Por Alicia Sagra

Al cumplirse dos años de la invasión rusa a Ucrania, ha salido un llamamiento a movilizarse contra las guerras del capital, firmado por una serie de intelectuales que se definen como “académicos marxistas (o radicales)”[1]

El centro del llamado es definirse en “contra los dos bandos de la guerra en Ucrania”.

Ante el horror y los terribles sufrimientos que ocasionan los grandes conflictos militares, es natural que, a nivel del movimiento de masas, surja un generalizado sentimiento de rechazo a toda guerra y por la paz. 

En 1915, durante la Primera Guerra Mundial, Lenin decía: Los anhelos de paz son uno de los síntomas más importantes de la incipiente desilusión de la mentira burguesa acerca de los objetivos «liberadores» de la guerra, acerca de la «defensa de la patria» y demás engaños de la plebe por la clase de los capitalistas…[2]

Pero cuando se trata de posiciones de organizaciones o de intelectuales que se autodefinen como marxistas, no se puede tratar a todas las guerras por igual.

En este artículo vamos a polemizar con los intelectuales firmantes de ese llamamiento. Para hacerlo recurriremos a Lenin, porque suponemos que es una referencia para los firmantes, ya que citan el “derrotismo revolucionario”, que fue la política de Lenin, no de Rosa Luxemburgo (como equivocadamente plantean en el Llamado), durante la Primera Guerra Mundial. Rosa desarrolló una gran campaña contra la guerra, pero nunca adhirió al “derrotismo revolucionario”, es decir a transformar la guerra imperialista en guerra civil. Lenin, sí se apoyó mucho en el grito de guerra de Liebknecht (que en ese aspecto se diferenció de Rosa): “¡Volved las armas contra vuestros propios gobiernos!¡El enemigo principal está en casa!”.

Pero esa política de Lenin y la consigna de Liebknecht, fueron destinadas a una guerra, la Primera Guerra Mundial, a la que definieron como guerra imperialista. Con seguridad, los “académicos marxistas”, que firman ese llamado deben conocer que, en medio de la furibunda batalla que Lenin desarrollaba contra la guerra imperialista, al mismo tiempo decía: Es absurdo renunciar por principio, de una vez para siempre, a participar en la guerra” … “El esclarecimiento del carácter de la guerra es, para un marxista, premisa indispensable que permite resolver el problema de su actitud ante ella. Mas, para esclarecerlo, es necesario, ante todo, determinar cuáles son las condiciones objetivas y la situación concreta de la guerra de que se trata. Hay que situar esta guerra en las condiciones históricas en que transcurre. Sólo entonces se puede determinar la actitud ante ella”[3] … “Si, por ejemplo, mañana Marruecos declarase la guerra a Francia, la India a Inglaterra, Persia o China a Rusia, etc., estas guerras serían guerras «justas», guerras «defensivas», cualquiera que fuese el país que atacara primero, y todo socialista desearía la victoria de los Estados oprimidos, dependientes, de derechos mermados, en la lucha contra las «grandes» potencias opresoras, esclavizadoras, expoliadoras… Diferimos tanto de los pacifistas como de los anarquistas en que nosotros, los marxistas, reconocemos la necesidad de un estudio histórico (desde el punto de vista del materialismo dialéctico de Marx) de cada guerra por separado.[4].

 Y el planteo de Lenin sobre las guerras de liberación nacional, estaba directamente ligado a su defensa del derecho de autodeterminación de las naciones oprimidas. Defensa que, para él, era independiente del carácter de los gobiernos de esa nación oprimida. Nadie puede considerar, por ejemplo, que Lenin reivindicase a las monarquías ultra reaccionarias de Marruecos, India, Persia, China. 

Y esa posición de Lenin, no quedó sólo en declaración, ya que desde el poder defendió el derecho a la independencia de Finlandia y Ucrania, independientemente de la ubicación política que, en diferentes momentos, tuvieron sus gobiernos.

¿Cuál es el carácter de la guerra de Ucrania?

¿A que se parece más la actual guerra de Ucrania? ¿A la Primera Guerra Mundial, donde Inglaterra y Alemania y sus respectivos aliados, se enfrentaban, disputando colonias y mercados? ¿O a las posibles guerras de Marruecos contra Francia; de India contra Inglaterra; de Persia, China, Ucrania, contra Rusia, de las que habla Lenin?

Veamos las condiciones objetivas de la realidad concreta, para pode determinar el carácter de esa guerra que, según Lenin, es “para un marxista, premisa indispensable que permite resolver el problema de su actitud ante ella.”

