Por Luis Pérez

En Chile, habemos alrededor de 14 millones de trabajadoras y trabajadores, de los cuales 3 millones están jubilados, y la mayoría recibiendo una miseria de pensión.

Somos poco menos de 11 millones de trabajadores, que nos encontramos trabajando, ya sea contratados y despedidos constantemente, moviéndonos en medio de 6 millones de empleos asalariados precarios e inestables. Cuando no nos contrata nadie, entre tanto, trabajamos a honorario por nuestra cuenta o permanecemos cesantes, aunque casi todos hemos cotizado en las AFP, estos no pierden.

La mitad de la clase trabajadora en Chile, ganamos menos de $ 600 mil pesos, y alrededor de 2.563.000 ganamos el miserable sueldo mínimo de $ 320.500

Somos casi 5 millones de trabajadores en Chile, dedicados directamente a la producción de bienes y servicios que se venden en el mercado, incluyendo industria, construcción, transporte, educación, salud, servicios personales, alimentación, entre otros.

En cambio, otros 880 mil trabajadores nos desempeñamos en actividades productivas relacionadas con los recursos naturales, incluyendo la agricultura, silvicultura, pesca, y por último minería, correspondiendo sólo 187 mil trabajadores quiénes nos desempeñamos en este rubro. Pese a que las exportaciones de recursos naturales, representan el 30% del PIB nominal1, equivalentes a 92.551,5 millones de US, y donde la minería representa la mitad de este porcentaje, equivalente a 13.882,725 millones de dólares, en este sector se generan la menor cantidad de puestos de trabajo.

Debido a lo anterior, la mayoría de los trabajadores, alrededor de 6 millones, nos encontramos en sectores que generan poco y nada de valor, como el comercio, que es el principal empleador, finanzas, servicios personales y sociales. De estos, cerca de 880 mil trabajadores, nos desempeñamos en la administración pública.

Inseguridad laboral y desempleo en Chile

El trabajo en Chile, es tan precario e inseguro, que de 11 millones de trabajadores, sólo 3.630.000, tenemos contrato de trabajo, y estamos cotizando en las malditas AFP, junto a lo que llaman “seguridad social”. El empresariado, se beneficia directamente de nuestros salarios, los que mes a mes son recortados por la cotización forzada a las AFP, cobros educacionales, créditos de consumo popular, tres formas de super explotación, con las cuales nos roban el 33% del salario. Cabe señalar que, parte importante de nuestras cotizaciones de salud terminan en los bolsillos de las ISAPRES.

Como los trabajadores, siempre vivimos con miedo a la cesantía, los capitalistas la utilizan para controlarnos con el miedo a caer en una pobreza más profunda de la que nos mantienen. Cabe señalar que en el marco de la crisis económica mundial, y la pandemia, durante el trimestre Enero-Marzo 2020, el desempleo llegó al 8,2%, y los cesantes totales, ya superamos los 800 mil trabajadores. De los cuales más de 300 mil, perdimos el empleo sólo en el marco de esta reciente crisis, quiénes además, nos vemos afectados por la ley de protección del empleo, a la cual ya se han acogido 56 mil empresas.

Los compañeros más afectados por el desempleo desatado por esta crisis, trabajan en la construcción, servicios administrativos, comercio y en mayor cantidad el turismo, como el servicio de comida.

Lo que da más rabia e impotencia, es que directores de empresas como LATAM, RIPLEY y CENCOSUD, nos rebajaron el sueldo a la mitad, porque se acogieron a la ley de “protección” del empleo, con la cual han aumentado sus ganancias entre 1.200 y 1.300 millones de pesos, desde su promulgación.

El desempleo se «combate» con más represión

Como todos los años, en la conmemoración internacional de la clase trabajadora, el 1° de Mayo 2020, fuimos fuertemente reprimidos por la policía, quiénes por estar al servicio de los ricos y poderosos, reciben sueldos desde los 600 mil pesos hacia arriba, y cuentan con derecho a la salud, educación, y vivienda, como si estuvieran viviendo bajo un sistema socialista, pero sólo ellos, al amparo del empresariado.

En Chile, El Estado, aborda los conflictos sociales con más represión, es por eso, que gasta miles de millones de pesos en sueldos y beneficios particulares para los defensores de la propiedad privada, Carabineros, FFAA, PDI, y la armada, quiénes contabilizan respectivamente a 51.728, 60.560, 82.000, 7.630, y 25 mil funcionarios. Es por eso que este año se asignaron 3 mil millones de dólares al presupuesto de defensa, como también al ministerio del interior, presupuesto que aumenta todos los años.

Las fuerzas Armadas, de orden, y seguridad pública, contabilizan un total de 226.918 funcionarios, cifra cercana a la cantidad de trabajadores que han sido despedidos por la pandemia en transcurso de enero hasta marzo 2020, con la diferencia que ellos cuentan recursos millonarios, que injustamente como clase trabajadora pagamos con nuestros impuestos. Mientras casi 300 mil esbirros de la represión se reparten 6 mil millones de dólares, financiados por el Estado Chileno, la mayoría de la clase trabajadora somos obligados a vivir con sueldos de hambre.

