por Tamara Norambuena


La Comisión de Evaluación Ambiental (COEVA) de Coquimbo aprobó – 11 votos a favor y uno en contra- el proyecto Dominga de la minera Andes Iron. Este proyecto tiene un largo y controversial recorrido, pues ha sido rechazado en diferentes instancias porque cuenta con la resistencia de las comunidades costeras y los trabajadores del mar, pues se trata de un proyecto criminal que genera daños colaterales e irreversibles para nuestra biodiversidad.

Dominga es considerada un megaproyecto minero, que comprende la construcción de dos minas a tajo abierto- cobre, hierro, oro- y un megapuerto en la región de Coquimbo. Está ubicado en medio del Archipiélago de Humboldt, que abarca la costa de la comuna de La Higuera – cuarta región- y de la comuna de Freirina, en la región de Atacama. Es una inversión que pertenece a Andes Iron, cuya propiedad pertenece a la familia Délano Méndez, quienes también cuentan con una sociedad que tiene cuatro brazos con inversiones financieras, inmobiliarias, agrícolas y mineras. El control del grupo, está cargo de Verónica Méndez Ureta, quien trabajó como colaboradora en Revista Capital durante cuatro años y después como encargada de comunicaciones de la Sociedad de Instrucción Primaria, ligada a los Matte. El segundo controlador es Carlos Alberto Délano Abbott, amigo de Sebastián Piñera y cofundador del grupo Penta, caso investigado por el financiamiento irregular de la política.

El proyecto Dominga, tendrá un costo de 2.500 millones de dólares, que serán destinados para una producción 12 millones de toneladas de concentrado de cobre y contempla además, la construcción de un terminal de embarque en Totoralillo. Su construcción, se ubica en una de las zonas más ricas en conservación de especies y recursos hidrobiólogicos.

¿Cuál es la importancia del Archipiélago de Humboldt?

El lugar de desplazamiento de este megaproyecto, es el Archipiélago de Humboldt, que se compone diez islas e islotes y constituye un ecosistema único para Chile y para el mundo. Es un reservorio de diversas especies como ballenas, pingüinos, aves marinas, larvas, peces y crustáceos.

Gran parte de las aves marinas tienen en esta zona su lugar de alimentación y nidificación.
El equilibrio ecosistémico de esta zona, ha sido el sustento fundamental para la vida de las comunidades ligadas al mar, muchos de ellos descendientes de los changos –pueblo prehispánico-, gracias a este equilibrio, es una de las zonas con mayores tasas de productividad de recursos marinos. Por lo tanto, significa un patrimonio biótico y cultural inconmensurable, que no puede ser arrasado por los intereses del grupo económico Délano Méndez.

Pero el impacto de la instalación de las mineras tiene un alcance más amplio, afecta la flora, la fauna y también la vida de las personas. Las minas a tajo abierto, utilizan procesos como la lixiviación que consiste en la aplicación de químicos como cianuro, mercurio y ácido sulfúrico, todas, sustancias altamente tóxicas. El daño a la superficie terrestre, el cúmulo de tortas de relaves, cuyo polvillo tóxico son absorbidos por animales y humanos; la contaminación de aguas, la contaminación del mar; trae un sinfín de consecuencias que son irreversibles para la vida. No hay zonas de compensación para el traslado de especies, como tampoco existe mitigación posible.

El Capitalismo nos está matando

En el marco de una crisis climática global, cuando la propia Onu da una alerta roja para la humanidad, por el aumento de las temperaturas, la desertificación y la extinción masiva de especies – en Chile, también se replica dicha alerta. El Informe País sobre medio ambiente del Instituto de Asuntos Públicos, Inap , alerta sobre deterioro generalizado de los ecosistemas chilenos. Según el estudio, “las especies oficialmente amenazadas en el país ascienden a 766, es decir que el 65 por ciento de las especies clasificadas se encuentran En Peligro Crítico, En Peligro y Vulnerables. Entre las plantas clasificadas, el 72 por ciento han sido categorizadas como amenazadas, mientras que un 60 y un 20 por ciento de las especies de animales y hongos, respectivamente, están dentro de esta categoría. La categoría de conservación más amenazada es la de los moluscos (100 por ciento), seguida por los árboles (93 por ciento), los peces de aguas continentales (83 por ciento), los arbustos (78 por ciento) y los anfibios (71 por ciento)”.

¿Pero minera Dominga es la excepción de la regla en los desastres que se avecinan?

Pues no, el sistema capitalista, produce en función de la ganancia y no de las necesidades, por lo tanto no existe ninguna preocupación por la contaminación y socavamiento del bienestar de las comunidades y la capacidad de recuperación de los sistemas ecológicos. Somos un país con una economía subdesarrollada, donde las áreas de servicios y la extracción de materias primas, son el principal pilar económico. Las grandes transnacionales y la propia burguesía chilena, nos han condenado a vivir en la catástrofe. Los patrones de acumulación de riqueza en nuestro país, son escandalosos, el modelo de integración vertical tiene a los mismos dueños en la mercantilización de los recursos hídricos, forestales, mineros y pesqueros. La llamada institucionalidad parece inoperante respecto de cualquier normativa, porque defiende los intereses de los dueños de este país, dejando a un estado inerte, incapaz de ejercer regulación efectiva sobre cualquier aspecto, aún más en el terreno medioambiental. Esto repercute directamente sobre la clase trabajadora, porque somos nosotros quienes vivimos y trabajamos en las zonas de sacrificio medioambiental. Pero debemos comprender, que el sistema capitalista es incapaz de asumir cualquier marco regulatorio y el saqueo de los bienes comunes, para beneficio de unos pocos, es la regla.

No existe un capitalismo reformable o sustentable, un ecosistema es una unidad compuesta de organismos interdependientes que comparten el mismo hábitat y el sistema capitalista, va aniquilando la naturaleza y los humanos.

La única salida es sistema socialista que apunta a la destrucción del régimen de propiedad burguesa y su modo de producción. Solo la socialización de los medios de producción, la planificación –ya no en función de la ganancia, sino de las necesidades colectivas- y la centralización, bajo control de los trabajadores quienes serán los que decidan qué, cómo y cuánto producir.

¡Paremos el Proyecto de Dominga!

Debemos seguir el ejemplo de los habitantes de Coquimbo y región, que están en las calles rechazando el proyecto. Es fundamental que redoblemos la movilización para que ese proyecto no siga adelante. ¡Hacemos un llamado a todos los constituyentes de izquierda, independientes y de pueblos originarios a convocar las movilizaciones contra el proyecto de Dominga! Los sindicatos y federaciones obreras también deben tomar esa lucha en sus manos. Los mineros y mineras deben caminar junto a las comunidades para que luchemos contra nuevos proyectos que destruyan el medioambiente y por la renacionalización de los recursos naturales bajo control obrero y popular, única forma de tener una administración racional de la producción de minerales y otros recursos naturales.

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