Por Christian Berríos

El 11 de julio el pueblo cubano salió de manera espontánea y masiva a las calles, miles de cubanos y cubanas se enfrentaron contra el gobierno de Miguel Díaz-Canel, representante de toda la burocracia del PCC (altos dirigentes del Partido Comunista Cubano) y de las cúpulas militares del régimen.

¿Qué ha sucedido en la isla este último tiempo?

El panorama ha sido muy complejo en la isla, no solo por el bloqueo perpetrado por EE.UU, también desde el año 2020 la economía cubana ha retrocedido más de un 11%, en gran parte por la caída en el turismo producto de la pandemia. Sin embargo, el gobierno de Díaz-Canel, frente a tal situación está implementando un plan económico con importantes características neoliberales, llamado “Tarea de Ordenamiento”, el cual fue anunciado en diciembre del año pasado.

Las medidas principales incluyen la desvalorización de la moneda en 2.300%, la libre circulación del dólar, mayores facilidades para las empresas extranjeras y la reducción de los subsidios de tarifas como la electricidad (o sea, las cuentas de luz serán más caras para toda la población). Esto significa que las divisas extranjeras tendrán mas valor y que las empresas tendrán mas facilidades para poder pagar bajos salarios y aumentar a niveles importantes las ganancias de la industria privada. Una política clásica del neoliberalismo.

También se encuentra la eliminación de la “escala salarial”, que con la justificación de incentivar mayores salarios bajo la lógica de “tarea cumplida” (similar al trabajo a destajo), también abre la puerta para que no se respeten los salarios mínimos, que de por sí ya son extremadamente bajos.

El pueblo tiene derecho a defenderse y luchar por sus derechos

Sin embargo, la potente acción del pueblo cubano no es solo frente a las últimas acciones del gobierno, sino que es un sentimiento que se arrastra desde que el capitalismo se comenzó a reinstalarse en la isla en la década de los 90’, en el denominado “periodo especial”[1], donde empresas de distintos países europeos y capitalistas iniciaron sus actividades financieras en la región permitiendo el enriquecimiento de las cúpulas políticas y militares de Cuba y el gran empresariado extranjero.

El pueblo tiene el legítimo derecho de sublevarse contra la dictadura ejercida por la casta militar y el PCC, de exigir el derrocamiento del gobierno de Diaz-Canel, exigir libertad política para las organizaciones de las y los trabajadores, y así organizar una revolución socialista que sea fundada bajo bases democráticas para la clase trabajadora y no bajo la dirección de una cúpula militar.

Es importante que el pueblo de Chile preste solidaridad al pueblo cubano, y al mismo tiempo repudie el oportunismo con el que EE.UU se presenta cuando fue protagonista de un bloqueo de más de 5 décadas contra la isla. A EE. UU no le interesa el bienestar del pueblo cubano, sino que le interesa tener el camino libre para competir contra el empresariado europeo y ruso.

Desde la Liga Internacional de Trabajadores, llamamos a que toda la clase trabajadora en Latinoamérica y el mundo preste solidaridad con las movilizaciones que realiza el pueblo cubano, exigiendo la caída del gobierno de Diaz-Canel y permitiendo la libertad de organización política de las y los trabajadores.

Es importante que el mundo y el pueblo sepa que existe una izquierda socialista y revolucionaria, que no tranzará con ninguna dictadura capitalista que se disfraza de “socialista” o “comunista”, sea Cuba o sea China.

¿Qué sucedió con la revolución cubana? ¿Es acaso Cuba “Socialista”?

Los inicios y el porqué de la revolución cubana

En Cuba, antes de la revolución de 1959, existía una situación de extrema miseria y un ré­gimen extremadamente totalitario dirigido por la corrupta cúpula militar que encabezaba Fulgencio Batista. En la Isla la economía se encontraba destruida, dedicada totalmente al monocultivo de azúcar y sin ninguna posibilidad de desarrollo el país servía de prostíbulo y una fuente de mano de obra barata para el empresariado y la mafia de los EE.UU.

La pobreza, el analfabetismo y las extremas condiciones de precariedad que imponía el dominio norteamericano en la región tuvo como respuesta la feroz movilización del pueblo cubano y la organización de importantes sectores de campesinos, estudiantes y obreros contra el gobierno del dictador Batista.

