Por Christian Berríos

“No es una fiesta ni un aniversario que se celebra. Es un día de protesta por todas las injusticias sociales en el mundo, en el cual se realiza la paralización universal, a un mismo tiempo de todas las actividades del trabajo. Nos cruzamos de brazos, en este día, para demostrar que a través de todo el mundo, los oprimidos y explotados de toda la tierra estamos unidos para protestar de las injusticias de que somos víctimas “

Luis Emilio Recabarren


En Chile la historia del movimiento obrero tiene más de 150 años de historia, todos y cada uno de ellos cargada de dolorosos momentos que justifican la necesidad de luchar contra la explotación capitalista. Este movimiento obrero, caracterizado en un inicio por el trabajo salitrero, minero y portuario, se desarrolla hasta en los días modernos de hoy, en las minas de Cobre, en los puertos, en las forestales y en las distintas fábricas y empresas de Chile. Aquí podemos decir que los mártires de Chicago, lamentablemente, son unos más a la lista de víctimas de los capitalistas. En Chile tenemos a las familias obreras del salitre masacradas en la Escuela Santa María de Iquique; los obreros calcinados en la Federación Obrera de Magallanes; la masacre a los salitreros de la oficina “La Coruña”; o las masacres obreras perpetradas en dictadura son solo algunos de los sangrientos episodios que las y los trabajadores han tenido que afrontar.

En ese marco la conmemoración del primero de mayo no nace solo para denunciar o visibilizar los malos tratos a los que somos sujetos por parte de los patrones, sino que nace con el objetivo de protestar y reunir a las y los trabajadores, realizar demostraciones de fuerza y llevar a cabo movilizaciones para mejorar concretamente las condiciones de las y los trabajadores, y Chile no es la excepción.

A continuación, daremos un breve recorrido histórico por las luchas que ha dado la clase trabajadora en Chile y las organizaciones que ha levantado.


Las primeras organizaciones y luchas obreras en Chile

El siglo XX en Chile comienza de manera abrupta con importantes huelgas y luchas que tendrán sangrientos resultados para la clase. Las primeras huelgas coordinadas a nivel nacional comienzan a fines del siglo pasado – cerca del año 1890- y continuarán por varias décadas más; entre ellas podemos destacar la creación de la Federación de los trabajadores de Lota y Coronel, que llama a la primera huelga del sector. Las condiciones de trabajo de los obreros en las minas de salitre y carbón eran inhumanas, con jornadas de trabajo sobre las 12 horas, con castigos que significaban azotes, torturas y el pago en fichas de su jornada laboral. En la actualidad, las condiciones de trabajo poco han cambiado, trabajamos cerca de 10 horas (contando el tiempo para llegar a nuestros puestos), las tarjetas comerciales y las “gift cards” con la que pagan los bonos las empresas del retail, son lo mas cercano a las fichas de las pulperías en aquellos años; y el crédito emerge como la figura de la esclavitud moderna.

Sin embargo, en el siglo XX, las organizaciones de la clase trabajadora aún se encontraban en un desarrollo inicial. En 1904, se realiza la Primera Conferencia Nacional de la Mancomunal Obrera, organización que reúne a las mancomunales -que son organizaciones de lucha y ayuda mutua antecesoras a los sindicatos-, levantando un petitorio nacional firmado por más de diez mil obreros de ese entonces. Algunos puntos eran: abolición de la pena de azote, Instrucción Primaria Obligatoria, Indemnización por accidentes del trabajo y el nombramiento de inspectores del trabajo que vigilen el cumplimiento de las disposiciones que regulan el trabajo y reciban las quejas de los obreros.

En ese inicial nivel de organización es que se conmemora por primera vez el 1° de Mayo en Chile en el año 1907 con concentraciones y protestas en las principales ciudades.

En la época de la Mancomunal, los trabajadores acumularon gran experiencia combativa y democrática: sus formas de lucha no eran decididas por una cúpula de dirigentes negociadores y eso fue traspasado en la conciencia obrera.

