Hace 132 años un 1 de mayo, se realizó la huelga en que los “mártires de chicago” lucharon por reducir la jornada laboral: «Ocho horas de trabajo, ocho horas de ocio y ocho horas de descanso». Lucha que dejó aprendizaje de que la patronal no cede fácilmente: ejecutaron a sindicalistas de la huelga.
Hoy, 132 años después ¿en qué situación nos encontramos los trabajadores? ¿Mejoramos o empeoramos? ¿Es distinta la vida entre un país y otro para los trabajadores?
La situación de las/los trabajadores en el mundo
En el mundo somos miles de millones de trabajadores, actividad que debiera ser gratificante, pero las condiciones que nos imponen gobiernos y empresas solo nos agravian.
Vulnerabilidad laboral
La inestabilidad laboral, con largas jornadas y sueldos miserables aumentan día a día. Según la OIT el 25% de los trabajadores tiene empleo estable. El 43%, casi la mitad de nuestra clase tiene empleos vulnerables: 1.400 millones en 2017 y se prevé que aumenten.
Doña Louisette Fanjamalala de Madagascar es un ejemplo, siempre ha trabajado, pero apenas gana para sobrevivir. Trabajó en fábricas de confección, con contratos a corto plazo y sueldo mensual de 20 dólares (12 mil pesos chilenos) a veces y, en los mejores casos, de 90 dólares (54 mil pesos chilenos).
En 2017, más de 300 millones de trabajadores en los países emergentes y en desarrollo vivían con un ingreso o consumo per cápita inferior a 1,90 dólares (1140 pesos chilenos) diarios.
Esclavitud “moderna”
La esclavitud afecta a personas e incluso niños con trabajos forzados, sin sueldos, encerrados, trabajan a cambio de un lugar donde vivir. La esclavitud es “ilegal”, pero existen más esclavos que cuando era legal. A mediados del siglo XIX había 27 millones de esclavos. Hoy, la OIT habla de 25 millones, mientras que las ONGs que se dedican al tema hablan de 30 a 36 millones de esclavos. Hay 218 millones de niños entre 5 y 17 años que trabajan: 126 millones en trabajos peligrosos y 8.5 millones en condiciones de esclavitud. Hay empresas conocidas que usan esclavos: Coca cola, H&M, Adidas, Nestlé, etc. Son verdades sabidas, pero estas empresas siguen funcionando.
Los planes de la OIT para disminuir la esclavitud no resuelven nada. En Brasil, por ejemplo se liberan personas de trabajos forzados, pero se ven obligadas a volver por falta de alternativas.
La clase obrera industrial sigue viva
A diferencia de lo que algunos piensan, la clase obrera industrial no ha desaparecido, sino se ha trasladado desde países centrales del capitalismo (EEUU, Alemania, etc) a países dependientes. En Brasil, en 1995 eran 3% de la población, en 2014 un 5,6%. En Chile la clase obrera industrial es el 20% de los trabajadores.
Los y las obreras industriales, son quienes producen la riqueza y por tanto su lucha amenazaría de forma clave a los grandes empresarios.
La ola migratoria
Cientos de miles de trabajadores son obligados a salir de sus países, arrancando de guerras y/o pésimas condiciones laborales. Dejan atrás familias, yéndose con lo puesto y con la esperanza de encontrar trabajo que le permita tener “mejores” condiciones. El 2016 los refugiados por guerras llegaban a 60 millones. La ONU indicó que 705.000 llegaron a Europa en 2015, y 3.200 fallecieron en el mar, ¡no podemos naturalizar esto! La crisis de la inmigración en Europa es una tragedia humanitaria, es la mayor ola migratoria desde la Segunda Guerra Mundial. Los refugiados de Siria, Afganistán, Eritrea, Somalia e Iraq llaman la atención de medio mundo.
Pero esta ola llega también a Latinoamérica. La crisis de Venezuela y el saqueo de las empresas a los haitianos empujó la emigración de su población. Pero no llegan solo a Chile “todos los inmigrantes”, es un fenómeno mayor y que tiene relación con la descomposición y decadencia del capitalismo y los gobiernos de los países en crisis que son enemigos de la población trabajadora.
Chilena o extranjera, la misma clase obrera
Los chilenos podemos ver que tenemos mucho en común con nuestros pares de otros países. Trabajamos para sobrevivir, generalmente en condiciones laborales inestables. Nuestro sueldo mínimo no alcanza para cubrir las necesidades básicas, pero el caso de los venezolanos es peor: no llega a 6 dólares (3600 pesos chilenos), con él pueden comprar 2 huevos al día o 60 gramos de carne.
El alza de precios afecta a todos los trabajadores, en Chile la inflación es un 2%, en Argentina el año pasado un 25%, en Venezuela el panorama sigue siendo peor: 4000%.
