Hoy la jueza Paulina Moya decretó la prisión preventiva en contra de Daniel Jadue, alcalde de Recoleta del Partido Comunista, y de otros imputados en el caso “Achifarp”. Daniel Jadue y otros funcionarios de la municipalidad de Recoleta son formalizados (se les comunica los hechos por los que están investigados) por una serie de supuestos delitos relacionados a la compra de insumos médicos de la empresa Best Quality durante la pandemia. Los delitos imputados son estafa, administración desleal, cohecho, fraude al fisco y delito concursal. Un resumen del caso puede ser encontrado aquí.

Frente a esa situación, el Partido Comunista, otras organizaciones de izquierda y muchos activistas salieron a defender al alcalde. Los que defienden a Jadue plantean que el alcalde estaría sufriendo una persecución política debido a su rol destacado en “cuestionar” el neoliberalismo chileno a través de sus iniciativas como las farmacias populares. En el mismo sentido, plantean que la persecución política se da en las vísperas de las elecciones municipales, lo que podría significar un duro golpe al Partido Comunista. Lo que más impresiona en la discusión, en el ámbito de la izquierda, es que casi nadie discute los indicios de corrupción que la fiscalía dice que realmente existen.

La justicia es burguesa

En primer lugar, debemos aclarar que no tenemos ninguna confianza en la justicia burguesa. Sabemos que la justicia tiene un carácter de clase, que las leyes son hechas a la medida de los grandes empresarios y que los jueces, fiscales y todo el aparato judicial están al servicio de los dueños del país. Hemos visto innumerables casos de impunidad de políticos, militares y empresarios corruptos y violadores de los DDHH en las últimas décadas. Hace pocas semanas vimos como Cathy Barriga, acusada de estafar en más de 30 mil millones de pesos al municipio de Maipú, salía sonriente de los tribunales con una medida cautelar de prisión domiciliaria. Otro caso reciente es el de Luis Hermosilla, abogado muy cercano al gran empresariado y responsable por innumerables delitos, que pudimos escuchar a través de sendos audios hace unos meses y que actualmente sigue paseándose libremente por las calles. Para los jueces, Hermosilla y Cathy Barriga no son un peligro para la seguridad de la sociedad, ¿pero Jadue sí? Por otro lado, vimos cómo muchos jóvenes de primera línea quedaron en prisión preventiva durante años, varios sin pruebas en su contra, o como líderes mapuche son detenidos simplemente por luchar por sus tierras.

Identificar el carácter parcial y de clase de la justicia, sin embargo, no nos puede llevar a defender automáticamente a cualquier político que supuestamente critique al sistema y tome medidas progresistas, como es el caso de Daniel Jadue. Los indicios que existen contra Jadue y los funcionarios de la antigua Asociación de Farmacias Populares son varios y deben ser investigados a fondo. Queremos preguntar a los que defienden a Daniel Jadue: ¿no es necesario investigarlo? ¿En la  “izquierda” es imposible que  exista corrupción? Porque la justicia burguesa no castiga a los corruptos de la derecha, ¿debemos defender la libertad a los posibles corruptos de la “izquierda”?

El Partido Comunista administra el Estado burgués

Como escribimos anteriormente, la tesis defendida por Daniel Jadue y sus seguidores es que el alcalde estaría sufriendo una persecución política. Aquí vale recordar que el Partido Comunista hoy administra el Estado burgués. El Partido Comunista, junto al Frente Amplio y al Partido Socialista, son hoy los grandes responsables de perseguir políticamente a los luchadores y luchadoras sociales. Son los responsables por aprobar leyes que criminalizan las tomas de terreno, son responsables por la prisión de líderes mapuche (entre ellos a Héctor Llaitul, que hoy inicia una huelga de hambre), por la militarización de la Araucanía, por las enormes inversiones en el aparato de seguridad del Estado burgués. El Partido Comunista no es una víctima del Estado burgués, el PC codirige este Estado. La tesis de que Jadue, una figura del PC, estaría sufriendo persecución política por ser un gran opositor al “neoliberalismo” o al gran empresariado es, como mínimo, muy cuestionable.