En ese entonces, el movimiento obrero chileno tenía olor a pólvora. La única acción del Estado era la represión violenta y continua. Uno de los hechos más terribles fue la matanza de la Federación Obrera de Magallanes, donde el ejército y la policía -por orden del presidente Sanfuentes-, donde más de 30 obreros perdieron la vida por el incendio que provocaron la policía y los militares, disparando a quienes intentaban escapar y bloqueando las salidas.
Frente a la sangrienta represión de los gobiernos, la ausencia de un actuar a nivel nacional y a las fuertes pugnas entre sectores anarquistas y socialistas, la Mancomunal Obrera termina disgregándose en 1913.

La FOCH y la CUT revolucionarias: el avance de la clase obrera

A medida que la represión y las penurias aumentaban sobre la clase trabajadora, la organización avanzaba en paralelo de la mano de la Gran Federación Obrera de Chile, la cual en 1918 adopta un programa de independencia de clase como única vía para el mejoramiento en la vida de la clase trabajadora.
Luis Emilio Recabarren, fundador del Partido Obrero Socialista (futuro Partido Comunista) y líder de la Federación Obrera de Chile (FOCH), fue una de las principales figuras que dio cuenta de los límites de la organización gremial de la clase trabajadora e impulsó la necesidad de construir un partido de las y los trabajadores, junto con una organización que agrupara al conjunto de la clase bajo un programa independiente de la burguesía y en pos de la revolución socialista: la FOCH.

En sus principios la FOCH declara:
“Conquistar la libertad efectiva, económica y moral, política y social de la clase trabajadora, obreros y empleados de ambos sexos, aboliendo el régimen capitalista con su inaceptable sistema de organización industrial y comercial, que reduce a la esclavitud a la mayoría de la población. Abolido el sistema capitalista, será reemplazado por la Federación Obrera de Chile que se hará cargo de la administración y de sus consecuencias»


El mérito de Recabarren es decirles a los trabajadores que mientras no se aplaste en forma total y definitiva el sistema de explotación capitalista, las luchas reivindicativas no terminarán la explotación y la miseria. Por lo cual no solo impulsó la creación de la FOCH como organización que reunía a los sindicatos y trabajadores, sino que también fue un férreo defensor de la construcción de un partido para la clase trabajadora, lo que lo llevara en 1922 a proclamar al Partido Obrero Socialista (Partido que fundó Recabarren en el norte del país) como el nuevo Partido Comunista de Chile, al integrarse a la Internacional Comunista y sumarse al movimiento revolucionario internacional. Mas adelante nos referiremos a la importancia que tienen las organizaciones políticas en el movimiento obrero.

A medida que se consolida la FOCH como dirección del movimiento, con una política de independencia de clase y en pos de la movilización, también el movimiento de masas avanza en su organización frente a la carestía de vida que existía en 1919, lo que lleva a la creación por parte de sindicalistas, mutualistas y educadores a la Asamblea Obrera de Alimentación Nacional, exigiendo la regulación estatal de la exportación de alimentos y la fijación de precios para combatir la carestía. Esta fue una de las más grandes movilizaciones, junto con la huelga del carbón, que sirvieron como importantes experiencias para el desarrollo del movimiento por la asamblea constituyente de asalariados e intelectuales.

Con este nuevo rumbo del sindicalismo chileno las luchas obreras irán en ascenso y la conciencia también avanzará a comprender la necesidad de acabar con la explotación y el régimen capitalista. En los años siguientes se gestarán importantes huelgas, como la gran huelga del carbón en 1920, iniciada en Curanilahue y extendiéndose rápidamente a Coronel, Lota, a los trabajadores industriales, de ferrocarriles y portuarios de Talcahuano y hasta de Valparaíso. La huelga dura casi dos meses con un triunfo para los trabajadores, consiguiendo el aumento salarial, el pago mensual, el término del pago por fichas y la obligación de comprar en las pulperías de las minas, junto con la jornada de 8 horas.

