por Christian Berríos

Durante el último fin de semana de enero, los habitantes de la RM y de las regiones del centro-sur del país fuimos testigos de un frente de lluvia que causó importantes estragos en la Región Metropolitana, en la región de O’Higgins y otras localidades. Uno de los lugares donde fue mayor el impacto fue en San José de Maipo, donde gracias a la deforestación y desertificación de importantes zonas de flora nativa se produjeron aluviones que arrasaron con casas y sectores amplios de viviendas, negocios, etc., dejando a muchas familias en la calle.

Pese a que el 30 de enero fue uno de los días donde se contabilizó la mayor cantidad de lluvia caída desde 1950 para este mes, con un balance de 30,4 milímetros caídos en Santiago[1], en San José de Maipo el aluvión no fue producido solo por la “fuerza de la naturaleza”, sino que principalmente fue gracias a la intervención del proyecto Alto Maipo, uno de los proyectos emblemáticos en lo que es depredación del medioambiente.

Y esta situación, en donde fenómenos naturales son potenciados por la intervención capitalista y que conducen a catástrofes que impactan fuertemente a la sociedad, es común en gran parte de los llamados países “subdesarrollados” por la posición económica a la que son empujados. Principalmente somos países agroexportadores, donde no tenemos la capacidad de desarrollar polos científicos que fomenten el desarrollo de energías verdaderamente limpias; y porque también somos víctimas de la intervención de importantes empresas extranjeras que colocan sus plantas de producción en sectores que debiesen ser resguardados (glaciares, ríos, bosques nativos, etc.), pasando por encima de todas las consecuencias ambientales y afectando directamente a los países pobres y “subdesarrollados”.

Esto no es producto de la poca consciencia ambiental que existe en la población general. Si fuera producto de la “consciencia” y la “cultura”, bastaría con el dialogo y el convencimiento para cambiar las políticas económicas y medioambientales. Pero lamentablemente no es así, desde 1995, han habido 25 conferencias para el combate contra el cambio climático por parte de la ONU y en ninguna se ha avanzado un paso.

Esto es producto de un sistema económico que es sostenido por una clase social que se ve beneficiada y enriquecida por la explotación medioambiental, abaratando costos y haciendo de nuestros recursos naturales un negocio que tiene como fin la acumulación de riqueza individual para esta clase social.

El capitalismo y el empresariado, los responsables de la destrucción ambiental

La producción capitalista en el ámbito global se basa en el crecimiento económico desenfrenado que tiene como objetivo generar ganancias para un puñado de inversionistas, independientemente de los recursos disponibles y de las necesidades sociales. Esto es posible porque quienes controlan la producción son los propietarios de las fábricas, los grandes terratenientes y los banqueros. Estas clases sociales propietarias de los medios de producción buscan como objetivo la maximización de sus beneficios, pero es insostenible obtener beneficios ilimitados de recursos minerales, fósiles y forestales limitados, pero eso será problema para las generaciones futuras de empresarios.

Sin embargo, para lograr la máxima ganancia los países con mayor poder económico y sus empresarios utilizan a los países latinoamericanos, africanos, medio orientales y del Asia pacífico como tierra fértil para instalar todo tipo de fábricas y obras que destruyen y saquean los recursos naturales. En Chile hay empresas canadienses como Barrick Gold y su proyecto “Pascualama”, tenemos empresas suizas como Glencore y sus cientos de mineras en Chile y el mundo; empresas norteamericanas como AES Gener, responsables del proyecto hidroeléctrico como Alto Maipo y que tienen como cliente directo de energía a Antofagasta Minerals, del magnate Andrónico Luksic. Y así, podríamos escribir cientos de páginas nombrando las compañías internacionales y nacionales que saquean al país y destruyen nuestro medioambiente.

Alto Maipo y el saqueo a nuestro país

Uno de los ejemplos que saltan inmediatamente a la luz es el caso de la Hidroeléctrica Alto Maipo, proyecto de la trasnacional AES Gener y que tiene como principal cliente energético a Antofagasta Minerals, del multimillonario Andrónico Luksic. La asesora técnica y vocera de la Red Metropolitana No Alto Maipo, María Jesús Martínez, en una entrevista con Radio Universidad de Chile se refiere a la instalación del proyecto como una amenaza que agudizará los efectos del cambio climático en la zona, debido a que la intervención del proyecto es en todo el Cajón del Maipo, coronándose con un megaproyecto en la zona alta de este. Como consecuencia de aquello es que se ha producido una importante desertificación y reducción del caudal del rio en la zona norte del Cajón[2].

