Quizás muchas veces soñamos con una vida y una sociedad distinta, sin abusos, sin explotación, sin discriminación, pero luego volvemos a la realidad y quedamos pensando que sería imposible…¿acaso estamos condenados a esta vida para siempre? ¿los trabajadores no podemos ser un motor de cambio de esta sociedad?. La historia ha demostrado que las cosas sí pueden cambiar.

Para llegar al socialismo, tendrá que haber una revolución previa, ya que los empresarios no querrán perder sus privilegios fácilmente. Esa revolución implica autodefensa en armas de los trabajadores y enfrentamientos. Debemos lograr que las FFAA se dividan y un sector se una a la revolución, pareciera un proceso casi irreal, pero ha ocurrido, incluso en manifestaciones recientes se ha dado algo embrionario en ese sentido, por ejemplo algunos sectores de las FFAA salieron a defender a los indígenas en Ecuador. La revolución y autodefensa en armas es la parte difícil y violenta en el camino de construir una sociedad opuesta a la actual, pero sería mucho más difícil seguir en esta sociedad capitalista en decadencia, que ya muestra varios síntomas de barbarie.

Un Chile socialista, luego de la revolución y de que las y los trabajadores se tomen el poder, eliminaría la Constitución que queda de la dictadura de Pinochet y sacaría a todo ese parlamento actual de empresarios y corruptos y lo reemplazaría por una Asamblea de trabajadores y pobladores organizados, tal como propusieron en su momento los cordones industriales durante la Unidad Popular. Tomaría medidas concretas y legales con el objetivo de mantener el poder bajo los trabajadores, y hacer que el proceso se extienda a escala internacional porque o si no Chile quedaría aislado.

Algunas medidas necesarias para garantizar una sociedad socialista:

Renacionalización del cobre y los recursos naturales, bajo control obrero. Planificación de la economía

Debemos acabar con la explotación: mecanismo que roba parte del trabajo a los obreros, para ésto. Que se elimine el subcontrato y todos sean trabajadores directos. Para ésto hay que sacar a los empresarios parásitos de la producción. Expropiar las empresas sin pagar indemnización a los empresarios que lucraron por décadas a costa de nuestro trabajo. Partir por expropiar a las empresas que despiden personas o están en crisis, y dejarlas bajo control obrero con apoyo técnico.

Se debe planificar la economía, para garantizar en primer lugar las necesidades directas de la población: salud, educación y vivienda.

Empleo para todos/as, mediante disminución de horas de trabajo sin rebaja de sueldo

Debemos acabar con la cesantía. Para eso debemos luchar por reducir las horas de trabajo sin reducción de sueldos. Por una escala móvil de sueldos y de horas de trabajo que se adecúen a la necesidad de las y los trabajadores.

Ruptura con los planes y organizaciones empresariales internacionales

Abajo la Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional Suramericana (IIRSA) y el TPP (tratado transpacífico) que regalan nuestra soberanía. Ruptura con el Fondo Monetario Internacional y sus planes. Por una segunda independencia.

Fin a las opresiones

Igualdad de derechos entre hombres y mujeres; nativos e inmigrantes; blancos y negros; cis- heterosexuales y diversidad sexual. Socialización de las tareas domésticas, aborto legal en hospitales, papeles para los inmigrantes, cupos de trabajo para trans.

Desarrollo de la ciencia e industria a través de una economía planificada que no destruya al ecosistema

Producción según las necesidades de la humanidad y no del lucro de empresarios. Economía planificada acordada por el conjunto de trabajadores y comunidades, para no afectar al medioambiente e intentar revertir los daños del capitalismo.

Fin a los empresarios. Todos/as tienen la obligación de trabajar

Por una sociedad sin clases sociales, en la cual todos/as trabajemos. A cada cual según su capacidad.

Una revolución socialista internacional para conquistar un Gobierno de las y los trabajadores bajo democracia obrera

Para lograr lo anterior debemos organizar una revolución en Chile y el mundo, es una tarea difícil, pero no hay posibilidad de mejorar este sistema solo a través de reformas. La sociedad socialista, se basa en la socialización de los medios de producción, lo contrario a la propiedad privada del empresario. Requiere democracia obrera, es decir asambleas donde los obreros y trabajadores decidan el porvenir, con representantes con cargos revocables, para evitar la burocracia.

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