Por Luis Pérez

Desde el inicio la revolución chilena, el día 18 de octubre de 2019, millones de personas han salido a las calles en todo el país, demostrando que el sistema capitalista y neoliberal impuesto en chile, ha hacho insorportable la vida de los sectores populares y la clase trabajadora. Pensiones miserables, educación elitista y sexista, un sistema de salud que condena a la espera y a la muerte a miles de personas, el tormento de NNA en el SENAME, y un sistema de explotación y sub empleo que se profundiza día a día, son las causas más re nombradas de un estallido de violencia popular, que se canaliza en contra del gobierno de piñera, el parlamento, los empresarios y las fuerzas represivas.

Como respuesta a la revolución social, el gobierno de piñera junto con el parlamento, han impulsado y aprobado un conjunto de leyes represivas, que buscan criminalizar y restringir los métodos de lucha, que las masas han llevado a cabo, esto con el propósito de frenar su avance en la lucha de clases, y así evitar a toda costa una gran huelga general, que termine por desestabilizar completamente al Gobierno de Piñera y al conjunto de los empresarios. Sin embargo, la fuerza de la Juventud no se ha hecho esperar, es así que el retorno a clases de los secundarios en marzo 2020, inmediatamente generó las condiciones para su re articulación en la lucha por las demandas del conjunto del pueblo, un pueblo que a la fecha contabiliza 42 asesinados por las fuerzas represivas, junto con más de dos mil compañeros y compañeras presas por luchar en contra de este sistema.

Junto con lo anterior, el Gobierno empresarial de Piñera, a fin de evitar, la incorporación de la clase obrera del sector industrial, como los trabajadores portuarios, forestales, mineros, agrícolas, etc a la Revolución Chilena, han buscado generar un clima de incertidumbre económica en Chile, culpando a la Revolución del aumento del desempleo y la violencia en las calles. Es así que el gobierno prefiere atribuir el 7,4% de desempleo en Chile al “Estallido social”, en vez de decirle al conjunto de la población, que estamos en medio de una de las crisis económicas más profundas desde la de 1929. Con esto, el gobierno busca colocar a la clase trabajadora en contra de la juventud, de tal forma que esta Revolución no avance hacia una Huelga general productiva, que ponga en jaque al gobierno y a la clase capitalista.

El problema es que si vamos a las fuentes, es el mismo Nouriel Roubini, destacado economista Estadounidense, que anticipó la crisis del año 2008, quién en una columna del diario el Mercurio de Septiembre de 2018, fue claro al plantear que: “el 2020 se desencadenará una nueva crisis financiera, que dará paso a una recesión económica. “la próxima crisis y recesión podría ser aún más severa y prolongada que la anterior”. A lo cual agrega que “Los responsables de las políticas que deben enfrentar la próxima recesión tendrán sus manos atadas, mientras que los niveles generales de deuda son más altos que durante la crisis anterior”. ( 21 de septiembre 2018. www.emol.cl)

La Crisis Económica Mundial

En ese sentido, lo primero que se debe dejar en claro, es que esta es una crisis del patrón de acumulación capitalista bursátil, que prácticamente se sostiene en alfileres, con la especulación financiera, y el saqueo indiscriminado de los recursos naturales; a esto se suma la super explotación de la clase trabajadora mundial, y al endeudamiento público de los Estados, tal como ocurrió en la crisis económica del año 2008, la crisis sub prime, donde la sobre venta de deudas entre el mercado inmobiliario y la banca, se pagaron con los impuestos de la clase trabajadora. Junto con esto, la guerra comercial arancelaria entre China y Estados Unidos va en escalada, y está afectando a todas las economías en que estas potencias imperialistas tienen puestas sus garras, conflicto que se ve agudizado por la sobre explotación de los recursos naturales, y una crisis climática, jamás vista en la historia de la humanidad.

La crisis económica mundial 2020, ya se preveía en Agosto de 2019, cuando China estaba creciendo a su ritmo más lento en 17 años, y el PIB de Alemania se contrajo un 0,1% en segundo trimestre, mientras que el de Rino Unido retrocedió un 0,2%, ayudado por la confusión que rodea al Brexit. En el mismo periodo el índice Dow Jones de Wall Street cayó 800 puntos (un 3,05%, el mayor descenso durante un mismo día registrado en lo que va del año), así también, el índice Standard & Poor´s 500 bajó 2,93% y el Nasdaq retrocedió un 3,02%. (BBC News Mundo, 15 de Agosto 2019). Estas caídas en picada de los indicadores de las potencias económicas mundiales, han continuado hasta la fecha, con alti bajos que están afectado profundamente a las economías semi coloniales, por lo mismo, el día jueves 12 de Marzo del presente, la Bolsa Chilena de Comercio tuvo una caída de 6,33%, la mayor desde el 2011, en línea con el derrumbe de los mercados mundiales ante la los temores por el nuevo corona virus.

