por Luis Alvarado

La situación actual el capitalismo en el mundo, enmarca al sistema capitalista un potencial catastrófico y destructivo, siendo esta crisis sanitaria, económica y social tenga un alcance, similar a la magnitud como lo fue la segunda guerra mundial (1935-1945), expresado no solo en los índices de muertes, que en el planeta en un periodo de 18 meses aproximado, existen posibilidades de que 65 millones de personas podrían fallecer por causa del coronavirus, sino también se expresa la reproducción de miseria humana, en la tasa de desempleo que a nivel mundial podría alcanzar sobre un 30% del total de la población.

El capitalismo muestra su cara más cruel, donde mientras hay mortandad, violencia, hambre por la desocupación y descomposición social, profundizada con la propagación de la pandemia, las clases capitalistas obtienen millonarias ganancias por encima de la desgracia de millones. En muchos países a nivel mundial están queriendo imponer una “normalidad” empujando a trabajadores al contagio, para hacer que el mercado neoliberal no pare, que las mercancías circulen, vale decir, que siga reproduciendo la “acumulación del capital”, beneficios que va directamente a las escasas familias empresariales, mientras continúa la precarización de la mayoría de la población en el mundo.

La irracionalidad del capitalismo, se ha expresado “en el desorden caótico al servicio del lucro”, también en su carácter anárquico de la superproducción de mercancías, entre capitalistas por obtener más utilidades en los negocios en las competencias del mercado. Las irracionalidades de las clases capitalista se manifiestan que mientras mercancías sin uso, alojadas en las infraestructuras del retail, como la sobreproducción de automóviles, objetos o viviendas de lujo, tecnología militar, bienes, entre otros, de forma fragmentada, reproduciendo las leyes del mercado, favoreciendo una irracional a nivel global, manteniendo la sobreproducción sin límites de productos que no se sabe si serán vendido. Una producción al servicio de las ganancias capitalistas.

Es impresionante que la irracionalidad capitalista camina hacia la barbarie, y muestra no ha sido capaz de enfrentar y satisfacer las necesidades de la humanidad, expresada por ejemplo frente a la crisis del COVID-19 en el mundo, no ha sido capaz teniendo la capacidades productivas de producir para abordar esta crisis sanitaria con insumos médicos para la población, como producción de alcohol gel, camas de terapia, mascarillas quirúrgicas, test de detección temprana, ventiladores mecánicos, construcción de hospitales con tecnología médica, recursos para la investigación científica, teniendo las capacidades productivas para desarrollarlo en beneficio del bienestar humano.

El capitalismo como reproducción social catastrófica, mantiene un régimen de “democratismo de una minoría”, que se beneficia de la producción, esa es la clase poseedora, de los ricos, en Chile se refiere a los grupos económicos, con instituciones tradicionales políticas, con un Estado que se mantiene en los márgenes de la explotación capitalista, que resguardan este “status quo”, a través de sus organismos represivos y opresivos, como los sistemas parlamentarios, judiciales, militar, policiales, económicos, burocracia estatal, etc., mientras mantiene la esclavitud asalariada, la postergación de los pobres de la política, la servidumbre, y el hambre para sectores de la población y pauperización en la vida de millones. Esta democracia de los ricos el 18O fue fuertemente cuestionada y criticada por las masas movilizadas del país.

Planificación económica y satisfacción de las necesidades mayoritarias, una democracia del pueblo, dirigida por la clase trabajadora

Por medio de la experiencia histórica y científica, desde el marxismo revolucionario se comprende que el cambio del capitalismo al comunismo, se da a través de un proceso transitorio; el socialismo. La fuerza social que emerge en las contradicciones objetivas de la sociedad, de las entrañas de los antagonismos e intereses irreconciliables, es la clase obrera, la cual a través de un proceso revolucionario se toma el poder y se transforma en clase dominante, en alianza con las masas oprimidas y las grandes mayorías de la población, para enfrentar las necesidades históricas.

Este cambio es fruto de una revolución social, que no solo transforma el modo de producción y reparto, sino también implementa la planificación económica centralizada, en la cual se socializan los medios de producción (desapareciendo el derecho burgués de propiedad privada individual), planificando las asignaciones de recursos según las necesidades de la clase operaria y el pueblo, y capacidades económicas desarrolladas.

