Por A. Lavoe

El 2020, la pandemia, aulas virtuales y la educación online.

La situación del 2020 para el conjunto de profesores, asistentes de educación, madres, padres, apoderados/as, y estudiantes, no fue fácil, no sólo debido a que estudiantes que terminaban el cuarto año de enseñanza media, en donde muchos no lograron prepararse de manera óptima para rendir una prueba que define injustamente su futuro.

La educación en el año pasado, con la propagación del coronavirus, hizo más visible las brechas al tener las clases virtuales, muchos no pudieron aprender a leer, escribir, sumar o restar, no solo porque no se tenía la tecnología digital de comunicación e información adecuada, sino porque tampoco existían condiciones en el hogar, debido al hacinamiento habitacional que afectaba directamente la experiencia de aprendizaje a un número no menor de estudiantes de familias allegadas, o estudiantes sin casa.

Los sectores populares más golpeados en la educación fueron estudiantes de escuelas y liceos de financiamiento público, que nuevamente se vieron afectados en el acceso total al currículo académico, por sus condiciones materiales de vida marcada por la pobreza, vulnerabilidad y la cesantía de sus adultos cuidadores, donde familias priorizan satisfacer sus necesidades básicas de alimentación y búsqueda de trabajo, desplazando acompañar las experiencias de aprendizaje escolar de estudiantes, mientras  en las escuelas privadas estudiantes  accedían a clases virtuales en escritorios  e inmobiliario  escolar óptimo, notebook último modelo, con conexión a internet con alta velocidad.

Por parte del MINEDUC, solo buscaron por todo Chile, que se ejecutaran clases presenciales responsabilizando a las mismas comunidades escolares, si existía un contagio de COVID-19, desentendiéndose si existía consecuencias en la salud de estudiantes, funcionarios y familias.

Además de parte del MINEDUC se perpetuó la segregación al no brindar coberturas igualitarias para todo el estudiantado, en ningún momento se manifestó lo importante que hubiera sido que existieran zonas Wifi público, para garantizar el acceso a internet a estudiantes, cuestión fundamental para conectarse a clases on line, o la entrega inmediata de TIC (notebook, tablets, PC) a cada estudiante de Chile, aspectos básicos que hubiesen favorecido un acceso a este tipo de aula virtuales.

PDT 2021

En un sitio web el ministro de educación se refirió a que la PDT 2021, contemplaba una menor cantidad de contenidos, que iba a primar las competencias “esenciales” para un buen desempeño a la educación superior.  Al respecto aludía que se eliminaron 1/3 de contenidos, que se iba a realizar el 4 y 5, el 7 y 8 de enero del 2021.

Con esta afirmación deducimos que se continuará esta prueba que responde a la mantención de la educación de mercado, para seguir controlando el ingreso a la universidad, donde hijos de ricos utilizan los cupos de las carreras, mientras los pobres no tienen internet, ni computador para estudiar, perpetuando un sistema de educación desigual y precario.

En este sentido se visualiza que esta nueva prueba de selección universitaria, busca ser un filtro para quienes buscan acceder a la educación superior, manteniendo una prueba estandarizada, donde a los establecimientos privados obtiene excelentes resultados, mientras que estudiantes provenientes de la educación pública en su mayoría no logra aprobar para ingresar a la universidad.

A movilizarse por el acceso universal a la educación gratuita, estatal, pública laica y no sexista

Los secundarios fueron los protagonistas y parte de la primera línea del proceso revolucionario de octubre del 2019, y son quienes ahora retoman sus movilizaciones para detener este sistema de educación que limita que sectores de trabajadores, y del pueblo pobre pueda acceder a la educación superior.

En el camino de las movilizaciones, se torna urgente no solo que se fortalezca la auto organización de secundarios y su unificación a nivel nacional y en regiones, sino también que se pueda sumar estudiantes universitarios, ya que el poder de estamentos como de profesores, asistentes de educación y apoderados, deben robustecerse, también en las universidades, fomentando cogobiernos democráticos  triestamentales, que decidan funcionarias/os, estudiantes y académicos/as, por sobre al autoritarismo de rectoría, haciendo rodear de solidaridad la lucha que está llevando secundarios para terminar con la segregación educacional que somete a los pobres a pagar las consecuencias de la educación de mercado.

Se necesita de manera urgente movilizarse por nacionalizar los recursos naturales como el cobre y los no cobre, que sean controlados por la clase trabajadora, para financiar la educación pública, gratuita laica y no sexista y terminar con este modelo educacional que está al servicio de los ricos, y colocar la educación para satisfacer las necesidades del pueblo trabajador y pobre. Se torna necesario que organismo como la CUT, o en CONFECH, llamen a movilizarse para detener este sistema de educación de mercado ahora.

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