La enorme revolución que está en curso en Chile tiene un sello distintivo: amplios sectores del pueblo han comprendido que es imposible manifestarse pacíficamente, puesto que el estado, inmediatamente, envía a sus agentes represivos para sofocar todo grito de protesta contra la miseria y la injusticia del sistema social imperante. Por ello, el surgimiento de la denominada “Primera Línea” de la Revolución ha despertado la admiración, el cariño y el respeto de la mayoría del pueblo trabajador. Miles de jóvenes, en su abrumadora mayoría pertenecientes a la clase trabajadora, por estos días exponen sus cuerpos, sus vidas, para garantizar el derecho a la protesta.

Es que enfrentarse a la represión del régimen político ha costado muertxs, ciegxs, mutiladxs, torturadxs, etc. Además, se cuentan por miles las y los presos políticos de la revolución en las cárceles chilenas.

El heroísmo casi sin límites de la juventud plebeya en los combates callejeros ha adquirido el carácter de inmortal. En cada ciudad, miles y miles engrosan las filas de este improvisado ejército del pueblo. Sin embargo, lamentablemente esto no es suficiente para enfrentar la represión. El gobierno ya anunció un redoblamiento de la represión en las calles y se acaban de aprobar leyes ultra represivas contra los manifestantes.

Por esto, es necesario preparar la autodefensa en todos lados. Es urgente que en cada espacio organizativo que se levanta al calor de la lucha, se vote y organicen los comités de autodefensa contra la represión. Ya no basta con la improvisación. Es necesario avanzar para detener la brutal represión que se avecina. La autodefensa es un derecho legítimo del pueblo movilizado. En cada colegio, asamblea territorial, organizaciones obreras, etc., se debe preparar la autodefensa contra la policía en las calles. La batalla será dura, y hay que estar a la altura para avanzar en la conquista de las justas demandas que han impulsado esta Revolución.

Hay que aplastar al fascismo en las calles

Grupúsculos fascistas han pasado de las palabras a los hechos. Con llamados públicos a apuñalar manifestantes, intervenciones nocturnas para destruir emblemas de la revolución, y con la puesta en pie de una “primera línea”, armados con escudos, lumas y cuchillas, intentan sembrar el terror y amenazan con un derramamiento de sangre para defender el legado del pinochetismo y al putrefacto sistema capitalista. Es imperativo aplastarlos antes que terminen de levantar cabeza.

En 1973 nos dijeron que pacíficamente podíamos conseguir la vida digna, mientras las bandas fascistas y los militares preparaban un baño de sangre contra un pueblo desarmado. Debemos aprender de los errores del pasado y prepararnos para enfrentar al fascismo.

Para eso, las organizaciones revolucionarias, obreras y populares, los círculos de primera línea y todo el movimiento antifascista deben armar ya mismo brigadas antifascistas para combatir la llamada “Vanguardia” de la derecha pinochetista. Es el momento de retomar la tradición del movimiento obrero internacional que, desde el surgimiento del fascismo en la historia, se unió en la acción para enfrentar en las calles a sus bandas contrarrevolucionarias.

¡Comités de Autodefensa en todas partes! ¡Debemos defender el legítimo derecho a la protesta! ¡Al fascismo no se le discute, se le destruye! ¡Brigadas obreras y populares para enfrentar las bandas fascistas!

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