por Roberto Monares
A 3 años del “18 de octubre” marcan el debate de en que momento de nuestra revolución estamos. En Chile el detonante del proceso fue la “olla presión” de bajas pensiones con la propiedad de las AFPs, las zonas de sacrificios en la propiedad de las transnacionales de nuestros recursos naturales. En estos términos, desde el MIT afirmamos que el carácter de la revolución chilena tiene un contenido objetivamente “socialista”, en el sentido de que si no avanza en tocar la propiedad de la gran burguesía y las transaccionales, ninguno de los reclamos sociales podrán ser resueltos íntegramente. No es la política del PC Chileno. Las bases de su ultimo congreso se propone una lucha por “democracia profunda”.Afirman: “Lo que señalamos en la Convocatoria al XXVI Congreso Nacional del Partido Comunista de Chile, se confirma de manera muy profunda, en el sentido de que el triunfo en el plebiscito del 25 de octubre, y la movilización heterogénea y diversa del Pueblo chileno, confirman nuestra tesis principal para este período: Que es necesario y posible inflingir una derrota estratégica a los clanes económicos, al imperialismo y a las oligarquías políticas locales que sostienen de diversas maneras el neoliberalismo en Chile. Y sobre la base esencial de la lucha, la unidad social y política de las mayorías nacionales, lograr una victoria también estratégica del Pueblo chileno, que resuelva la contradicción del período, neoliberalismo/democracia. Dicha contradicción entre la democracia y neoliberalismo expresa la diferencia irreconciliable entre un modelo económico, contrario a los derechos humanos en todas sus dimensiones, a la soberanía popular y a la democracia profunda.” (Informe político al XXVI congreso nacional del Partido Comunista de Chile).
Como se puede ver, el PC de Chile expresa un abandono por el carácter socialista de la revolución basada en proclamar la propiedad colectiva de los principales centros económicos del país. Para ellos, existiría una contradicción previa de “mas democracia”. Sin embargo, bajo aquellas palabras embellecidas de superar el “neoliberalismo” en el horizonte estratégico hacia la democracia mantiene el centro del problema: el respeto a la propiedad privada de los medios de producción de las 10 familias y las transnacionales. Toda revolución se define por las relación de propiedad que determina. La revoluciones anticolonial latinoamericanas (1810 en Chile) proclamaron la república burguesa. Las revoluciones del siglo XX que expropiaron a la burguesía proclamaran la propiedad socialista (que posteriormente las propias burocracia restauro la propiedad privada como en los casos de la URSS, Cuba y China). El método en que son las formas de propiedad y relaciones de producción, las que en ultima instancia, son las que definen los proyectos ,políticos. Este es el método que el PC Chileno abandona para hablar de “democracia profunda” sin contenido de formas de propiedad, de clase. V. Lenin, en “La revolución proletaria y el renegado Kautsky”, rechaza la tesis de la existencia de una democracia “pura”: “Los explotadores han constituido siempre una pequeña minoría de la población’. Esta es una verdad indiscutible. ¿Cómo se debe razonar partiendo de ella? Se puede razonar como marxista, como socialista. En ese caso hay que partir de la relación entre el explotado y los explotadores. Se puede razonar como liberal, como demócrata burgués- Y en tal caso hay que partir de la relación entre la mayoría y la minoría. Si razonamos como marxistas debemos decir: los explotadores inevitablemente transforman el Estado (y hablamos de democracia, es decir, de una de las formas del Estado) en instrumento de dominio de su clase, de la clase de los explotadores, sobre los explotados. Por tanto mientras existan explotadores que ejerzan su dominio sobre la mayoría, los explotados, el Estado democrático será inevitablemente una democracia para los explotadores. El Estado de los explotados debe distinguirse por completo de semejante Estado; debe ser una democracia para los explotados y un medio para reprimir a los explotadores, y la represión de una clase significa desigualdad para esa clase, su exclusión de la ‘democracia’. Si razonamos como liberales debemos decir: la mayoría decide y la minoría se somete. Quienes no se someten son castigados. Y nada más. No es necesario hablar del carácter de clase del Estado en general ni de la ‘democracia pura’ en particular, porque no viene al caso, porque la mayoría es la mayoría y la minoría es la minoría”. La abstracción que realiza el Partido Comunista de Chile, en palabras de Lenin “un razonamiento liberal”, ocultan cuales