El movimiento 26 de Julio, con Fidel Castro a la cabeza, en medio de una huelga general revolucionaria convocada por este y apoyada por el conjunto de la población, fue la organización de carácter militar que logró tomarse el poder en La Habana e instaurar, en un momento, una democracia con representación de los empresarios nacionales e incluso también buscando el apoyo del empresariado norteamericano.

Sin embargo, el interés de Cuba en poder ejercer su soberanía e independencia entró en directo conflicto con el empresariado norteamericano y su gobierno, teniendo como consecuencia un ataque económico, político e incluso militar contra el nuevo gobierno nacido de la revolución.

Las conquistas de la revolución

En ese marco, es que finalmente en diciembre de 1962 se produce la revolución económica social, donde todas las empresas priva­das son nacionalizadas y por consiguiente la burguesía (o el empresariado) deja de existir como clase social en Cuba. La expropiación de la burguesía y la planificación de la economía permite un gran avance en el nivel de vida de la población. Se acaba con el analfabe­tismo, con la prostitución, y Cuba se coloca en el primer lu­gar, a nivel latinoamericano, en lo que es el acceso a educación y a la salud.

Este avance ha sido reconocido por innumerables organizaciones internacionales que posicionan a Cuba como el país como uno de los países pioneros en medicina y con el menor índice de analfabetismo en todo el mundo, además de ser el primer país en acabar por completo aquella. Sin embargo, todo este avance, impensado para un país que estuvo décadas bajo un dominio militar, político y económico, se vio truncado por la dirección que tomo la revolución cubana posterior a la toma del poder: La nula democracia para organizaciones obreras y de izquierda; el aislamiento de la revolución cubana; y la “construcción del socialismo en un solo pais” sin extender la revolución al resto de Latinoamérica, fueron las causas principales por las que el país tuvo que restaurar

Cuba hace tiempo dejó de ser “socialista”

Pero la realidad cubana cambió radicalmente para mal con el proceso de restauración del capitalismo, en la década de 1990, donde el área más dinámica de la economía nacional fue privatizada, vale decir vendidas a manos privadas-, se acabó con el monopolio del comercio exterior y por consiguiente se acabó con la planificación de la economía.

La restauración del capitalismo se dio bajo la misma dirección que la revolución de 1959, principalmente por Fidel Castro, los altos funcionarios del PCC y la cúpula militar cubana, lo que provoca muchas dudas y confusiones en la izquierda latinoamericana. Pero veamos la realidad y no lo que fantaseamos. Para ello, Pablo Bordón, de la Liga Internacional de Trabajadores, nos presenta un panorama de la inserción privada en la isla.

En Cuba, el sector más importante de la economía hoy es el turismo, en particular en Varadero. Allí Son las transnacionales españolas Meliá e Iberostar las empresas más importantes en el ramo. El famoso ron cubano es controlado por la empresa francesa Pernod. Los habanos cubanos son comercializados por una joint venture entre la estatal cubana y la Altadis, del grupo inglés “Imperial Tobacco Group PLC”. El aeropuerto internacional de La Habana fue privatizado para la empresa francesa Aéroports de Paris.

De allí, surgió una nueva burguesía o un gran empresariado cubano, nacido a partir de la burocracia del aparato estatal –en particular de los militares–, con el Grupo de Administración Empresarial que controla entre 30 y 40% de la economía de la Isla, además de asociarse con las multinacionales europeas.

Aún existen ciertas empresas estatales en Cuba, pero el centro de su economía responde a la acumulación de capital y no a la planificación económica en torno a las necesidades de la población. Las empresas extranjeras no llegan a la isla a solventar las necesidades del pueblo cubano, sino más bien a aprovecharse de las paupérrimas condiciones de vida para así extraer aún más valor y acrecentar sus ganancias.


[1] Periodo que fue caracterizado por la apertura de importantes áreas de la economía cubana, donde principalmente la ley de inversiones extranjeras (que permite las remesas de utilidades de las transnacionales al extranjero) fue su piedra angular, que eliminaba el monopolio del comercio exterior por parte del Estado Cubano, desplazando la planificación económica para resolver las necesidades y reemplazándola por la necesidad de acumulación de riquezas y de capital.

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