En el plebiscito del 25 de octubre se votará entre “apruebo” una nueva constitución, para dejar atrás la de Pinochet que fue mantenida por la Concertación y Piñera; o el “rechazo”, para mantener la constitución de Pinochet que favorece a los empresarios. También se elegirá, en una segunda papeleta, quién redactará la nueva constitución, si es que gana el “apruebo”. Las opciones de la segunda papeleta son: a) “Convención mixta” de 50% de parlamentarios en ejercicio y 50% de delegados constituyentes elegidos; b) “Convención Constitucional” 100% de delegados constituyentes elegidos.

La mayoría de los trabajadores y el pueblo pobre tienen esperanzas de cambiar el país a través de una nueva constitución. Sin embargo, el proceso constituyente está construido con trampas que impiden tocar los tratados de libre comercio, que mantienen el país sometido a las grandes potencias; también es un proceso hecho a la medida para que triunfen los candidatos de los partidos tradicionales; además, se realizará con cientos de presos políticos y con Piñera en el gobierno. Los partidos de la Nueva Mayoría y Frente Amplio, que no estuvieron en las calles el 18 de octubre, quieren apropiarse de esta lucha para que los cambios sean solo maquillajes.  Incluso algunos partidarios de Piñera llaman a aprobar y votar por una convención mixta para que nada cambie. Minoritariamente, los Pinochetistas buscan que gane el rechazo y para ello se han organizado, criminalmente, en las calles.

La Ley y la fuerza

De la movilización y de nuestra fuerza dependerá que la lucha iniciada el 18 de octubre ponga fin al Chile de los empresarios, la Concertación y Piñera. La importancia de la elección reside en que la “Constitución”, dentro del capitalismo, es la “ley superior” del país. En esta norma se define y organiza legalmente el Estado, pero hay que comprender que “ley” y “fuerza” no siempre son lo mismo.

Los trabajadores producimos la riqueza del país, pero quienes se enriquecen son una minoría de empresarios que viven como reyes. Este sistema es “legal” en el capitalismo. En la minería existen muchas leyes, protocolos y decretos para la protección de los trabajadores, pero sabemos todas ellas benefician a los grandes empresarios, transnacionales y las pocas que están a nuestro favor no se cumplen

Para renacionalizar el cobre, poner fin a las AFPs, garantizar la estabilidad de nuestros empleos, los trabajadores necesitamos recuperar fuerza.  Es cierto que la Constitución es la ley más importante y, sin dudas, optamos por una nueva constitución, pero sin desconocer que un texto constitucional no asegura que los cambios ocurran realmente. Países latinoamericanos, como Venezuela o Bolivia, realizaron procesos constituyentes que, en el papel, proclamaron derechos laborales, de salud y vivienda, sin embargo, no se modificó el poder económico de las empresas, los jueces o la oficialidad de las fuerzas armadas, lo que no garantizó el cumplimiento de esos derechos.

Votar apruebo y organizar las demandas de la clase trabajadora

Los Mineros, como los portuarios, tenemos una ubicación estratégica en la producción, solo nos falta organizar nuestra fuerza como trabajadores. Los actuales dirigentes de los sindicatos más grandes, Federaciones como también la CUT, no han estado dispuestos a organizar la unidad y la fuerza de las bases de los trabajadores del país.

Desde “La Voz del Minero” impulsada por el (MIT-CI) llamamos a los trabajadores de la minería a que el 25 de octubre voten “Apruebo” contra la constitución de Pinochet. Hacemos un llamado a las organizaciones como la CUT, Federaciones Mineras, de Portuarios y demás organizaciones de la clase trabajadora para que convoquen a un Congreso de Trabajadores con delegados de base por sectores de trabajo, levantando un pliego único nacional de demandas como el fin de las AFP y nacionalización de todos los recursos naturales bajo control de los trabajadores. No podemos estar de brazos cruzados esperando que los mismos de siempre discutan una nueva constitución. Este es el camino para triunfar.  En la segunda papeleta, votamos “Convención Constitucional” marcando “AC” y “Fuera Piñera” (lo cual no anula el voto). Siempre denunciando la trampa de ambas opciones, apostando a la movilización por una verdadera asamblea constituyente sin Piñera.

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