Todos estos indicadores, son expresiones del derrumbe de la economía capitalista mundial, constituyendo el escenario predilecto de una revolución, que se expande hacia todos los confines, tomando los casos de Hong Kong, Haití, Ecuador, Puerto Rico, Chile, Irán, Francia, el Líbano, entre miles de manifestaciones y choques de clase en el resto del mundo. En ese marco, es imposible que la clase capitalista mundial pueda culpabilizar a la revolución de sus propios males, tales como el desempleo, la falta de agua y la hambruna, que azota a diferentes rincones del planeta, porque son millones de personas en todo el mundo, que ya no le creen a la elite mundial.

Crisis Económica y desempleo en Chile

Pese a la profundidad de la crisis del sistema capitalista mundial, montada en las espaldas de los explotados y oprimidos del mundo, el desempleo sigue siendo el talón de Aquiles de la estabilidad socio económica de un país, como consecuencia, la visión del gobierno y los empresarios en torno a este tema, siguen presente en el imaginario de algunos sectores de la clase trabajadora, y la pequeña burguesía. Esta visión se expresaría en que de acuerdo a la posición de los empresarios, sería el “estallido social” el causante principal de la inestabilidad económica y el desempleo que se vive en Chile. No obstante, el empresariado, en ningún caso habla del desempleo estructural, ni de las dificultades históricas de las PYMES, ni menos de como el 1% y el 10% más rico, son los verdugos de la clase trabajadora mundial, a su vez los verdaderos culpables del desempleo y la destrucción despiadada de la producción.

En el sentido anterior, si sólo se analizara el desempleo en perspectiva oficial, en la actualidad, según datos del INE, la tasa de desocupación se ubica en torno a 7,4%. Pero podría ir más allá, de hecho, De Gregorio, presidente del Banco Central de Chile, advirtió hace algunos meses, que de concretarse la recesión, el desempleo podría estar por encima del 10%, similar al promedio anual del año 2009 en el marco de la crisis sub prime. En ese año, la internación de productos retrocedió 31%, pero lo complejo es que durante la última semana de octubre de 2018, este registro cayó 33% (El Mercurio 21 sept 2018), lo cual constata nuevamente que estamos en medio de una crisis profunda del sistema capitalista, la cual se agudiza conforme avanza el tiempo, afectando con más fuerza a la clase trabajadora de países exportadores como Chile.

Si bien es cierto, el sistema Capitalista es mundial, en los países con burguesías exportadoras, como América Latina y Sudáfrica, históricamente se ha impuesto el colonialismo y el neo colonialismo como sistema de saqueo, esto bajo la orientación de privar a dichos países de la posibilidad de impulsar sus propias revoluciones, a fin de someterlas a un régimen de esclavitud disfrazada de una Falsa libertad. Dicha libertad busca ser sustentada, bajo el discurso del Liberalismo Económico, donde en la práctica los únicos libres son los capitalistas, banqueros y terratenientes, libres de explotar a los trabajadores y a los campesinos, esto a cambio de salarios miserables, y el saqueo indiscriminado de sus recursos naturales.

Chile es fiel reflejo de esa realidad, porque pese al discurso empresarial sobre prosperidad económica, esta imagen del “Jaguar de América Latina” es totalmente falsa, lo cual ha sido dejado en evidencia por esta Revolución. Parte de dicha evidencia, es el desempleo estructural al cual ha sido sometida la clase trabajadora, disfrazándolo de empleo informal. Según datos del INE durante el año 2018,el número de trabajadores que realizaba tareas informales era superior al 30% de la fuerza laboral, (es decir alrededor de 2,5 millones de personas), indicando que 1 de cada 3 personas en edad de trabajar, recibió algún tipo de ingresos por trabajos sin mediar un contrato de por medio, es decir, sin derecho a la salud, ni a seguridad ni a previsión social. Cifra que se mantiene cercana al 29% durante el año 2019. (ATCOM.CL/ 14 DE OCTUBRE 2019).