Esto fue posible gracias a la nueva dirección que tomó la FOCH, que tuvo como consecuencia que las huelgas y las movilizaciones obreras ascendieran de manera importante, integrando al conjunto del pueblo en la lucha política contra los patrones y contra el gobierno de Arturo Alessandri, presidente responsable de las masacres de La Coruña, San Gregorio y de Marusia, contabilizando más de 2500 obreros y obreras muertas.

Todas estas luchas y avances de la clase trabajadora y el pueblo vieron su punto cúlmine en la movilización por la asamblea constituyente de asalariados e intelectuales, una tentativa que buscaba sentar las bases para un Chile más solidario, pero que en la práctica terminó en una profunda derrota, con una serie de masacres obreras por parte del ejército y con las tentativas de la oligarquía de colocar a un militar a la cabeza del gobierno. Es importante entender la derrota de esta tentativa constituyente, la cual pasa por la confianza que tenían los partidos políticos en la élite del país, creyendo que solo con el diálogo iban a apelar a la moralidad de quienes llevan centenas de años explotando.

Al momento de redactar una nueva constitución por parte de la asamblea, estos, al no contar con las armas para poder defender lo que el pueblo había redactado, terminaba entregando en bandeja de plata la vida de los principales líderes y toda tentativa de poder avanzar la conciencia del conjunto de la población.

Sin embargo, previo a todo lo sucedido con la asamblea constituyente, un año antes en 1924 muere Luis Emilio Recabarren, mientras que el Partido Comunista va adoptando una política cada vez más conciliadora con la burguesía chilena, el cual irá acorde en los siguientes años con los designios de una internacional comunista que ya mostraba una degeneración por parte de la burocracia estalinista, quienes no buscaban la concreción de la revolución internacional, si no más bien el resguardo y la defensa de los privilegios que ganaron las altas capas de funcionarios del partido y oficiales del ejército de la Unión Soviética, de esto comentaremos en el apartado siguiente.
Sin embargo, a medida que las movilizaciones aumentaban y que también el país sufría un boom económico en los años 20-30, el gobierno y los empresarios pudieron aplicar políticas sociales que calmarían la rabia de la población. Y, de manera muy astuta, junto con los partidos reformistas, integrarían a la mayoría de los sindicatos y federaciones obreras al Estado. Esto se convertiría en un obstáculo gigantesco para la independencia de clase, prestándose a todo tipo de negociados entre sus dirigentes, el Estado y los empresarios. Algo muy similar como lo que ocurre con las mafias sindicales en Argentina, donde se quita todo el contenido político y revolucionario de la lucha por los derechos de las y los trabajadores.

Desde 1935, hasta aproximadamente la década de los 50’ el sindicalismo fue atrapado por el aparato del Estado. Se realizó un plan de industrialización por parte de los gobiernos radicales donde crearon empresas mixtas y privadas que aumentaron considerablemente la masa de trabajadores y trabajadoras. Esto llevó como consecuencia directa a un alza en las luchas obreras, que desembocó en una fuerte represión por parte del gobierno de González Videla. En ese minuto, se abre un nuevo periodo en la lucha de clases, que se refleja con el nacimiento de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) en el año 1953 y que terminará con el golpe militar del 73’.
La CUT es importante porque muestra un camino de organización independiente de cualquier gobierno o institución estatal controlada por el empresariado. Durante los años 35’ a los años 50’ reinó una falta de dirección en el movimiento obrero que no permitió que este pudiera sostenerse sobre sus propios pies, sumado a la feroz represión que sufrían las organizaciones políticas de izquierda y de los trabajadores.

Sin embargo, la nueva central dirigida por Clotario Blest, tenía claro que la única forma de avanzar en triunfos para la clase, era con la construcción de una central independiente de cualquier gobierno de turno.

