Como si no fuera suficiente la crisis sanitaria y económica que golpea a la clase trabajadora, la decadencia del capitalismo nos golpea -como siempre- más fuerte a las mujeres y sectores oprimidos [1]. La rabia e impotencia aumenta frente a casos como el de la chica violada en Valparaíso y recientemente la chica violada en Chillán mientras salía a pasear a su perro durante la cuarentena.

Ya que a los gobiernos les ha importado nada la vida y seguridad de las mujeres -y del conjunto de la clase trabajadora-, en Chile y el mundo viene un importante ascenso nuestra lucha contra la violencia machista y los gobiernos que la reproducen. Solo la pandemia y el resguardo de nuestra vida ha puesto una pausa a la lucha en las calles, pero ello no impide la organización, porque a causa del aumento en la violencia machista necesitamos redes de apoyo para hacer frente a su agudización en el contexto de encierro. La respuesta insuficiente de la ministra Carolina Cuevas y de Piñera nos obliga a exigir reforzar teléfonos de emergencia y más casas de acogida, y por nuestra parte debemos consolidar redes de apoyo y sistemas de alerta desde nuestros barrios, asambleas territoriales y lugares de trabajo.

La lucha y organización de las mujeres se demostró masivamente en la imponente movilización del 8 y 9M, con más de 2 millones de mujeres en todo Chile. Muchas salieron por primera vez a protestar, muchas que antes naturalizaban la violencia machista protestaron y dijeron basta. Las que habíamos sido postergadas y relegadas a segunda o tercera categoría pasamos a la delantera. Fue una movilización gigante, en el marco de una revolución que ha acumulado un profundo odio contra Piñera, el violador de derechos humanos, quien nos mutiló, asesinó y violó a través de sus fuerzas represivas. Fue una protesta que inyectó moral a nuestra lucha y ubicó a nivel país que no callaremos más.

Sin embargo, todo lo progresivo de nuestra protesta, está amenazado por los desvíos que quieran imponer las corrientes reformistas, y en ese marco, por la estrategia de las corrientes feministas, es decir por su proyecto de sociedad y camino para cambiarla. Más aún hoy, cuando a raíz de esta pandemia vemos que el capitalismo lleva a la muerte masiva de la clase trabajadora y con ello a millones de mujeres, es más urgente que nunca hablar de un proyecto estratégico opuesto, una sociedad socialista y cómo construirla.

Nuestro objetivo no es abrir espacios democráticos o incidir en este sistema.Necesitamos destruirlo, y para eso el separatismo no sirve

Primero, los puntos en común. La Asamblea Plurinacional de mujeres reflejó el ascenso revolucionario vivido en Chile. Además de posicionarnos contra la violencia machista logramos como parte de las primeras exigencias del Encuentro, la salida de Piñera, la libertad de los presos por luchar, la huelga general de sectores productivos y una serie de propuestas.

Sin embargo, luego del encuentro, el primer problema surge cuando corrientes separatistas traicionan el llamado a Huelga General Productiva, instalando un llamado a huelga feminista [2]. Eso se combinó con una campaña masiva llamando a que los hombres se quedaran en las casas y no protestaran el 8 ni el 9M, justificando que esta lucha era “solo de mujeres”. Así, durante la marcha del 8M tomó bastante eco el “que se vayan los pololos” o los “machitos” en referencia a todos los hombres, no sólo a los acusados por violencia. Sabemos y defendemos que de las protestas y de la revolución deben salir de inmediato los abusadores, violadores y femicidas. Nuestra lucha es contra ellos. Pero también decimos que los hombres que a lo largo de su vida han reproducido el machismo deben aprender, reconocer sus errores y abandonar sus privilegios de género. Esto no es una lucha formal contra la violencia machista, porque ellos deben luchar contra ellos mismos, incluso contra el mal-llamado “machismo sutil o micromachismo”. Ese combate contra el machismo debe ser para unir a la clase trabajadora, sacar del pacifismo cómodo a los hombres de nuestra clase con respecto a esta lucha, sacudirlos, y eso no será solo con discusión o formación, también en algunos casos llevará a sanciones del movimiento u organizaciones revolucionarias. Sin embargo, esto es con el objetivo de ganar a los hombres a nuestra lucha, y es contraria a la concepción de “que se vayan los machitos” que las separatistas han transformado en un fin en sí mismo, en su única estrategia. Si toda nuestra lucha se reduce a eso, el movimiento de mujeres está destinado a no lograr nuestra emancipación real, es decir va camino al fracaso.

