Por David Espinosa

En las últimas semanas el caso del control al diputado Hugo Gutiérrez (PC) por la Armada volvió a poner a Gutierrez y a la institución en el centro de las discusiones. El video de la fiscalización, probablemente grabado por un marino, fue rápidamente filtrado y publicado en internet. La declaración oficial de la Armada dice que Hugo Gutiérrez no quiso entregar informaciones sobre adónde iba y que la persona que lo acompañaba no quiso presentar su documentación. El video muestra a un Gutiérrez visiblemente irritado y defendiendo su rol como fiscalizador y parlamentario.

El video generó mucha discusión y fue el centro de las atenciones por algunos días. Por una parte, se volvió a manifestar el odio hacia el control militar, muchos han querido enfrentar a las FFAA, pero no son diputados como Gutiérrez. Para otros llamó la atención la “arrogancia” del diputado al hablar con los marinos, muchos por estar ya cansados de los privilegios de los parlamentarios y de recibir malos tratos de las autoridades. Es comprensible que muchos trabajadores y trabajadoras se alejen de la actitud de Hugo Gutiérrez, ya que saben que la gran mayoría de los parlamentarios usa sus “prerrogativas” y su “fuero” parlamentario para negociaciones espurias, corrupción y privilegios. Un poblador o trabajador común no podría utilizar el mismo tono del diputado hablando con alguien de la Armada pues sería rápidamente agredido o llevado a una Comisaría.

Después de la difusión del video, el diputado se defendió en varias publicaciones en redes sociales, desafiando a la Armada a que presente el video completo, dónde se mostraría la intimidación a él y su familia. El hecho que el video haya sido filtrado rápidamente demuestra que hay interés, por lo menos de un sector de los militares, en destruir la imagen del diputado, que ya viene siendo atacado ferozmente por la derecha.

Desde el Movimiento Internacional de Trabajadores no confiamos ni un milímetro en las Fuerzas Armadas y conocemos sus métodos de actuación, sus operaciones militares y de inteligencia en pos de defender a los intereses de los ricos y poderosos que controlan el Estado. En otras oportunidades ya solidarizamos con el diputado Hugo Gutiérrez al ser atacado, a pesar de las profundas diferencias que tenemos con el Partido Comunista, y esta vez hacemos lo mismo.

El caso del diputado Gutiérrez es la punta del iceberg. Sabemos cómo actúan las Fuerzas Armadas y Carabineros en las poblaciones, cómo arman sus montajes, etc. Eso no es novedad.

La oficialidad: corrupción, privilegios y autoritarismo

En los últimos años todos vimos los varios casos de corrupción al interior de las Fuerzas Armadas y Carabineros. Vimos cómo millones de pesos eran gastados en casinos, viajes y lujos con dinero de la Ley Reservada del Cobre y de las arcas fiscales, o sea, dinero que es fruto de la riqueza producida por los trabajadores y trabajadoras de todo el país.

Hace pocos días nuevamente la Contraloría ordenó a la Armada devolver a las arcas fiscales 1,7 millón de dólares, de gastos mal transparentados por la institución. La mayoría de los gastos fueron relacionados con viajes y gastos en el extranjero. Todo indica que viajes de oficiales con sus familiares a Disney y Punta Cana fueron pagados con dinero público.

Esos casos de corrupción no son una novedad. No es una novedad que haya una casta de militares que proviene de las familias más ricas del país utilizando el dinero público para obtener privilegios. Los oficiales de las Fuerzas Armadas no son oficiales por su gran trabajo en defensa de la “patria” o por su mérito propio. Son oficiales porque nacieron en cuna de oro y pudieron financiar sus estudios en las escuelas de oficiales y porque tiene relaciones estrechas con las familias más ricas del país. El hijo de un trabajador que entra a las Fuerzas Armadas no puede llegar a ser oficial, ya que ese cupo está reservado a las élites del país. La cadena de mando dentro de las Fuerzas Armadas reproduce la misma lógica de la sociedad. En las Fuerzas Armadas, los oficiales son ricos, tienen poder y privilegios. En la sociedad, las familias más ricas del país (Luksic, Piñera, Matte, Angelini, Paulmann) y los accionistas de las grandes transnacionales son los que tienen privilegios, poder, controlan las empresas, los partidos políticos, la justicia, etc. Hay una alianza de clase entre la oficialidad y la burguesía. ¿Y dónde queda el pueblo trabajador? ¿Dónde queda la tropa?

¿Son todos los marinos y militares corruptos, privilegiados y autoritarios?

No hay dudas que las Fuerzas Armadas están cuestionadas por la población. Muchos de los responsables de los crímenes cometidos en dictadura siguen libres o nunca fueron castigados. En “democracia” también vimos muchos crímenes de las Fuerzas Armadas, principalmente después del 18 de octubre, cuando tropas del ejército e infantes de la Marina fueron utilizados para reprimir a la población que ha estado luchando por pensiones dignas, por salud, por mejores sueldos, etc. La burguesía y la oficialidad utilizan las tropas, los hijos de la clase obrera, para reprimir a su propio pueblo.

Además de los crímenes y de la represión, cada día se fortalece una imagen de que todos los militares y policías son corruptos. Eso es así por los innumerables casos de corrupción ya citados. ¿Pero esta es la realidad? ¿El robo de millones de dólares para hacer viajes al extranjero es una práctica de toda la Armada o del Ejército?