Chile no sería el único país en donde prima esta realidad, ya que otros países presentarían un carácter bastante similar, entre los cuales se encuentran Sudáfrica (30%), Turquía (33,2), y Kazajistán (29,6%), cifra que crece en países como ecuador (40,3), Colombia (69,6%) y Perú (74,3%), según datos de la organización internacional del trabajo. Como es posible observar, un común denominador entre estos países es el empleo informal, es decir trabajo externalizado, “flexible” y precario. No obstante, el elemento principal es que los gobiernos de cada uno de estos países, contabilizan el trabajo informal como parte del empleo garantizado, por el régimen de gobierno, cuando en su mayoría corresponde a auto empleo, generado en forma individual (1.830.000 trabajadores en el caso de Chile) o a trato con algún empresario. Con la expansión del Coronavirus, los trabajadores informales, serán uno de los sectores más desprotegidos, porque ningún empresario, ni siquiera el Estado les garantizará un ingreso permanente, si su trabajo se ve afectado, y tendrán que valerse de sus propios medios para sobre vivir a esta pandemia, que afecta al conjunto de la clase trabajadora.

Las Pymes y la gran empresa en medio de la crisis económica

El 1% más rico del mundo, y también de Chile, son los culpables de las injusticias y miserias que vive la clase trabajadora, y su posición “a favor del pleno empleo” como lo hace el empresario Sebastián Piñera, es una absoluta mentira, ya que en Chile, las cifras oficiales señalan que los más de 5 millones de empleos directos, en realidad son generados por pequeñas y medianas empresas (PYMES) y no por los grandes empresarios. El problema es que la gran mayoría de las PYMES son unidades de subsistencia, que no pueden competir con los grandes empresarios, por lo cual, pese a concentrar el 70% del empleo a nivel nacional, sólo generan el 20% de las ventas brutas, mientras que el 80% del dinero de las ventas, van directo al bolsillo de los grandes grupos económicos1, como los Luksic, los Matte, los Angelini, los Larraín, Solari, etc. (pro pime. Com/ 3 Enero 2018).

Debido a lo anterior, cuando hablamos de desempleo en Chile, principalmente se refiere a puestos de trabajo que han perdido las PYMES, que no se han perdido precisamente por el “Estallido Social”, dado que si nos vamos a mediados de Septiembre de 2019, es decir un mes antes del comienzo de la Revolución Chilena, ya eran 1.132 empresas las que habían iniciado procesos de quiebra, en el marco de la crisis económica mundial, de las cuales los trabajadores más afectados, fueron los pertenecientes a las pequeñas y medianas empresas (PYMES) (medio. 17 Septiembre 2019. www.biobio.cl)

Con lo expuesto hasta el momento, es preciso señalar que la crisis del capitalismo no es un hecho coyuntural, como lo intentan disfrazar los economistas burgueses, más bien sería una reacción en cadena, que año tras año, va dando cuenta de un conjunto de acontecimientos que van forjando la destrucción de la producción en forma sostenida. Ejemplo de esta lógica destructiva del capitalismo, se visualiza a mediados del año 2018, año en que quebraron muchísimas empresas productivas, con una importante concentración de trabajadoras/as, tales como la fábrica de containers Maersk, constructora CIAL, Pastas Suazo, La Azucarera Ianza de Linares, Unilever, etc. Durante ese año, la industria manufacturera perdió 36 mil puestos de trabajo, además fueron 1.341 firmas que iniciaron su quiebra en 2018, más que el año 2017. (www.df.cl)

Posteriormente, a la fecha de Septiembre de 2019, fueron 1.132 empresas en Chile las que iniciaron procesos de quiebra, con una liquidación de bienes de las compañías superior en un 30% respecto al mismo periodo del año 2018, entre estas empresas destacaron calzados guante, Shoes & Shoes, Gacel, Albano y Calzados Beba. (www.cnn.cl/17.09.2019). En la misma tónica, ya a febrero de 2020, se habían declarado en quiebra más de un centenar de empresas en Chile, durante el mes de enero del presente; en ese periodo, fueron 133 empresas las que liquidaron sus bienes por deudas, lo que representa un aumento de 22% en comparación con igual mes del año anterior. (www.biobio.cl/18 de Febrero 2020).

Conclusiones y una salida al problema

A partir de toda la información expuesta, es posible sostener en primer lugar, que el desempleo existente en Chile, no tiene una relación directa con el inicio de la revolución de Octubre 2019, sino más bien con las crisis cíclicas del capitalismo mundial, siendo el propio sistema capitalista, que en forma deliberada prefiere destruir espacios productivos, a tener que asumir el costo de que los trabajadores se organicen y conformen sindicatos que exijan socializar las ganancias de la empresa; debido a lo mismo, los empresarios prefieren mantener un desempleo estructural, que tiene por motivación principal generar divisiones al interior de la clase trabajadora, esto con la finalidad de apartarla de los sectores sociales que están luchando en contra del sistema capitalista.