¿Por qué? Porque para acabar con el machismo y con este sistema basado en privilegios necesitamos atacar las bases materiales que lo reproducen, es decir acabar con el sistema de propiedad privada, con la anarquía en la producción que solo se preocupa de obtener lucro para los empresarios, eso es hoy el capitalismo. La burguesía es la gran beneficiada de la opresión a las mujeres, con eso justifica mejores lucros al pagarnos menos sueldos, etc. No se trata solo de una lucha individual contra los hombres en abstracto, sino contra una estructura política, económica y social que los pone en una situación de privilegio por sobre las mujeres. Debemos combatir el machismo cotidianamente, pero si no destruimos el capitalismo que esa estructura que lo sostiene, el machismo y la violencia institucional, hacia la clase trabajadora y hacia las mujeres trabajadoras, continuarán. Si sólo luchamos contra el machismo en abstracto, el sistema seguirá en pie, seguirá siendo la burguesía como clase (hombres y mujeres) quienes gobiernen, y a ellos/as les sirve mantener a la clase trabajadora dividida y con un sector de ella (la mujeres, negros, LGBTIs) en mayor desprotección para asegurar -como dijimos anteriormente- su lucro pagando menores sueldos y no haciéndose cargo de labores domésticas.

La burguesía nos quiere divididos como clase trabajadora para mantener su proyecto de sociedad, para que no tengamos la fuerza para sacarla del poder, para que no podamos derribar esa estructura social y así evitar que conquistemos un gobierno de nuestra clase. Para ese proyecto, y para dividirnos la burguesía necesita reproducir el machismo en el seno de la clase trabajadora, y la política del separatismo como una estrategia en ese sentido sirve también al proyecto burgués. Necesitamos urgentemente combatir el machismo para unir a la clase trabajadora contra los de arriba.

Claramente hay direcciones feministas que por más que se llamen antineoliberales o anticapitalistas, realmente no luchan contra este sistema. Si bien varias forman parte de esta revolución chilena, desde la directiva del Encuentro Plurinacional de mujeres llaman a creer que a través de una Asamblea Constituyente feminista basada en la lucha se resolverán todos los problemas, lo cual es una trampa peligrosa. Desde el MIT reivindicamos la necesidad de una Asamblea Constituyente, pero sabemos que la única forma de garantizarla junto con los cambios que queremos imponer a través de ella (estatización de los recursos naturales, fin de las AFPs, fin de la brecha salarial entre hombres y mujeres) es si la clase trabajadora saca del poder a la burguesía, a los Piñera, a Cuevas, para imponer un gobierno de nuestra clase que acabe con la explotación y la opresión. Necesitamos un gobierno obrero y popular para garantizar una AC libre y soberana. Y esa lucha, no podemos darla sólo las mujeres de nuestra clase, y tampoco la daremos con el conjunto de las mujeres burguesas porque es una lucha contra ellas, contra la explotación y opresión que imponen para mantener sus privilegios de burguesas.