Evidentemente que no. Los más corruptos y privilegiados son los oficiales. Ellos son los que manejan la plata, ellos son los que conocen todo el sistema administrativo de las instituciones para emitir boletas falsas, evitar mecanismos de transparencia, fiscalizaciones, etc. Ellos son los que tienen estrecha relación con las instituciones públicas y políticos para que no los fiscalicen. Para su mala suerte, en los últimos años algunos militares y personajes públicos decidieron denunciar e investigar los casos.

La mayoría de tropa de las Fuerzas Armadas no tiene la misma conducta que sus superiores. Muchos ven su ingreso a las Fuerzas Armadas como una posibilidad de tener un trabajo estable, un sueldo que les permita sobrevivir y algún reconocimiento social (cada día menor). Muchos marinos y soldados son obligados incluso a trabajar en otros lugares para complementar su sueldo – como guardias privados, haciendo la seguridad de discotecas, etc. Sabemos también que entre las tropas hay muchos que no están contentos de tener que reprimir al pueblo trabajador. El mayor ejemplo fue David Veloso, el valiente conscripto que se negó a trasladarse a Santiago para reprimir las manifestaciones.

La tropa de las FFAA debe empezar a organizarse

Nuevamente vuelve a instalarse en la palestra la idea de un golpe militar o un autogolpe. Piñera lo dijo de forma indirecta en su discurso cuando anunció el Pacto por la Paz y la Justicia y también recientemente en la Cuenta Pública. La burguesía chilena, junto a los Estados Unidos y a la oficialidad tienen una larga tradición de organizar golpes militares y masacrar al pueblo cuando empiezan a perder su poder.

Las familias más ricas de este país y sus gobiernos (no solo Piñera, todos los gobiernos anteriores también fueron controlados por los ricos) no quieren satisfacer ninguna de las reivindicaciones del pueblo. Con mucha lucha, barricadas, enfrentamientos, logramos recuperar el 10% de nuestros Fondos de Pensión…el otro 90% sigue en sus manos.

El pueblo trabajador ya no quiere esperar. Estamos cansados. Vamos a seguir luchando para recuperar todo.

Sabemos que la tropa del Ejército, de la FACH y de la Armada, incluso miles de Carabineros tienen mucho que decir y no comparten lo que hace la oficialidad. Sabemos que ustedes tienen mucho que decir sobre lo que está pasando en el país y muchas propuestas para reformar las Fuerzas Armadas.

Desde el MIT defendemos muchas de las reivindicaciones que sabemos que ustedes discuten a diario. Creemos que es fundamental acabar con todos los abusos y privilegios de los oficiales al interior de las Fuerzas Armadas, permitir la organización y deliberación de la tropa, mejorar las condiciones de trabajo, acabar con las escuelas de oficiales y crear un escalafón único, castigar a todos los corruptos y responsables por asesinatos, violaciones y mutilaciones contra el pueblo. Es necesario que la tropa y la sub-oficialidad pueda participar y tener candidatos en el proceso Constituyente sin que sean castigados por los oficiales o por el Estado. Todo eso sólo puede ser conquistado si ustedes se organizan y empiezan a relacionarse con las organizaciones del pueblo trabajador.

Los marinos y el pueblo

Desde la barricada popular, les decimos: el verdadero aliado de las tropas es el pueblo trabajador. Somos nosotros, sus hermanos, padres, madres, sobrinos, hijos e hijas, los que estamos luchando por un país mejor, sin desigualdad, sin explotación, sin opresión. Deben dejar de reprimir a la clase de la cual provienen.

Defendemos nuestro derecho a la autodefensa. No seguiremos pacíficamente aguantando que nos saquen los ojos, nos asesinen y torturen. Sabemos que muchos militares y policías no tienen acuerdo con la violencia del Estado, pero siguen cumpliendo las órdenes de sus superiores.

Queremos decirles claramente: ¡organícense!, aunque sea clandestinamente. ¡Conversen con el pueblo, estudien, infórmense! ¡No permitan nuevas masacres contra la población, no permitan nuevos golpes militares!

Recuperen el ejemplo de los marinos y demás militares que se organizaron contra el golpe militar del 73. Recuperen el camino de los que hicieron la rebelión de la Escuadra de 1931, los bandejazos de los años 60 y 70.

Desde la barricada obrera y popular, les decimos: si ustedes se pasan a nuestro lado, podremos luchar para construir un país mejor. Esas mismas exigencias del fin a la corrupción y el derecho a deliberación total no podrán ser garantizadas únicamente a través de proyectos de ley y la confianza en el parlamento, un parlamento financiado y controlado por grandes empresarios, mismos empresarios que se codean con la oficialidad y con ello conforman a unas FFAA al servicio de defender sus privilegios poniéndolos a ustedes, la tropa, en contra de sus familias y en contra de la clase de la cual provienen. El pueblo trabajador chileno ya entendió gran parte de ese rol del parlamento y las instituciones, por eso sabemos que solo la lucha cambia la vida. Si uds se unen a nosotros contra todos los de arriba, podremos avanzar en la lucha por construir un país donde toda la riqueza producida por los trabajadores no termine en las manos de unas pocas familias, un país donde no haya más privilegios, dónde la plata del cobre sea utilizada para financiar la salud, la educación, dónde las pensiones de nuestros viejos no sean secuestrada por los millonarios.

Con la palabra: la tropa.

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