En su Congreso Constituyente, la CUT declara:
“el régimen capitalista actual, fundado en la propiedad privada de la tierra, de los instrumentos y medios de producción y en la explotación del hombre por el hombre, que divide a la sociedad en clases antagónicas: explotados y explotadores, debe ser sustituido por un régimen económico social que liquide la propiedad privada hasta llegar a la sociedad sin clases, en la que se asegure al hombre y a la humanidad su pleno desarrollo”

Allí, en su Congreso Constituyente, la CUT declara:

  • el Estado capitalista es un instrumento de explotación;
  • la lucha que encabece la CUT será una lucha política con plena independencia de los gobiernos y partidos políticos;
  • la lucha sindical es parte integral del movimiento del proletariado y de las masas explotadas;
  • los sindicatos son órganos de defensa de los intereses y fines de los trabajadores dentro del sistema capitalista y al mismo tiempo “organismos clasistas de lucha para conseguir la emancipación económica de los trabajadores, o sea, la transformación socialista de la sociedad, la abolición de las clases y la organización de la vida humana mediante la supresión del Estado opresor.

La CUT convocó a su primer paro nacional para exigir la libertad de Clotario Blest, su primer presidente y uno de sus fundadores, preso por el gobierno tras pronunciar su discurso del 1°de mayo, quien sería detenido otras trece veces más en el mismo gobierno. En ese mismo año, en 1953, también se realizará la primera ocupación de una fábrica en el país: la Textil Sumar; la que será la primera de muchas en los últimos años de la unidad popular en 1972.

Sin embargo, todos estos vaivenes en la historia de la clase obrera no se dan por causa natural o de la nada, sino que existen agrupaciones, principalmente los partidos, que dirigen a importantes sectores de la clase trabajadora a determinados objetivos y que cargan con la responsabilidad de las batallas perdidas y las batallas ganadas.

El papel de las direcciones de la clase trabajadora: La confianza del reformismo en la burguesía

Las organizaciones de izquierda, desde las anarquistas y las marxistas, tuvieron un importante rol en la organización de la clase trabajadora, y en consecuencia con su toma de conciencia. Podemos ubicar las primeras intervenciones de estas organizaciones en el movimiento portuario y minero-salitrero. Una de las más importantes es el POS, Partido Obrero Socialista, fundado por Luis Emilio Recabarren.

En una primera instancia no existían organizaciones políticas de la clase obrera, existían el Partido Liberal, el Partido Conservador y el Partido Democrático, donde militará en sus inicios Luis Emilio Recabarren, para después fundar el Partido Obrero Socialista como respuesta ante la alianza con el partido Liberal y el Partido Conservador, todos partidos de la burguesía. El Partido Obrero Socialista se caracterizaba por ser un partido de carácter marxista con un programa de independencia de clase, que lucha por el socialismo y por el poder independiente de la clase trabajadora.

El POS fue uno de los partidos que mas influencia tuvo en la clase trabajadora, lo que se expresa en un salto impresionante en su claridad política, cambiando el carácter de sus organizaciones a organización con independencia de clase. El sector dirigido por Recabarren: logra pasa a renombrar la “Gran Federación Obrera” en la “Federación Obrera De Chile (FOCH)” y allí define la afiliación a la Sindical Roja (organización sindical que buscaba coordinar la acción sindical de la Tercera Internacional fundada por Lenin), con un claro contenido de clase, anticapitalista, producto de la efervescencia que causa en todo el movimiento obrero mundial el triunfo de la Revolución Rusa.

La Revolución Rusa actuó como un ejemplo exitoso de que la revolución socialista era posible hasta incluso en el país más atrasado de toda Europa. Esto sin lugar a dudas tuvo repercusiones en el mundo entero y fue como una llama que encendió la moral de todos los militantes revolucionarios de izquierda, donde en Chile el POS se afilia a la Internacional Comunista cambiando su nombre a Partido Comunista de Chile.

En un principio, tanto el POS (ahora Partido Comunista) como la Internacional Comunista se caracterizaban por ser organizaciones revolucionarias e internacionalistas que luchaban por mantener la independencia política de la clase trabajadora e incentivar y apoyar las revoluciones que se daban alrededor del mundo.