Sobre el idealismo y confusión que siembran corrientes feministas

Por lo anterior, no puede ser más confuso y reaccionario lo que publica la brasileña Kalinda Marín (y es reivindicado por la Coordinadora Ni una Menos Chile). En una polémica con unos sectores feministas, dice que: “El objetivo es abolir todas las clases, toda opresión, toda explotación mediante la distribución equitativa del poder político, económico y social. Queremos construir un movimiento de liberación masiva de mujeres, porque está claro de la historia y de nuestras propias experiencias que solo las mujeres organizadas como una fuerza política independiente pueden garantizar que en la sociedad que imaginamos, la opresión de las mujeres ya no existirá.”… luego continúa “los problemas que atormentaban a las mujeres en el ámbito privado (como la violación, el trabajo doméstico no remunerado, etc.) no fueron las fallas de las mujeres individuales, sino más bien una cuestión del poder de los hombres como clase sobre las mujeres como clase” [3].

¿Qué es la explotación para estas corrientes feministas? ¿La extracción de la plusvalía que hace la patronal al trabajador como decía Marx? Claramente no… Entonces, según ellas en esta sociedad ¿Todos los hombres son una “clase” que dominan a las mujeres? ¿los hombres de Haití dominan a Ángela Merkel? Luego ¿Podemos acabar con la explotación en una lucha sólo de las mujeres organizadas? ¿de la mano con Merkel, con Bachelet, o con quiénes?

Si bien hay muchas cosas que actualizar del marxismo, una de sus contribuciones más importantes es su explicación sobre el funcionamiento de la sociedad, los engranajes centrales del sistema capitalista [4], y cómo se combinan las diferentes opresiones con la explotación, viendo un sistema como un todo. En su texto, Kalinda Marin hace todo lo contrario: afirma que los hombres de conjunto son una clase que domina a las mujeres; introduce elementos de lucha anticolonialista, pero de una forma confusa.

Si queremos acabar con la explotación y opresión como dice Kalinda, lo lógico sería quitarle el poder a la clase que nos explota y reproduce la opresión: la burguesía, hombres y mujeres dueños/as de los medios de producción (minas, puertos, fábricas, empresas, etc.) Eso, será imposible realizarlo con una lucha solo de las mujeres como propone Kalinda, menos en alianza con las mismas explotadoras. Si nos quedamos solo las mujeres explotadas, es decir la mitad de la clase trabajadora, peleando contra toda la burguesía, claramente no será suficiente. El problema es que acá Kalinda ni siquiera especifica a qué se refiere con explotación, y con ello las consecuentes tareas políticas.

Nosotras hemos sido, podemos y debemos ser la chispa, en la lucha contra la explotación y opresión capitalista, pero la lucha debe ser de toda nuestra clase contra los de arriba, contra los y las que hoy no tienen tapujos en decir que las muertes por coronavirus son un daño colateral y la economía –de ellos- debe seguir andando.

Finalmente, con esas frases de Kalinda se demuestra que hay algo que caracteriza al conjunto de las corrientes feministas: su abstracción, idealismo y finalmente su carencia de una metodología científica para entender la realidad y luego dar un proyecto estratégico de sociedad alternativa. Así sólo llegan a humanizar el capitalismo, o incluso en un discurso anticapitalista con métodos radicales, ni siquiera cuestionan al sistema de conjunto ni menos sientan las bases para una nueva sociedad.

¿Coordinadora Ni Una Menos pro Merkel? Una vergüenza

Primero debemos advertir que claramente no todas las corrientes feministas defienden lo mismo. En Chile, la Coordinadora Feminista 8M (que es un frente donde participan mujeres de distintas corrientes políticas) defendió la Huelga General feminista llamando a paralizar sectores productivos, mientras que la Coordinadora Ni Una Menos, traicionó ese acuerdo llamando sólo a Huelga Feminista. En el feminismo encontramos corrientes más “radicales” y otras más pro-gobiernos.

