La situación de las y los trabajadores en Chile es indignante. Entre enero y junio de 2018 9.724 personas murieron en las listas de espera del sistema público. En el hospital San José, en Independencia, la gente es reanimada en el suelo y hospitalizada en sillas. El sueldo mínimo sólo alcanza para cubrir las cotizaciones para la jubilación, la salud, el arriendo, el transporte y un kilo de pan diario. El 66% de los hogares se encuentra endeudado, de esos hogares son 632 mil estudiantes los endeudados sólo por estudiar. También somos el segundo país con mayor depresión en todo el mundo y con mayor tasa de suicidio en toda América Latina.

. Las 1.800 personas más ricas del país viven con 460 millones de
pesos mensuales
. Cerca de 5 millones de personas ganan menos de 400.000 pesos
mensuales
. Si se igualara la riqueza que tienen los empresarios, todos podríamos recibir $10.700.000 pesos periódicamente

La situación de los trabajadores incluso ha empeorado desde tiempos de antaño, a diferencia de lo que nos dicen los políticos y los empresarios. En la actualidad no tenemos asegurada la jubilación, tenemos un código laboral en donde la huelga queda desarticulada por el “aseguramiento de los servicios mínimos” (el reemplazo en huelga), se prohíbe negociar por rama productiva e incluso se promueven pactos de adaptabilidad que flexibilizan el trabajo a costas de no reconocer el descanso dominical y el límite de la jornada laboral (de la cual también estamos retrocediendo de la jornada de 8 horas conquistadas por las movilizaciones de 1933).

Las luchas no han podido rebasar al sistema ¿Por qué?

Desde el 2006, cuando estalla la revolución pingüina, se ha expresado un movimiento ininterrumpido de protestas que involucran a la juventud copando las calles año tras año, teniendo uno de sus puntos más álgidos el año 2011, en que gran parte del estudiantado estuvo movilizado durante 6 a 7 meses. El conflicto se extendió hasta la actualidad, pero la consigna de educación gratuita desapareció de la discusión con la beca “gratuidad”, que tiene ahora a 39.692 estudiantes perdiendo el beneficio y comenzando a endeudarse.

También se observó la movilización por el fin de las AFP, que de manera histórica logró reunir a más 1 millón de personas en las calles, la cual durante dos años logró mantener una movilización constante y un apoyo muy importante por el fin de las AFP. Sin embargo, como respuesta, el gobierno aprueba una reforma de pensiones que mantiene y consolida el negocio de éstas, propone subir las cotizaciones y agrega un 4% de cotización extra que solo tendrá sentido dentro de 40 años más; y quién sabe qué pase en todo ese tiempo.

La confianza en el parlamento es la confianza en los más grandes ladrones

En el movimiento estudiantil, las direcciones del Frente Amplio llevaron la fuerza de los estudiantes a una estéril disputa de “convencer” a los parlamentarios para que no aprueben la reforma educacional, pasando por comisiones de trabajo y agitaciones pacíficas hacia los políticos. Ante esto, el parlamento no hizo más que permitir todo el lucro en la educación, financiar los negocios de las universidades privadas y dar una beca de gratuidad que ilusionó y apagó todo el ímpetu movilizador.

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