Esto no es todo, porque también distintas empresas transnacionales y nacionales, como Aguas Andinas -que tiene los derechos de agua del sector en Alto Maipo y que en un principio estuvo “en contra” del proyecto- ahora busca amasar dinero cediéndole agua al proyecto por una cuota mensual de dinero, agua que fue concesionada a la transnacional con el fin de abastecer a la población de la Región Metropolitana, y no para arrendarla o venderla a otras empresas. Y como si no fuera todo, Luksic, que en un principio era accionista del proyecto Alto Maipo, termino vendiendo sus acciones en el proyecto para comprar acciones en Arizona S.A, una filial de Aguas Andinas. Por lo que el empresario ganará dinero a través del arriendo de agua a Alto Maipo, y a su vez el contrato que Alto Maipo tiene con Antofagasta Minerals (propiedad de Luksic) le permitirá venderle energía a la minera Los Pelambres cuando el proyecto comience a funcionar. Todo esto está investigado y demostrado tanto por CIPER Chile, como también en medios como Interferencia.cl[3]

La empresa norteamericana, AES Gener; la empresa española, Aguas Andinas; y la empresa “chilena”, Antofagasta Minerals, terminan saldando suculentos negocios y amasando fortunas a costa de nuestra calidad de vida. No importan las fronteras, ni tampoco los idiomas, ni la cultura, lo que une al empresariado es la defensa de sus negocios, vale decir, la defensa de su estatus social como clase.

Requerimos medidas sociales y medioambientales urgentes para la población de Chile y no para el lucro

En ese marco, debemos avanzar por un programa que coloque como prioridad el mejoramiento en la calidad de vida de la población y en el hábitat natural en el cual vivimos. Para aquello es una necesidad la unidad de quienes trabajamos todos los días en contra de las y los empresarios que buscan defender su estatus. La unidad de la clase es sumamente importante debido a que no podremos salir de la barbarie medioambiental con palabras ni dialogo.

Desde el Movimiento Internacional de Trabajadores creemos que es una necesidad que impulsemos las siguientes políticas para el país, expresando la urgencia a través de movilizaciones y a través de los distintos espacios de organización de la clase trabajadora, pobladores, trabajadores rurales y sobre todo la población en general. Para la futura Convención Constitucional debemos adoptar un programa agresivo contra la destrucción medioambiental y el saqueo de nuestro territorio. Este programa pasa por las siguientes medidas:

  • Nacionalización de las grandes compañías energéticas y que estas sean puestas bajo control los trabajadores/as, porque esa es la base de partida para poder hacer un plan al servicio de la sociedad y aplicar medidas drásticas de ahorro energético y transición urgente a la producción de infraestructuras para la generación y utilización masiva de energías renovables.
  • Nacionalización bajo control obrero y social de todas las grandes mineras y de las demás empresas que explotan los recursos naturales. La clase trabajadora y las comunidades tienen que decidir cuáles empresas producen, cómo y con qué tecnología. Tenemos que sacar nuestros recursos naturales de las manos de los grandes empresarios y su afán por ganancias a costo de la destrucción del planeta.
  • Por un plan de reforestación, de protección de la biodiversidad y la recuperación de espacios naturales. El plan de reforestación debe incluir las exigencias y parámetros de los territorios. Nosotros creemos que tienen que incluirse el carácter público de todas las empresas, tanto de bomberos como de guardaparques fomentando la contratación todo el año; un modelo basado en la prevención y no en la extinción; el reconocimiento de la categoría profesional con un convenio colectivo que tenga en cuenta las peculiaridades de estos trabajos.
  • Plena ocupación, reparto del trabajo con reducción de horas y sin reducción del salario. Hoy estamos viendo la incapacidad del capitalismo para garantizar trabajo para todo el mundo, mientras el hambre se extiende a escala mundial. Las empresas salvan sus negocios despidiendo masivamente, mientras producen de forma descontrolada e insostenible y acumulan años de ganancias.
  • De cara a prevenir las próximas pandemias y desastres naturales, es necesario preservar y ampliar los espacios naturales, protegiendo la biodiversidad.
  • Este programa debe ser tomado por la clase trabajadora para escribir la Nueva Constitución, sin embargo, la única garantía de que esas medidas sea respetadas será con un gobierno de la clase trabajadora y no un Estado controlado por los grandes empresarios y transnacionales.

[1] Récord histórico: Santiago recibió mayor cantidad de lluvia diaria desde 1950 – Nacional – 24horas

[2] Vocera Red No Alto Maipo: “Las obras del proyecto agudizan todos los efectos del cambio climático” « Diario y Radio U Chile

[3] El negocio del agua: los vacíos de la ley que disparan las millonarias ganancias de Aguas Andinas – CIPER Chile; Las objeciones que Aguas Andinas hizo a Alto Maipo y que olvidó luego de firmar un convenio millonario a 40 años plazo | Interferencia

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