El agravamiento de la pandemia y la priorización de las ganancias de las grandes empresas por encima de las vidas de las y los trabajadores continua. La convocatoria a huelga sanitaria este 30 abril de la CUT estuvo muy por debajo de las necesidades. Destacamos las iniciativas de sectores de base y provinciales, a los trabajadores de la salud, de organizaciones territoriales, que si efectuaron huelga y movilización este 30, sin embargo, de conjunto, la jornada estuvo lejos de ser una huelga general. La diferencia radica que había objetivos diferentes.

 La agenda de “mínimos comunes» con Yasna Provoste

El llamado de «Huelga Sanitaria» por parte del directorio de la CUT fue sin organización previa, ni asambleas preparatorias y con un petitorio de vergüenza que estuvo lejos de ser discutido y validado por las bases. En el balance de la jornada del 30 de abril, la presidenta de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), Bárbara Figueroa (PC) calificó el Paro como «positivo»: “Se ha cumplido el objetivo. Ha quedado claro que lo que ha marcado y motivado esta jornada de movilización es dar una señal de alerta sobre el escenario que se va a vivir en este país de no escucharse la voz de los trabajadores y trabajadores”.  El «objetivo» cumplido de Barbara Figueroa se evidenció en la conferencia de prensa del paro junto a Yasna Provoste que venía saliendo de la negociación en la Moneda. “Quiero transmitir a la comunidad que finalmente este diálogo ha concluido con una agenda de mínimos comunes que es necesario abordar con urgencia, pensando en las familias, pensando en que le lleguen recursos de forma universal, y el presidente Piñera ha estado disponible para aquello”, señalo Provoste (DC). Se trata de la vieja estrategia del PC de llamar a confiar en la colaboración de clases, ¿acaso creemos que colaborando y negociando con el ladrón/asesino de Piñera se va a garantizar una agenda en beneficio de los trabajadores?, la realidad ha demostrado que no, pero el PC insiste en negociar en lugar de reimpulsar la lucha para hacer caer a Piñera por la movilización, por eso solo impulsa movilizaciones acotadas, únicamente con el objetivo de negociar en mejores condiciones con algún sector que denominan «progresivo» de los partidos empresariales, como la DC, PS, y también con Piñera.

En la convocatoria a la huelga general del 30 de abril, Barbara Figueroa propuso un petitorio totalmente insuficiente y vergonzoso tal como una renta básica de emergencia equivalente a la línea de la pobreza (176 mil pesos por persona) e invertir platas del Estado en el Seguro Cesantía… o sea, ya dan por hecho miles de trabajadores están y seguirán perdiendo su empleo. Pero hay otro camino.

La lucha de los portuarios y los territorios retomó el camino del 18 de octubre

Días previos al 30, ante el anuncio del gobierno de recurrir al Tribunal Constitucional al proyecto de tercer retiro del 10%, la gran huelga nacional de los trabajadores portuarios, con paro efectivos a la producción, con los cacerolazos y la lucha en los territorios, la inminencia de la entrada a la acción de sectores estratégicos de la clase trabajadora, todo eso hizo retroceder al gobierno, al tribunal constitucional y a todos los partidos parlamentarios que les hizo temblar. Se retomaba la fuerza viva abierta en Chile el «18 de octubre». Había fuerza para más, pero la conducción política del PC y DC en la CUT no expresa esta lucha, ellos son parte de los 30 años, por eso su convocatoria a huelga no tuvo eco en los trabajadores ni pudo dar continuidad a esa lucha que se dio previamente contra la arremetida de Piñera. Está por verse si nuevas conducciones en las organizaciones sindicales, con una política diferente, podrán dar un impulso a la lucha. Sin embargo, el paro efectivo de los portuarios y la lucha en los territorios dejaron marcado un camino opuesto a los pactos de los «mínimos comunes».

Desde el  Movimiento Internacional de los trabajadores (MIT) a diferencia del balance de Barbara Figueroa del PC, llamamos a todos los sectores en lucha a organizarnos confiando solo en nuestras propias fuerzas, rechazando la agenda de mínimos comunes con  los partidos de los 30 años, en  unidad de las y los trabajadores  con las asambleas territoriales, por la huelga general efectiva,  imponiendo  fuera Piñera y todos ellos!, la libertad de los presos políticos sin condiciones y conquistar un programa de emergencia ante la pandemia, consistente en una renta básica de $ 600.000 para cesantes, impedidos de trabajar (cuarentena) y todos lo que reciban menos que ese monto, prohibición de despidos, doblar la inversión en salud,  medidas financiadas con impuesto inmediato del 50% a las grandes fortunas y confiscación inmediata de todas las utilidades de las AFPs, grandes mineras y la banca que están haciendo ríos de plata en esta crisis.  Es una urgencia ante el agravamiento de la pandemia sobre los trabajadores.

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