formas de propiedad defiende detrás de “más democracia”: Un proyecto político utópico de humanizar un sociedad basada en la propiedad de las 10 familias y las transnacionales. Por esta razón, no es casual que en el programa presidencial presentado por el candidato del PC Daniel Jadue en las primarias de “Apruebo Dignidad” no contuviera una medida elemental como la nacionalización de la gran minería ( solo royalty), demostrando que mas allá de matices, existen una unidad estratégica en el proyecto del PC Chileno y el del Frente Amplio, materializado hoy en la coalición gobernante “Apruebo Dignidad”: el acuerdo estratégico de renegociar algunas pequeñas concesiones pero en ningún caso empujar el proceso a tocar la propiedad de las 10 familias mas ricas y las transnacionales. En el mismo sentido, la ministra PC Camila Vallejo fue enfática en una entrevista en Televisión Nacional el 14 de marzo del 2022 “ ello, la conductora del Programa Estado Nacional, contra-preguntó «cuando usted dice una participación mayor no tan reducida, se asume que usted considera que hoy día la participación del Estado es reducida, entonces ¿eso significa nacionalizar y por tanto, expropiar, por ejemplo terminar con concesiones mineras que hoy día están en manos de privados?».Frente a esta inquietud, la Ministra dijo «¡no, no no! No hemos hablado de eso». Afirmó que estaba descartado, precisando que «no está ni siquiera en el Programa (de Gobierno)». El partido Comunista al respetar la propiedad privada de las 10 familias mas ricas y las transnacionales no podrá realizar cambios serios.
La República de los trabajadores
Para retomar las bases sociales y política que dejo el “18 de octubre” necesitamos de la construcción de un partido revolucionario internacionalista en Chile. En la sociedad capitalista las ideas política no caen del cielo, son expresión de las instituciones que las definen y sustentan. Si la burguesía tiene sus partidos e instituciones para organización la reacción. Un partido revolucionario es la organización de la revolución, revolución en la que el PC de Chile no es un herramienta, sino su obstáculo. Los revolucionarios no hablamos de “democracia pura”. En la sociedad de clases, la democracia es de la burguesía (basada en la propiedad privada) o la democracia es de los trabajadores (basada en la socialización de la propiedad). Como por ejemplo, los proyectos políticos latinoamericanos de la década pasada como del Socialismo del Siglo XXI en Venezuela, Ecuador o Bolivia no pasaron de nuevas proclamaran nuevas constituciones pero tocar la gran propiedad ni modificar el carácter capitalista extractivista. El PC de Chile y el Gobierno de Boric apuntan a una nueva desilusión. Para nosotros, cualquier propuesta de cambio estructural para los pueblos, la juventud y la clase trabajadora, debe partir por un profundo en las estructuras políticas y de propiedad. Por eso la propuesta del MIT de la ex convencional Maria Rivera de la disolución de los poderes del Estado en una Asamblea Plurinacional de las y los Trabajadores. En esos términos, la estructura del estado capitalista chileno solo puede ser superada con una serie de medidas económicas, mediante ruptura, que permitan la recuperación de los bienes naturales como el cobre, el litio, el oro y la socialización de las grandes empresas productivas, la Banca, el transporte y las grandes cadenas de distribución. Lejos de defender una democracia “pura”, solo con la Socialización de los medios de producción y distribución y planificación económica, basada en los organismos de poder la clase trabajadora, pueden terminar con este sistema de explotación y opresión. Un lector podrá afirmar que estos organismos de poder de los trabajadores en el presente, no existen. Sin embargo, el proceso revolucionario en Chile abrió tendencialmente camino a la auto-organización de masas, y un partido revolucionario que se haga raíz en los lugares centrales de la economía del país, como la Minería, los puertos, en alianza con los sectores populares, con los barrios y poblaciones, con las comunidades, podrá forjar en Chile la estrategia de una república de trabajadores, un estado obrero. Por eso creemos necesario señalar que el PC y su estrategia de “democracia Pura” lleva a nuevas derrotas. Una Asamblea Plurinacional de las y los trabajadores, como materialización en Chile de la República de Trabajadores, es una nueva estructura de poder y con la socialización de la gran propiedad se podrá empezar a resolver los problemas sociales, construyendo miles de nuevas viviendas, garantizando educación y salud públicas y universales, mejores empleos y pensiones y un largo etc.