Lamentablemente, en Rusia, el primer país en triunfar la revolución proletaria, las condiciones de vida producto de la primera guerra mundial, y producto de la guerra perpetrada por 14 naciones en la defensa de la podrida figura del Zar y contra el movimiento bolchevique, eran insoportables. Luego de la guerra civil rusa la vanguardia mas avanzada y experimentada fue asesinada en las manos del ejercito blanco; la baja moral producto del fracaso de la revolución alemana y posteriormente el fracaso de la revolución china a manos de Stalin; irán configurando una internacional que definirá su política ya no en la expansión de la revolución socialista, sino mas bien en torno a la defensa de sus propios países y regímenes; quienes le permitiesen vivir mejor a través de las negociaciones y la repartija del territorio luego de la segunda guerra mundial.

Esta es una política que se expresará desde mediados y fines de los años 20, hasta la caída de la Unión Soviética, en la actualidad podemos verlo, pero de forma más difusa y con un contenido distinto.

Pero en la historia, se puede ver el apoyo del Partido Comunista al gobierno de González Videla, quien proscribió al mismo PC y a los sindicatos más combativos. Lo podemos observar también en las coaliciones políticas que forja con sectores del empresariado nacional, como la DC, confiando en ellos.

El auge y la derrota de la clase obrera: De la Unidad Popular a la dictadura militar

Lamentablemente, luego de todos los avances que se realizaron a nivel de organización y toma de consciencia por parte de la clase trabajadora, esta no pudo hacerse del poder político debido a la falta de dirección revolucionaria, lo que terminó conduciendo a los trabajadores por la vía de las organizaciones reformistas, que entregaron desarmados a los trabajadores frente a la violenta represión del ejército.

Durante los años 1970 al 1973, el partido Socialista proclamaba a Allende como presidente de Chile, con un programa de nacionalizaciones en ciertos sectores de la industria y con una participación moderada de los trabajadores, esta se colocaba como dirección de la clase obrera. La CUT, el MIR y el conjunto de organizaciones de izquierda -a excepción de unos pocos- le daban o un abierto apoyo o un apoyo crítico al gobierno de la UP, sin tener en consideración la importancia de que la clase trabajadora cree sus propios organismos para que pueda construir su propio Estado (en el próximo artículo de “Cordones Industriales” se profundiza más en este punto).

En ese sentido, el movimiento obrero chileno durante la UP se encontrará en una enorme contradicción, porque a medida que la burguesía aumenta sus tentativas golpistas y de boicot, el gobierno en vez de fortalecer los organismos obreros -como los cordones industriales- los desarma, persigue a sus dirigentes y sube al gabinete a militares y sectores del empresariado nacional -como la DC y Pinochet- que terminarán siendo clave en el golpe de estado y en la muerte de lo mejor de la vanguardia obrera, heredera de décadas de lucha y experiencia en organización.

De allí en adelante que la historia se vuelve muy difícil para la clase, las celebraciones de los primeros de mayo se daban en clandestinidad y a contrapelo de la violenta represión de la dictadura. Por ejemplo, en 1978 en Santiago fueron detenidas 780 personas, por carabineros y personal de la CNI en una concentración en la Plaza Pedro Aguirre Cerda, convocada por dirigentes sindicales con motivo del primero de mayo.

Allí la dictadura intervino las organizaciones obreras, cerro fábricas, dividió la organización sindical y destruyó gran parte del tejido social y político que se había generado gracias a años de experiencia en la lucha y en la organización. Allí las y los trabajadores se organizaban principalmente en los barrios y poblaciones, en algunos sindicatos o centros culturales, pero con mucha dificultad.

En la actualidad, si bien ya no estamos en una dictadura de forma abierta, si nos encontramos en una dictadura empresarial, disfrazada de democracia. La policía y los militares siguen en las calles, mientras que la clase trabajadora tiene que seguir trabajando extensas jornadas, arriesgando su vida exponiéndose al COVID y con la falta de una dirección de la clase obrera.