Junto con lo anterior, el imperialismo mundial, ha entrado en una fase recesiva sin precedentes, caracterizada por el agotamiento de los recursos naturales, una aguda crisis hídrica y energética, y la generación incesante de mercados especulativos sin una base material, en donde la deuda de los Estados Nacionales con el FMI y el BM, se pagan con la precarización de la mano de obra de la clase trabajadora y la venta de los recursos naturales. Esta crisis se agudiza con la expansión del Corona Virus, porque moviliza a las trabajadoras/es a defender sus vidas, haciendo llamados a no concurrir a las faenas, frente a la indolencia de los capitalistas que solo están centrados en sus ganancias.

Los empresarios siempre buscarán mantener a los trabajadores controlados en sus puestos de trabajo, con ese temor permanente a perder su fuente laboral, y con la amenaza de que siempre habrá alguien desempleado, que haría lo que fuera por tomar el puesto de quien reclama sus derechos. Es por eso, que el discurso de Piñera en Chile, es dirigido en contra de la revolución, inculpándola de la pérdida de empleos, sin hablar nada de la recesión económica mundial, porque de esa forma se aparta a la clase trabajadora de la acción de las masas, con lo cual se mantiene salvaguardado el sector industrial pesquero, maderero, textil, alimentario, entre otros, que siempre estarán sujetos al peligro inminente de que los trabajadores avancen hacia una gran huelga general, que paralice totalmente la economía.

Así mismo, las direcciones políticas del NO + AFP, del magisterio, la CONFUSAM, y la ANEF, que hoy conforman la Mesa de Unidad Social, hace algunos días convocaron a un irrisorio paro de 11 minutos, siendo estas direcciones verdaderos cómplices que sostienen al Gobierno de Piñera, y que en vez de alentar a los trabajadores a unificar sus fuerzas en una gran huelga general, los mantienen separados de la vanguardia, es decir la primera línea, y en un completo aislamiento de la Revolución en curso que vive Chile.

Finalmente, es vital para profundizar esta revolución, la incorporación de la clase obrera a la vanguardia del movimiento, por lo cual debemos tomar la responsabilidad de organizarnos y unificarnos para combatir este falso discurso proveniente de la patronal sobre el «pleno empleo», y denunciar que ellos son los culpables de la profunda crisis económica existente, y de la pobreza en que hoy se encuentran miles de trabajadoras en todo el país. Sin embargo, también debemos presentar una alternativa, la cual debe apuntar a construir organismos de poder desde las trabajadoras, expulsar a las burocracias sindicales, y avanzar hacia una gran Huelga General, que transforme esta revolución en una revolución socialista, que establezca en todo el territorio un Gobierno Obrero y Popular.

1 El 6,8% de las empresas chilenas pertenece a un grupo empresarial. En las microempresas en tanto el 2,8%, en las pymes el 8,1% y en las grandes empresas el 43,2%. (Ministerio de Economía, Fomento y Turismo, informe de resultados, empresas Chile, Unidad de estudios, Agosto 2017)

  • Casi la mitad de las empresas del país (48,3%) son familiares. En las microempresas y en las pymes el 48,7% y 48,6% respectivamente funciona bajo este esquema, mientras que en las grandes empresas el 39,8%. (Ministerio de Economía, Fomento y Turismo, informe de resultados, empresas Chile, Unidad de estudios, Agosto 2017)
  • Un 4,3% de las empresas realizó envíos al exterior. De estas, un 2,8% participa directamente de los mercados exportadores y un 1,5% realizó envíos a través de un intermediario. (Ministerio de Economía, Fomento y Turismo, informe de resultados, empresas Chile, Unidad de estudios, Agosto 2017)
  • Por tamaño, un 23,2% de las grandes empresas exporta directamente, contrastando con el 2,9% observado en las pymes. (Ministerio de Economía, Fomento y Turismo, informe de resultados, empresas Chile, Unidad de estudios, Agosto 2017)
  • Grandes empresas en Chile, son 1% del total, pero concentran el 85% de las ventas, y generan el 50% del empleo. Las mayores firmas vendieron más de $ 700 millones de dólares en 2016 según los antecedentes del SII (12 Enero 2017.www.df.cl)

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