Desde 1914, Rusia se apoderó de una parte de Ucrania y, desde hace 2 años el ejército ruso, cualitativamente superior al ucraniano, está realizando un brutal ataque, una invasión por tierra, apoyada en permanentes bombardeos, con el objetivo declarado de llegar a Kiev y reemplazar el gobierno por otro que le responda políticamente. Esa invasión ha provocado una fuerte resistencia, que está dificultando los objetivos militares rusos.

Entonces, objetivamente, estamos ante un país, invadido por otro cualitativamente más fuerte, con objetivos colonizadores. Por lo tanto, nos encontramos frente a una guerra de liberación nacional por parte de Ucrania, ¿sería esa una guerra “justa”, “necesaria”, “progresiva”[5] según la definición de Lenin? Es decir, ¿el pueblo ucraniano, tiene derecho o no, a defenderse del ataque militar de Rusia?

O para reconocerles el derecho a su autodeterminación nacional, le debemos exigir, primero, que cambien su gobierno, como se entendería de ese Llamado cuando plantea: “Pero, ¿qué “autodeterminación” puede plantearse para Ucrania, cuando el amargo enfrentamiento entre dos alas de la burguesía nacional sumió a este país en el trágico camino de la guerra y con Zelensky en absoluta sumisión al imperialismo occidental”[6]

Es decir, sería, una defensa condicionada del “derecho de autodeterminación nacional”, cosa que no tiene nada que ver con Lenin.

¿Lo que decimos implica que la de Ucrania es una guerra pura, que el único elemento en ella es el de liberación nacional?

Para nada, esas situaciones puras raramente existen. Por ejemplo, Lenin decía que en la Primera Guerra Mundial, había algunos elementos de guerra de liberación nacional, refiriéndose a los casos de Bélgica y Polonia, pero que lo determinante era el carácter imperialista, dado por el enfrentamiento de las principales potencias imperialistas europeas por el reparto del mundo.

En la guerra de Ucrania, también hay intereses en juego de E.E.U.U y de los imperialismos europeos. Sería infantil esperar que el imperialismo yanqui, el imperialismo hegemónico, el más poderoso del mundo, no interviniese en un conflicto de esa magnitud. Y algo parecido podemos decir de las principales potencias imperialistas europeas, de Alemania, de Francia.  Pero eso no es lo determinante. Lo determinante es la resistencia de un pueblo ante la invasión de una potencia cualitativamente más poderosa.  No se trata de una guerra entre Rusia y la OTAN. Se trata de una agresión de Rusia a Ucrania.

Eso se expresa, por un lado, en el apoyo popular a la resistencia y en la reacción del movimiento obrero que, si bien no logró una participación independiente, se alistó masivamente, en forma voluntaria, en el ejército ucraniano para resistir al ejército invasor.

Y, por otro lado, también se expresa en la actitud del imperialismo yanqui y europeo, que si bien apoyan a Ucrania, lo hacen a cuentagotas, como se ve en la negativa de enviar aviones de caza, elemento fundamental para combatir una invasión terrestre.  A diferencia de la resistencia ucraniana que quiere la derrota militar de Rusia, el imperialismo quiere una salida negociada, porque es consciente de lo que podría significar para la clase obrera y las masas del mundo, en especial de Europa, la derrota de uno de los más poderosos ejércitos, por la acción de una resistencia con el carácter obrero y popular de la ucraniana.

El papel que juega el imperialismo no cambia el carácter de liberación nacional de la guerra de Ucrania. El imperialismo no actúa por ideologías, no tiene escrúpulos para determinar dónde y de qué forma interviene. Lenin plantea que el imperialismo inglés y francés jugó un importante papel en la revolución de febrero de 1917.[7], pero nunca planteó que esa intervención cambiaba el carácter obrero de la revolución rusani que esodefinía la participación o no en esa revolución.

¿Y el papel de Zelensky? Sin ninguna duda es un agente del imperialismo, y no sólo no se puede confiar en él, sino que hay que enfrentarlos por sus ataques a las condiciones de vida los trabajadores y las masas populares, como lo están haciendo trabajadores ucranianos, al mismo tiempo que luchan contra el invasor ruso.

No hay dudas de que nunca se logrará una verdadera paz, en Europa y en el mundo, mientras no se derrote al imperialismo con el triunfo de la revolución socialista mundial. Pero para avanzar en ese objetivo, para enfrentar al gobierno burgués ucraniano, para avanzar en organización independiente de los trabajadores que los encamine hacia la lucha por un poder obrero, ¿lo que más favorece es el triunfo de la invasión rusa o su derrota?