El feminismo pro-gobiernos o feminismo burgués es el que siembra la ideología del Empoderamiento, es decir que las mujeres a través de su fuerza y desarrollo individual, pueden superar y combatir el machismo, pueden llegar a puestos de gobierno, parlamento, etc. La revista Forbes, refuerza esa ideología que sólo favorece a las ricas, mediante un artículo que se titula “What Do Countries With The Best Coronavirus Responses Have In Common? Women Leaders” (¿Qué tienen en común los países con mejores respuestas al Coronavirus? Líderes mujeres). En el artículo dicen que el hecho de que un país sea gobernado por una mujer ha dado mejores respuestas, destacando a Islandia, Taiwán, Ángela Merkel en Alemania, la primera Ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, etc. Luego Forbes sentencia: “Es hora de que lo reconozcamos y elijamos a más mujeres.

Ante esto, la Coordinadora NiUnaMenos Chile subió un post a su Facebook reivindicando a estas mujeres e indicando que: “Una de las características principales de estas mujeres, varias de ellas jefas de estados, es que NO MIENTEN. Su discurso apela a la confianza generando credibilidad y cercanía”. Pareciera una broma de mal gusto que las supuestas defensoras de mujeres elogiaran así a Ángela Merkel, a la misma que ha tenido una política criminal frente a la crisis migratoria, dejando a mujeres, niños y hombres en la desprotección total, a la misma que defiende que existan dos Estados: Israel y Palestina, cuando hoy la lucha del pueblo y las mujeres palestinas es por la destrucción del Estado de Israel, un enclave militar de EEUU en la zona que a través de sus fuerzas represivas ha violado, asesinado y torturado a mujeres, las ha obligado a parir en puntos de control, etc. Finalmente la misma Merkel, es la cara femenina del imperialismo de la Unión Europea, que solo exprime a las y los trabajadores europeos y sobre-exprime a las y los latinoamericanos. Claramente, con ese comentario, la Coordinadora NiUnaMenos se ubica en la otra trinchera, no en la de las mujeres trabajadoras, migrantes o palestinas.

Una sociedad sin explotación ni opresión (machista u otra), se logrará si desechamos esos proyectos reformistas-feministas

La pandemia y la crisis económica dejan al desnudo al capitalismo. Sus contradicciones e incapacidad de sostener la vida de la humanidad están más evidentes que nunca, por eso la disyuntiva socialismo o barbarie vuelve a resonar en todo el mundo.Necesitamos echar abajo este sistema, y para hacerlo debemos sacudirnos de los engaños que intentan poner las corrientes reformistas como el Frente Amplio o el PC, quienes llaman a creer que a través de estas instituciones lograremos cambios reales. Pero esos engaños, aunque más sutiles, también vienen de las direcciones feministas, queen casos más grotescos reivindican a Merkel, pero en otros están dentro de la revolución, y si bien compartimos tareas políticas con ellas, en su estrategia defienden un proyecto sin considerar la necesidad de la toma del poder por parte de nuestra clase, llamando a depositar la confianza en que los grandes cambios vendrán a través de una AC y un Proceso Constituyente desde abajo, apelando a “incidir” y solo ejercer presión a la burguesía, pero no sacarla como clase del poder.

Es urgente acabar con el machismo, y para eso debemos dar una resuelta lucha contra él, antes, durante y después de la toma del poder. Es necesario tomar el poder para sacar a la burguesía parasitaria que hoy con sus medidas de privilegiar los negocios sobre la vida, están llevando a miles de mujeres y hombres a la muerte. Solo una sociedad donde la clase trabajadora gobierne, basada en la planificación central de la economía y no el lucro del patrón, que acabe con la opresión y explotación y garantice pleno empleo para todos, podrá sentar las bases para garantizar no solo la emancipación de las mujeres, sino de toda la humanidad.

  • [1] “La cuarentena que discrimina a los trabajadores y azota a las mujeres” Paz Ibarra
  • [2] “Tachan afiches traicionando la resolución del II Encuentro plurinacional de mujeres” MIT
  • [3] “Feminismo radical es revolución, no identidad”.Kalinda Marín
  • [4] “Pandemia y Crisis económica ¿Qué está pasando?” David Espinoza

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