Socialismo o Barbarie

Si el presente es bastante complejo, el futuro se visualiza más desolador para la clase trabajadora, ya que según la consultora Mckinsey en Chile, son alrededor de 3,2 millones de trabajadores, quienes seríamos reemplazados por sistemas automatizados, o sea por máquinas, entre los próximos 20 a 40 años, es decir 4 veces la cantidad de trabajadores sin fuente laboral en la actualidad. Esto le permitirá a las empresas grandes ahorros, US$ 9 mil millones en el retail y US $ 6 mil millones en la industria, pero será una verdadera condena la hambruna y la mendicidad para una gran masa de trabajadores. 2

Por tanto, si en el área económica donde se genera mayor valor, la exportación de recursos naturales, es donde menos contrataciones hay, esto se acentuará en el tiempo. Así también, si el sector servicios es el que más aporta al producto interno bruto, con un 63,9% del PIB3, también sucederá que en donde se mueve más dinero, se reducirá la cantidad de puestos de trabajo, aumentando en mayor cantidad el nivel de desempleo, o población sobrante considerada por los capitalistas, y que para nosotros la clase trabajadora no será más que el inicio de una guerra sin cuartel por la sobrevivencia.

En ese intento de reducir a la clase trabajadora y la “población sobrante”, no debemos perder de vista la estrategia del imperialismo con el COVID-19, en tanto, el científico Francés que descubrió el VIH, Luc Montagnier, señala que el laboratorio de Wuhan en China, se han especializado en los coronavirus desde el año 2000, versión distinta al brote accidental de este virus en los mercados de Wuhan4. El COVID-19, que a la fecha, ha terminado con la vida de más de 200 mil personas en todo el mundo, sin ser conspirativos, tiene bastante utilidad para los dueños del mundo, quienes buscan seguir acrecentando sus riquezas, con la “formula”, de seguir disminuyendo los puestos de trabajo, y por tanto a la clase trabajadora, aunque sea mediante un genocidio bacteriológico.

Con todo lo expuesto, podemos decir, que el sistema capitalista mundial, y en Chile particularmente, el modelo económico Neoliberal, y su imperiosa necesidad de producir y generar utilidades al menor costo posible, ha buscado destruir a la única clase social, que es capaz de poner en evidencia el eslabón débil del capitalismo, la clase trabajadora. De esta forma, en Chile al igual que otros países del continente latino americano y africano, el imperialismo nos sigue viendo como la fuente mundial de materias primas, cobre, litio, molibdeno, yodo, etc, pero no quieren que nosotros seamos beneficiarios de esas riquezas, por eso nos liquidan de todas las formas posibles.

En este escenario, donde las permanentes crisis económicas del capitalismo han azotado vilmente a la clase trabajadora y a los sectores populares, creemos fundamental organizarnos en un partido revolucionario, para la toma del poder, que centralice la economía bajo una política socialista de control obrero, sobre todos los recursos naturales destinados a la exportación. Esto a fin de poner a disposición de la clase trabajadora y el pueblo, el 30% del PIB que a esta área corresponde. Lo mismo con el sector del comercio y los servicios, en donde se concentra más del 60% del PIB, este debe estar bajo el control de la clase trabajadora, y aportar significativamente a satisfacer las necesidades del conjunto de la población.

Socialismo v/s Industrialismo contaminante

El sistema capitalista de producción y extracción despiadada, es también el culpable de la destrucción de la biodiversidad, la naturaleza, su flora, fauna, ríos, glaciares, y la propia capa de ozono. Por lo cual, no buscamos dejar de ser una economía exportadora, para volver a abrazar el industrialismo contaminante. Todo lo contrario, queremos convertirnos en una sociedad que destine toda su inteligencia y creación, a generar tecnología destinada a re producir la biodiversidad que el sistema capitalista ha destruido. Tecnología destinada a la reforestación, a la des plastificación del océano, a la utilización del agua como combustible, reemplazar la energía termoeléctrica por la eólica, y colocar las riquezas del cobre al servicio de la población y su desarrollo.

Si logramos recuperar nuestros recursos naturales, colocando la tecnología a nuestro servicio, y en un equilibrio armónico con la naturaleza, también, podremos enfrentar al mecanismo de control histórico del sistema capitalista, el desempleo, el que nos ha impuesto la creencia de que “si no nos gusta el trabajo donde estamos”, ya sea por la extenuante jornada, el maltrato y los bajos sueldos, “hay miles de otras/es trabajadoras/es esperando reemplazarnos”. De esa forma, podremos no sólo hacer realidad la mentira de los gobiernos empresariales, el tan añorado pleno empleo, sino que también, podremos reducir nuestras jornadas laborales, y terminar con las relaciones de explotación.

Finalmente, cabe señalar que lo planteado, es imposible que sea logrado sólo en Chile, ya que toda lucha y cambios que impulsemos, como ha sucedido en la histórica, será combatido por el empresariado nacional y el imperialismo, por lo cual, los trabajadores y trabajadoras de todos los países, debemos avanzar hacia la Revolución Socialista Mundial, única forma efectiva de derribar a los gobiernos burgueses y sus aliados del imperialismo. Esto, siempre y cuando, nuestra estrategia avance hacia la toma del poder, para dar inicio a una revolución permanente, que se encuentre dirigida hacia la construcción de una sociedad comunista.

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