Este 25 de Julio se realizarán manifestaciones por el aborto legal en distintos lugares de Chile, en el marco de la reciente ola feminista que se vivió con la lucha estudiantil y de la reciente aprobación del aborto legal en la cámara de diputados de Argentina.

El aborto: una realidad con o sin ley

Muchas mujeres abortan, es una realidad innegable aun siendo el aborto penalizado. Según cifras del 2015 del Ministerio de Salud, se realizan más de 33.000 abortos por año, es decir 90 abortos diarios en promedio, sin embargo, otros estudios estiman la cifra entre 60.000 a 70.000 abortos al año, mientras que otros la sitúan en 160.000. Los motivos son millones, sería imposible ponernos a describir cada una de las razones porque la realidad de cada mujer y niña dirá por qué se han visto obligadas a poner en riesgo sus vidas con tal de no llevar a cabo un embarazo. De esos abortos, el 3% tienen relación con las 3 causales de la ley aprobada.

Ninguna mujer quedará embarazada a propósito para poder realizarse un aborto, pensar así es estar ajenos al dolor y miedo que sufren miles de mujeres al verse obligadas a realizarse un aborto. Casi ninguna mujer que se ha tenido que realizar un aborto quiere volver a vivir la experiencia, es  la última opción a la cual recurrir.

El verdadero debate, un problema de salud: abortos clandestinos que ponen en riesgo vida de mujeres pobres o aborto seguro y legal en hospitales

Miles son las mujeres que intentan abortar. Muchas de ellas, por el bajo costo, probablemente intentarán con métodos más inseguros y artesanales, exponiéndose a la muerte o a secuelas imborrables. ¿Quiénes son las que se expondrán a estas situaciones de mayor riesgo? como en todo, serán las mujeres más pobres, trabajadoras, quienes no podrán acceder a un aborto seguro. Serán nuestras compañeras de trabajo, las compañeras de los liceos, las vecinas de la población o de la villa o del block, o nosotras mismas. Esto, mientras las ricas, gastan cuantiosas sumas en clínicas privadas para realizarse abortos encubiertos en nombre de “apendicitis”.

Entonces, querámoslo o no  hay mujeres que abortan, y debemos responder a la situación de que hoy mujeres pobres están muriendo o quedando con secuelas por abortos clandestinos mal hechos. Es un problema de salud para con esas mujeres pobres.

Aborto ilegal: un nicho de negocio para grandes clínicas y mafias

Existe en Chile el uso de misoprostol como método de aborto “seguro”, pero a altísimos precios, pues aun cuando éstos medicamentos realmente tienen valores muy bajos, el comercio ilegal se aprovecha de la desesperación de las mujeres y los llega a vender por sobre los $100.000, además muchas veces hay estafas, por lo que el precio se puede duplicar para poder acceder al fármaco.

Por otra parte, las clínicas privadas realizan abortos encubiertos a sumas ridículas, el testimonio -del 2015- de Yasna Lewin que abortó en una clínica de Providencia, así lo refleja: “salió 700 mil pesos, tuve que pagar antes y en efectivo; no todos tienen esa facilidad”. Es decir, lucran con la salud y angustia de las mujeres.

Luchemos por educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar y aborto legal para no morir

Es indispensable que se garantice por parte del Estado una educación sexual íntegra y obligatoria, para tener una sexualidad plena y responsable, creer que la respuesta es la castidad o abstención es irreal, pues concretamente, hoy la actividad sexual inicia en la adolescencia. Los métodos anticonceptivos se deben difundir masivamente para que no sea necesario tener que realizar abortos, nadie quiere abortar o hacer que las mujeres aborten. Pero, en última instancia, si no hay otra alternativa que abortar, debe garantizarse este derecho.

Las mujeres tenemos que luchar por nuestro derecho a vivir, por nuestro derecho a tener una salud digna, y nuestros compañeros deben luchar con nosotras. Luchar por el aborto legal, seguro y gratuito en hospitales es una necesidad, y la mejor forma de garantizarlo, es en parte, sacando a los empresarios de las clínicas privadas que se favorecen con el negocio del aborto ilegal, para luego estatizarlas y que queden bajo control de sus trabajadoras/es, creando así un sistema de salud público digno y al servicio de la clase trabajadora. Éste no es un problema de las mujeres solas, es un problema que debemos solucionar como clase trabajadora. Los sindicatos, entidades estudiantiles, sociales y populares deben incorporar esta demanda.

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