Las medidas reformistas como las ópticas populares, farmacias populares, etc., si bien pueden haber beneficiado a sectores de la población durante un tiempo, no rompen con la lógica del mercado capitalista. Por un lado, tienden a tener vida corta debido a la imposibilidad de competir con las grandes empresas en el mercado. Por otro, no poseen mecanismos de control popular, lo que facilita la corrupción. Jadue no es un socialista ni un enemigo del libre mercado. Es un político reformista que intenta amortiguar el capitalismo neoliberal chileno mientras su partido, en gran escala, toma medidas que profundizan este mismo capitalismo neoliberal.

El oportunismo del PTR, una posición absurda

El hecho de que muchos activistas defiendan a Jadue es comprensible. La mayoría de los activistas de izquierda no creen que es posible destruir el Estado burgués y construir otra sociedad. Piensan que lo mejor que podemos tener son políticos progresistas como Jadue que busquen mejorar el capitalismo.

Sin embargo, no podemos entender la posición de organizaciones que se dicen independientes e incluso “trotskistas”, como el Partido de los Trabajadores Revolucionarios.

Desde el inicio de la persecución judicial en contra de Jadue, el PTR ha defendido al alcalde comunista. En sus distintas publicaciones, se limitan a decir que la persecución en contra de Jadue es una persecución “en contra de la izquierda” y simplemente no discuten las imputaciones en su contra. ¿Cómo el PTR puede igualar la persecución a Jadue, un político burgués acusado de corrupción, a la persecución que hace el mismo Partido Comunista en contra de Héctor Llaitul? ¿O a la violenta criminalización del Estado y la justicia en contra de las tomas?

El PTR perdió completamente la brújula de clase y pasó a ver el mundo con los lentes de la izquierda estalinista, que divide la sociedad en campos, donde de un lado estaría la derecha mala y proempresarial y del otro lado estaría la “izquierda” progresista y perseguida. Esta posición sólo puede explicarse por una capitulación total del PTR al Partido Comunista debido a la necesidad de disputar sus bases en las universidades y sectores medios, donde el PTR actualmente se construye.

Y van aún más lejos. Su dirigente Dauno Tótoro dice: “La medida desproporcionada que reafirma el carácter político de este juicio. Por la denuncia de una empresa corrupta pasan por encima del voto popular y deja de ser alcalde. Exigimos su libertad y sobreseimiento inmediatamente«. Con este argumento, deberían haber defendido a Piñera cuando millones exigíamos su destitución. El argumento de que Piñera había sido elegido democráticamente y por eso no debería ser destituido era el principal argumento de la derecha para defenderlo. O sea, un argumento absurdo y totalmente adaptado a la democracia burguesa. ¿Un alcalde corrupto no puede ser destituido, aunque sea por la justicia burguesa, si se comprueban las acusaciones en su contra? ¿Por qué no debemos utilizar el mismo criterio con los alcaldes de derecha? Plantear el sobreseimiento de Jadue sin una investigación a fondo del caso es defender a un posible político corrupto y a sus cómplices por el solo hecho de “ser de izquierda” y tomar medidas progresistas.

Por una política independiente de los trabajadores

La clase trabajadora, los sindicatos, las organizaciones estudiantes y activistas no podemos salir en defensa de Jadue ni de nadie si no hay una investigación acabada y en la que confiemos. Si el Partido Comunista está seguro de que Jadue es inocente, lo que debe hacer es organizar una comisión independiente y popular paralela a la justicia burguesa, invitando a personalidades de moral intachable, dirigentes sindicales independientes, intelectuales, etc., para que puedan investigar a fondo las acusaciones contra Jadue y sus funcionarios. Evidentemente el PC no va a hacer eso, porque está totalmente adaptado a la democracia burguesa, aunque en su discurso la critique. Su doble moral es evidente, ya que por un lado llama a respetar la justicia burguesa que persigue a líderes mapuche, pero por otro lado quiere hacernos creer que esa justicia es “injusta” porque persigue a sus militantes.

Desde el MIT nos pondremos a total disposición de luchar en defensa de Jadue si una comisión independiente demuestra que Jadue está sufriendo una persecución política. Sin embargo, esto no está comprobado. Por ello, decimos a los trabajadores y jóvenes: nuestra tarea hoy no es defender a Daniel Jadue, si no seguir luchando en contra del sistema capitalista que el PC defiende.

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