¿Cuál debe ser la política de los revolucionarios, ante la guerra de Ucrania?

En principio, no puede ser la misma política para Rusia que para Ucrania, porque como dijimos no estamos ante una guerra imperialista similar a la Primera Guerra Mundial. Estamos en una guerra de agresión colonialista de parte de Rusia y una guerra de liberación nacional de parte de Ucrania.

Si se diera un movimiento en Rusia por la “Paz”, de “No a la Guerra”, por “el retorno de las tropas”, similar al que se dio en EE.UU durante la guerra de Vietnam, sería muy progresivo, ayudaría a la derrota del ejército invasor y llevaría a los trabajadores y el pueblo ruso a enfrentar a Putin. Los revolucionarios deberíamos agregar “por el triunfo de Ucrania”.

Pero, esa política aplicada en Ucrania es totalmente reaccionaria. Porque llamar a ¡No a la Guerra!, en momentos en que se está desarrollando la invasión rusa, es llamar a los obreros y al pueblo ucraniano a no resistir, a aceptar resignados el triunfo de la invasión, a someterse a una nueva opresión rusa.

Los autores del Llamamiento con el que estamos polemizando defienden esa política. A partir de su equivocada definición de la guerra, plantean: “contra los dos bandos” “ni uno, ni otro”, por el “derrotismo revolucionario”, “contra las guerras del capital”. 

Ante planteos similares, Trotsky decía que no en todos los casos el proletariado lucha contra su propio ejército “nacional”, y que no se puede utilizar al “derrotismo revolucionario” como una abstracción vacía[8].

Los firmantes del Llamamiento se deberían preguntar, por qué la propuesta de ¡No a la Guerra!, es la que levanta un sector del imperialismo para ir a una negociación dondeUcrania acepte ceder una parte de su territorio, para así lograr la “paz”. Y, por qué esa propuesta es hoy rechazada por el sector más progresivo de la realidad, los obreros ucranianos, que no quieren aceptar el ser derrotados por su histórico opresor ruso.

Nosotros, no tenemos dudas, por tratarse de una guerra de liberación nacional ante el ataque colonialista de Rusia, como Lenin decimos que las guerras de liberación nacional son progresivas, son necesarias, orientan hacia el lado correcto de la historia, porque su triunfo abre mejores condiciones para la lucha obrera contra la burguesía, para la lucha por el poder. Por eso en esta guerra, no somos Ni-Ni, tenemos un lado.

En la Guerra de Malvinas, a pesar de dictadura genocida, estuvimos por el triunfo de Argentina y la derrota de Inglaterra. En la guerra de Ucrania, sin depositar ninguna confianza en Zelensky y denunciando sus capitulaciones y sus políticas antiobreras, hoy estamos junto a los trabajadores ucranianos y por la derrota de la invasión rusa. 

Nuestra posición no es solo declamatoria, ni romántica. Por eso, parte central de nuestra política es la exigencia de armas para Ucrania, ya que, como Trotsky, opinamos, que no tiene nada que ver con la política revolucionaria, el negarse a ver esa necesidad de la guerra.[9]


[1] Firmantes del Llamado: Ricardo Antunes – Profesor de Sociología del Trabajo, Universidade Estadual de Campinas (Brasil); Himani Bannerji – Profesor Emérito de Sociología, Universidad de York (Canadá);Alain Bihr – Profesor Honorario de Sociología, Universidad de Bourgogne-Franche-Comté (Francia); Alex Callinicos – Profesor Emérito de Estudios Europeos, King’s College London (Reino Unido); Maurice Carrez – Profesor Emérito de Historia Contemporánea, Universidad de Estrasburgo (Francia); Aldo Casas – Antropólogo, Consejo de  redacción de Revista Herramenta (Argentina); Virginia Fontes – Profesora de Historia, Universidade Federal Fluminense (Brasil); Yassemine Mather – Investigadora principal, Universidad de Oxford, editora de la revista Critique: Journal of Socialist Theory (Reino Unido); Roland Pfefferkorn – Profesor Emérito de Sociología, Universidad de Estrasburgo (Francia); Lucia Pradella – Lector en Economía Política Internacional, Presidente de la UCU Branch del King’s College de Londres (Reino Unido); Vladimir Safatle – Profesor de Filosofía, Psicoanalista, Universidade de São Paulo (Brasil);  Adrian Sotelo Valencia – Profesor de Sociología, Universidad Nacional Autónoma de México; Raquel Varela – Profesora de Historia del Trabajo, Universidade NOVA de Lisboa (Portugal); Renan Vega Cantor – Profesor de Historia, Universidad Pedagógica Nacional de Bogotá (Colombia).