En el socialismo la socialización de los medios de producción sería una condición previa para la superación del subdesarrollo social y económica para la mayoría de la población.

El resultado de la acción de esta fuerza social, la clase trabajadora y en específico la clase obrera industrial, engendradas en el capitalismo, en la conquista del poder político, es la única que puede romper con la resistencia de los explotadores capitalistas, estableciendo las restricciones para los opresores y represión para la clase capitalista, donde las clases oprimidas utilizan el Estado, para imponer la democracia del pueblo, de la mayoría a la minoría de explotados, siendo esta última los ricos a quien no tendrán libertad ni democracia si no están dispuesto perder sus privilegios. Estamos conscientes de que esta transformación de la clase trabajadora en clase dominante, será mediante la irrupción violenta de las masas organizadas, con una dirección política revolucionaria de la clase obrera (partido), en el sentido de tomarse el poder para lograr imponer la expropiación a los capitalistas y la opresión a los explotadores, destruyendo el Estado burgués burocrático, policial y militar.

La democracia de las grandes mayorías dirigida por la clase obrera, son factor esencial en la planificación de la economía socialista, donde será el poder “de los de abajo” el que triunfe, de quienes eternamente han estado bajo la subordinación y opresión de la clase apropiadora. Esta democracia obrera será en todos los niveles, desde lugares locales, a nivel de planta municipal, regional y hasta a nivel nacional, estos “consejos” de trabajadores definen las necesidades prioritarias, como por ejemplo la salud, la educación, la vivienda, el transporte, la seguridad social, gestionando asignaciones garantizadas, políticas de precios, las jornadas de trabajo necesarias, de recursos, y distribución para la población, utilizando los fondos obtenidos de la expropiación a las ganancias capitalistas, efectuando una planificación de la producción de bienes y servicios considerando las necesidades del conjunto de toda la sociedad.

Esta planificación económica se realiza mediante una democracia obrera, por medio de sus organismos autogestionarios, expresados en consejos de trabajadores de las ramas de la producción electrónica, del transporte, de la energía, telecomunicaciones, de la salud, de la educación, del abastecimiento de alimentos, de la minería, de las forestales, de los puertos, etc., determinando la jornada de trabajo, estableciendo un plan económico creando todas las unidades de producción necesaria y mejores medios técnicos disponibles para enfrentar organizadamente la satisfacción de las necesidades de la clase trabajadora y de la mayoría de la población. Estableciendo que los propios organismos asignan de mejor manera los productos, entre trabajadores, productores y consumidores.

Es de considerar que, a diferencia del capitalismo, que utiliza el desarrollo tecnológico y la automatización para generar desempleo y desocupación, disminuir puestos de trabajo y depositar en trabajadores los costos de producción, en el socialismo, el desarrollo tecnológico, será una herramienta para reducir la jornada laboral, para difundir información, para incluir a la participación de la población en las decisiones políticas y económicas. El desarrollo tecnológico permitiría la inclusión al proceso productivo de todos lo que están desempleados, desarrollo técnico que permitiría el pleno empleo.

La democracia obrera y la participación de las mayorías en las decisiones, iría en al aumento de la disolución de la división del trabajo (administradores –administradoras, jefes y gerentes), no solo asociada a la abolición de la propiedad privada de los medios de producción, sino también en amputar las diferencias en el poder en el trabajo, haciendo de este último, orientado a mejorar a sí mismo, como en brindar a la clase trabajadora, un trabajo no explotador ni opresivo, sino vital para el desarrollo de la sociedad, y no solo cualquier persona podrá adquirir conocimiento científico, inclusión en actividades culturales y políticas, expansión de relaciones humanas significativas, sino también en la satisfacción de sus habilidades artísticas, intelectuales, del deporte, teniendo un salto cualitativo que mejore el bienestar de toda la sociedad en su conjunto.

Referencias

  • -El Estado y la Revolución. V. I. Lenin- Capítulo V
  • -Frente a la catástrofe capitalista, la salida es la planificación económica socialista. Por Jefferson Choma. Liga Internacional de Trabajadores C.I.

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