Norma Vásquez, cabo de Carabineros que ya había denunciado por violación en Julio de este año a su asesino Gary Valenzuela, perteneciente a la oficialidad de la misma institución y que ya llevaba varias denuncias e inclusive se le vincula con el asesinato de Alex Núñez. Este asesino de luchadores y femicida, no merece otro lugar que la cárcel.
Norma no fue asesinada por su labor represiva -que es completamente detestable y que sabemos solo sirve para asegurar la ganancia de los ricos-. Distinto hubiese sido el contexto del asesinato en legítima autodefensa frente a la represión en un levantamiento o manifestación. Pero no es el caso, y amerita toda la rabia y repudio que genera el asesinato de una mujer solo por el hecho de ser mujer.
Si bien sabemos que las fuerzas represivas son el brazo armado de los ricos para defender sus intereses económicos, existen en su interior profundas diferencias jerárquicas y de clase que no están ajenas a la ideología machista que utiliza la burguesía para oprimir dentro del sistema capitalista, si extrapolamos esto a lo sucedido con la Carabinera cabe preguntarnos ¿Hubiese sido distinto si Norma además de ser mujer era parte de la oficialidad de Carabineros y su agresor simplemente un cabo? ¿Su denuncia hubiese sido tomada realmente en serio? Probablemente hubiese sido distinto, hubiese tenido un mejor resguardo que no permitiera que el agresor se le acercara, pero tampoco aseguraba en su totalidad que Norma siguiera con vida, Gary la asesinó pese a tener una orden de alejamiento y esto suma a la opresión como una contradicción más a las existentes al interior de las fuerzas represivas.
Ahora bien, apelar sólo a la democratización dentro de las fuerzas represivas como lo hace el Frente Amplio o apelar a una mágica disolución como lo hacen las corrientes centristas, es poner el balón en el lado equivocado de la cancha, dando a entender por un lado que existe una posibilidad que solo ampliando la democracia bajo el sistema capitalista las FFEE dejarán de reprimir para asegurar las ganancias de la burguesía y por otro apelar a la mágica disolución sin tener un proyecto para que esto realmente suceda. De lo que se trata es de extender el llamado a la base de las fuerzas represivas a que se cambien de bando, a que luchen contra la opresión y por las demandas de la clase trabajadora del lado de la revolución, así debilitamos a los de arriba y se prepara mejor la autodefensa.
Por otro lado, debemos desenmascarar el llamado hipócrita de la ministra de la mujer por justicia vía mensajes en redes sociales que solo intentan lavar la imagen de este gobierno genocida, mientras nada han hecho para asegurar que no sigan habiendo muertes de mujeres a manos de femicidas, no habrá justicia real por todas las mujeres asesinadas dentro de este sistema donde la justicia es solo para las ricas y eso corre también para los altos mandos dentro de las fuerzas represivas.
Más que nunca las mujeres de los bajos mandos de las fuerzas represivas deben romper con la oficialidad que encubre la corrupción, violaciones y agresiones sexuales. Deben dejar de disparar y reprimir al pueblo, quebrar estas fuerzas represivas y su jerarquía que reproduce el machismo, para luchar junto a la clase trabajadora – desde la trinchera opuesta a la de Piñera, la matriarca Luksic y todos los ricos que roban cada día hasta la última gota de sudor de la clase trabajadora – contra el machismo y por todas las demandas que ha impuesto la revolución, por echar abajo el gobierno de Piñera, por una nueva constitución a través de una asamblea constituyente, sin Piñera en el poder, sin presos por luchar y por recuperar lo que los ricos de este país han robado a los trabajadores por más de 30 años.En última instancia, para luchar por la destrucción del sistema capitalista e instaurar un gobierno de las y los trabajadores que siente las bases para terminar con todo tipo de opresión y explotación.