Finalmente, los recursos naturales que extraemos y producimos los trabajadores se los apropian los empresarios, se llevan riqueza que no producen y que nos corresponde a las y los trabajadores. En Argentina las medidas económicas no han hecho otra cosa, que brindarles negocios extraordinarios a petroleras yanquis e inglesas, a mineras canadienses y a los sojeros como Cargill. En Venezuela, la petrolera PDVSA es mixta, con Chávez hubo una mayor entrega de este recurso natural a los empresarios y, hoy la baja del precio del petróleo combinada con el pago de la deuda externa con dinero de todos los venezolanos tiene al Estado quebrado con una crisis que deja en la hambruna al pueblo venezolano. En Chile el gran robo es el cobre, empresarios chilenos y extranjeros se apropian del cobre extraído por miles de mineros, cuando con el dinero del cobre se podría financiar salud, vivienda y educación.
¿Y LOS EMPRESARIOS? A nuestra costa obtienen sus riquezas
El crecimiento económico mundial fue del 3,6% en 2017, pero ¿de qué sirve el crecimiento si no beneficia a las mayorías en su vida cotidiana? ¿A dónde van esas cifras positivas? Que los países crezcan significa que hay producción y quienes producimos somos los trabajadores, es una producción colectiva, pero la apropiación es individual, de los patrones…una contradicción absurda.
La apropiación individual concentra la riqueza producida por todos en pocas manos, llegando al nivel de que sólo 8 ricos poseen tanta riqueza como la suma de los ingresos de los 3.600 millones de personas más pobres de la humanidad. Estos ricos son el 1% de la población y poseen más que el 99% de habitantes de la Tierra. Esta minoría aumentó un 82% su patrimonio el 2017.
Los mismos planes que aplican los gobiernos y sus parlamentos
La concentración de la riqueza está resguardada por las instituciones de los ricos: parlamentos, Fuerzas Armadas, y sus gobiernos, sean de “derecha tradicional” o los mal llamados de “izquierda”, aplican planes similares para atacar los derechos de los trabajadores y así aumentar su ganancia. Un ejemplo es la Reforma previsional de Macri y de Temer, quieren aumentar la edad de jubilación y rebajar las pensiones. La Reforma Laboral de Macri plantea puntos similares a la que empezó la Nueva Mayoría y ahora continuará Piñera, por ejemplo el permitir pactos individuales de adaptabilidad laboral: que el patrón cambie horarios y turnos, sin consultar al trabajador. En política de migración, los patrones y gobiernos impulsan la xenofobia para dividirnos y mantenernos debilitados como clase trabajadora.
¿Si los gobiernos se ponen de acuerdo para aplicar los planes, por qué los trabajadores no hacemos lo mismo a nivel internacional para defendernos y enfrentarlos?
¿Es posible la solidaridad internacional entre trabajadores?
Nos hacen creer que los países son muy distintos entre ellos, pero los trabajadores somos afectados de forma similar. Hay empresarios que funcionan con sus mismas empresas en distintos países ¿qué pasaría si los trabajadores de esos distintos países se coordinaran para enfrentar al mismo patrón? Mientras más unidos, más fuerza tendremos, es imposible combatir este sistema de apropiación de la riqueza si nos limitamos a nuestras fronteras nacionales, por eso es muy importante combatir la xenofobia y racismo, homofobia. Hay ejemplos que avanzan en fortalecer la lucha internacional de los trabajadores, como el boicot a las empresas Israelíes en apoyo a Palestina, o el III Encuentro de la Red Sindical Internacional de Solidaridad y de Luchas que se desarrolló en Enero de este año en Madrid, o el Encuentro de las Américas de Octubre pasado en Brasil, son iniciativas dignas de conocer e impulsar.
Socialismo o barbarie
El capitalismo se basa en la producción colectiva y apropiación individual de la riqueza. Los empresarios para aumentar su riqueza llegan a niveles escandalosos: trabajos esclavizados; niños forzados a trabajar; migración impuesta por guerras; inestables condiciones laborales, etc. Si no hacemos algo, avanzaremos a la decadencia de la humanidad. O derrotamos al capitalismo y sus gobiernos, luchando por un gobierno de trabajadores, por el socialismo, para que la apropiación de la riqueza sea colectiva (no como el falso socialismo de Maduro) y al servicio de los/las que trabajan, o dejamos paso libre a la barbarie. Esta lucha la tendremos que dar sin confianza en las instituciones de los ricos, parlamento, leyes, elecciones, entre otros. Si participamos de elecciones, no nos podemos confundir: solo la lucha organizada que tenga como objetivo alcanzar un gobierno de los trabajadores servirá para liberar a la humanidad.
Esta pelea a nivel internacional no es fácil, se necesita preparar desde ya. Desde la Liga Internacional de los Trabajadores y desde el MIT, nos ponemos a disposición de esa tarea, e invitamos a todos/as los trabajadores, juventud, sectores oprimidos a organizarnos y luchar en conjunto por este proyecto.