Jose Villarroel

De chico soy un seguidor del fútbol, de tal manera que tengo imágenes que no puedo olvidar. Siempre me llamó la atención que había entradas de distinto precio, y que cada una correspondía a un sector del estadio. Las costosas eran la marquesina, las “baratas” (o en realidad, las no tan caras) la galería. En la primera estaban todos sentados, no gritaban, los hinchas aparentemente no llevaban la camiseta del club, sino que muchos iban con camisa, “esa es la parte cuica”, me decían. En la galería, todos estaban parados en los tablones, los hinchas perdían la voz de tanto gritar, y por cierto, todos llevaban puestas camisetas de su equipo.

Es curioso, pero al parecer, el estadio está distribuido como toda la sociedad, por un lado, la marquesina donde van los empresarios y patrones, por el otro, esta la galería donde va la clase trabajadora.

El fútbol: Una historia ligada a la clase trabajadora

Inicialmente muchos clubes en Chile y el mundo fueron levantados producto de la organización de los trabajadores y la juventud, desde sus sindicatos, barrios o casas de estudios. En ese instante, los clubes respondían a los intereses de los jugadores, hinchas y funcionarios, y ellos tomaban las decisiones.

En Chile “Fernández Vial” de Concepción, tiene sus orígenes en los trabajadores ferroviarios, hasta hoy, se reconoce como un club de la clase obrera; la U, organizado por los estudiantes de la Universidad de Chile; Palestino, hoy reconocido por el pueblo Palestino como su “Selección Nacional”.
Y hay más ejemplos aún: el Arsenal de Inglaterra, creado por los obreros de una fábrica de armamento; o el PSV de Holanda, formado por obreros de la fábrica Phillips, en Rusia hallamos el Lokomotiv de Moscú, el que originalmente se llamó “Club de la Revolución de Octubre”, en homenaje a la revolución rusa.

El fútbol en el capitalismo

Sin embargo, con el desarrollo del capitalismo los clubes pasaron al control de los empresarios. Ahora, solamente ellos toman las decisiones, y peor aún, siguen los lineamientos políticos que ellos deseen. Es cosa de ver quiénes son dueños de los clubes. De Colo-Colo es Gabriel Ruiz-Tagle, el mismo que organizó la colusión del confort y también ex ministro de Piñera. Mientras que de la U de Chile es Carlos Heller, dueño del canal MEGA, Aguas Andinas, LATAM, Club Hípico, entre otras grandes empresas.

Veamos un caso que sucedió hace poco tiempo, Nicolas Maturana, futbolista de la Universidad de Concepción critico a Piñera por el cobro en el cambio de los medidores eléctricos, ¿cuál fue la respuesta de la dirección del club? Lo citó a reunión y dijo que sus declaraciones “fueron inoportunas”. Como vemos hasta las palabras que utiliza un futbolista para protestar frente a un abuso empresarial son limitadas, ¿limitadas por quién? Por los empresarios dueños de los clubes.

Acordémonos del partido que jugo la selección chilena contra Honduras   noviembre pasado, estaba en plena coyuntura el asesinato Camilo Catrillanca, se hizo un llamado a hacer  un minuto de silencio en su memoria, la ANFP no lo autorizó pero las selecciones de ambos países se abrazaron antes del comienzo del partido e hicieron igual el minuto de silencio, que los hinchas en todo Chile aplaudimos.

Se ven estímulos por recuperar lo nuestro

Hoy por hoy vemos como la clase trabajadora, la juventud y los sectores populares siguen reclamando al futbol como suyo. Ya se ha hecho tendencia durante los últimos años que las hinchadas de distintos clubes van a las manifestaciones por No + AFP, del 8 de marzo, 1° de mayo, 12 de octubre y 11 de septiembre entre otras. A mediados de febrero la hinchada del O’Higgins se manifestó en contra de la publicidad del Mc Donalds en su camiseta, donde los números simulaban papas fritas con kétchup. O como también las y los hinchas del Santiago Wanderers apoyaron la última huelga de los trabajadores portuarios de Valparaíso.

¿A qué conclusión debemos llegar con este artículo?

¿Amargarnos con el fútbol? No, para nada. Lo qué si tenemos que hacer es darnos cuenta de que también el fútbol como cualquier otra dimensión de nuestra vida está siendo controlado por una clase social, por un grupo reducido de empresarios o burgueses que aumentan sus arcas a costa del sacrificio que hacemos los hinchas pagando sus usureras entradas.  Ellos no solo controlan el fútbol, también la luz, el agua, el gas, la educación, la salud, las AFP, hasta el mismo Estado. El capitalismo es el sistema en el que ellos son dueños de todo, y los trabajadores de nada. Debemos sacarlos del poder no solo del futbol si no de toda nuestra vida, para que los deportes, el arte, todos los ocios sean de acceso popular y no de una elite debemos luchar por levantar un gobierno obrero y popular, así la toma de decisiones será a partir de nuestros intereses y necesidades, sólo así recuperaremos al fútbol para nosotros.

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