Esta “democracia” es el producto de años de gobiernos de la concertación con la DC a la cabeza y la derecha tradicional auxiliando desde el banco. El plebiscito con el que se ilusionó a todo un país, lo que en realidad hizo fue perpetuar el modelo neoliberal que inauguró Pinochet junto con los Chicago Boys, pero esta vez legitimado en la “democracia”, de la mano de la DC, del PPD, del PS, del PR y todas las demás organizaciones que fueron parte de dichos gobiernos.

En primer lugar, fue la DC, representada en Aylwin como presidente, quienes crearon la “OFICINA” como una central de inteligencia que buscaba secuestrar y asesinar a dirigentes obreros y políticos, esta fue sumamente importante como arma para la élite; por otra parte vemos la legitimación de las privatizaciones a las empresas estatales “a precio de huevo” y la defensa de un modelo económico y político que todos los partidos políticos contemporáneos fueron parte.

Las luchas obreras de ayer y hoy

Sin embargo, si de algo podemos estar seguros, es que la clase trabajadora no ha bajado los brazos y aun le sobran razones por luchar. Actualmente la cantidad de horas dedicadas al trabajo superan las 8 horas por las cuales lucharon lo mártires de Chicago; nuestra salud no está asegurada y ni siquiera el buen vivir de nuestros adultos mayores está asegurado en este sistema.

En toda la historia ha sido la lucha de las y los trabajadores la que nos ha permitido avanzar en recuperar los derechos que los capitalistas nos han quitado. La lucha de los trabajadores forestales, quienes exigieron la igualdad de condiciones entre los trabajadores de planta y subcontrato, teniendo como resultado el cumplimiento del petitorio, pero también la muerte de Rodrigo Cisterna por parte de la policía, es uno de los crudos ejemplos. Este terrible suceso desencadenó una lucha masiva de trabajadores subcontratistas de Codelco y ENAP también exigiendo igualdad en las condiciones de trabajo contra los patrones. Y allí se presenta la unidad de la clase obrera como la mejor herramienta para la lucha frontal contra los parásitos del gran empresariado.

Es importante ver que las y los trabajadores tienen todas las herramientas en sus manos para imponer sus demandas y dirigir la sociedad de manera democrática por parte del pueblo. El 12 de noviembre de 2019, en medio de la revolución chilena, se organizó una huelga general que arrinconó al gobierno y se vio obligado a impulsar un proceso constituyente, aunque incluso esa huelga no haya sido “general” en el sentido estricto del término, ya que muchas industrias y fábricas no se sumaron a esta, el golpe y el susto que recibieron los empresarios y políticos demostró la capacidad.

La fuerza de la clase obrera es enorme y en este primero de mayo es importante rescatar el sentido que tiene este día de protesta y conmemoración; un día donde se reivindica la lucha de la clase trabajadora por una sociedad mejor, y para aquello debemos hacer todo lo posible para reconstruir las organizaciones que le fueron arrebatadas a la clase trabajadora por medio de fuego y sangre.

Es una necesidad la existencia de una central sindical o una central obrera que permita reunir al conjunto de la clase trabajadora con los sectores populares bajo las banderas de lucha contra la explotación y que no confíe en ningún gobierno de turno en estas instituciones del empresariado.

Es una necesidad que exista una organización política de la clase trabajadora, que al igual que el Partido Obrero Socialista, pueda defender un programa con independencia de clase y que apueste por la revolución socialista. Eso solo lo puede llevar a cabo un partido revolucionario, con una fuerte confianza en la clase obrera y con una perspectiva y organización internacionalista dentro de la lucha de clases.

En ese marco, es que desde el Movimiento Internacional de Trabajadores y desde la Liga Internacional de Trabajadores – Cuarta Internacional, llamamos a no bajar los brazos, a no olvidar la historia de nuestros mártires de la clase trabajadora y sobre todo a aprender de las experiencias pasadas para allanar el camino a un triunfo para el pueblo y la humanidad en su conjunto.

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