[2] Lenin,  La Cuestión de la Paz, octubre de 1915.

[3] Lenin, Conferencia sobre la guerra y el proletariado, octubre 1914

[4] Lenin, El socialismo y la guerra.

[5] Idem

[6] Llamamiento a una jornada de movilización internacional contra as guerras del capital. https://www.facebook.com/share/p/f8p9yeChebBig17Q/?mibextid=xfxF2i

[7]    Todo el curso de los sucesos en la revolución de febrero-marzo muestra claramente que las embajadas inglesa y francesa, con sus agentes y sus «influencias», que llevaban mucho tiempo haciendo los esfuerzos más desesperados para impedir los acuerdos «separados» y una paz separada entre Nicolás II (esperamos y haremos lo necesario para que sea el último) y Guillermo II, organizaron directamente un complot con los octubristas y los demócratas constitucionalistas, con parte del generalato y de la oficialidad del ejército, sobre todo, de la guarnición de Petersburgo, para deponer a Nicolás Románov. Si la revolución ha triunfado tan rápidamente y de una manera tan radical —en apariencia y a primera vista—, es únicamente porque, debido a una situación histórica original en extremo, se fundieron, con «unanimidad» notable, corrientes absolutamente diferentes, intereses de clase absolutamente heterogéneos, aspiraciones políticas y sociales absolutamente opuestas. A saber: la conjuración de los imperialistas anglo-franceses, que empujaron a Miliukov, Guchkov y Cía. a adueñarse del poder para continuar la guerra imperialista, para continuarla con mayor encarnizamiento y tenacidad, para asesinar a nuevos millones de obreros y campesinos de Rusia a fin de dar Constantinopla… a los Guchkov, Siria… a los capitalistas franceses, Mesopotamia… a los capitalistas ingleses, etc. Esto de una parte. Y de otra parte, un profundo movimiento proletario y de las masas del pueblo (todos los sectores pobres de la población de la ciudad y del campo), movimiento de carácter revolucionario, por el pan, la paz y la verdadera libertad. (Lenin, Cartas desde Lejos, primera carta, marzo 1917)

[8] Una actitud irreconciliable contra el militarismo burgués no significa nunca que el proletariado en todos los casos entre en lucha contra su propio ejército “nacional»(…) Los escolásticos ultraizquierdistas no piensan en términos concretos sino en abstracciones vacías. A la idea del derrotismo la han transformado en un vacío semejante. No pueden ver claramente ni el proceso de la guerra, ni el proceso de la revolución. Buscan una fórmula herméticamente cerrada que excluya el aire fresco. Pero una fórmula de este tipo no puede ofrecer ninguna orientación a la vanguardia del proletariado. (Aprendan a pensar)

[9] “Supongamos que mañana estalla una rebelión en la colonia francesa de Argelia bajo la bandera de la independencia nacional y que el gobierno italiano, motivado por sus propios intereses imperialistas, se prepara para enviarle armas a los rebeldes. ¿Cuál debe ser la actitud de los obreros italianos en este caso? Intencionalmente he tomado un ejemplo de rebelión contra un imperialismo democrático con la intervención a favor de los rebeldes de un imperialismo fascista. ¿Deben los obreros italianos evitar el envío de armas a los argelinos? Dejemos que los ultraizquierdistas se atrevan a contestar afirmativamente esta pregunta. Cualquier revolucionario, junto con los obreros italianos y los rebeldes argelinos, repudiarían tal respuesta con indignación. Aunque al mismo tiempo estallase una huelga general marítima en la Italia fascista, los huelguistas deberían hacer una excepción en favor de aquellos barcos que llevasen ayuda a los esclavos coloniales en rebelión; de otra forma no serían sino viles sindicalistas, no revolucionarios proletarios. Al mismo tiempo, los obreros marítimos de Francia, aunque no se enfrenten a ninguna huelga, estarán obligados a realizar cualquier esfuerzo para bloquear el embarque de municiones que se pretenda usar contra los rebeldes. Sólo una política tal, por parte de los obreros italianos y franceses, constituye la política del internacionalismo revolucionario” Trotsky, Aprendan a pensar, 1938-Escritos de León Trotsky (1929-1940)

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