Por María Rivera

Este 18 de octubre se cumple un año del estallido social que dio inicio a un proceso revolucionario en nuestro país, desde el MIT somos claros en decir que es el inicio de una revolución, pues el pueblo trabajador irrumpió de forma abrupta en las calles y la palestra política dejando claro que no luchamos sólo contra las AFP o contra el sistema de salud y el machismo, sino contra TODO lo viejo, contra los gobiernos y contra los más de 30 años de saqueo. También en octubre se cumple un año del inicio de la revolución en El Líbano y hay otros procesos que se siguen sumando este 2020: van más de 4 meses del estallido en EEUU, más de dos meses de las protestas en Bielorrusia, entre otros.

Es que Chile no es una excepción a la regla de este sistema capitalista que está en decadencia, lo que ha quedado más evidenciado tras la política criminal de los gobiernos ante la pandemia y tras los ataques a los trabajadores con la crisis económica capitalista.

El 18 de octubre Chile despertó y dijimos: no son 30 pesos, son 30 años. Salimos en una lucha que no fue organizada ni por los partidos del régimen ni por la burocracia de la CUT, por el contrario, saltó por fuera y contra ellos. Piñera estaba totalmente invalidado, exigimos su caída, sin embargo, pese a toda nuestra fuerza, no logramos derrocarlo. Es que los de arriba hicieron de todo para detenernos: represión, leyes criminalizadoras y migajas. Tras la protesta del 12 de noviembre que asustó a los de arriba -desde el FA a la UDI- decidieron conceder el Proceso Constituyente, tramposo desde el inicio pues su objetivo fue hacer un desvío para mantener a Piñera. A su vez, es un proceso constituyente que no querían, entregaron a regañadientes, y que fue conquistado a punta de lucha.

La pandemia que nos sacó de las calles a punta de muertos, más de 12 mil que vienen centralmente desde nuestra trinchera. La cuarentena de Piñera no fue más que represión y un arresto domiciliario nocturno. Eso sin contar los despidos y suspensiones que abarcan a más de 3 millones de trabajadores. Mientras se invirtió más en equipo de represión y el parlamento discute un proyecto de “infraestructura crítica” para poner a militares en las calles.

Sin embargo, a un año del inicio de la revolución las y los trabajadores no hemos dado la última palabra, el proceso sigue vivo y se demostró en las protestas por el 10%. Ahora solo queda más claro que este sistema hay que echarlo abajo, para eso debemos retomar la lucha (con equipo de protección para covid), pues quedarnos en casa no ha servido para evitar las muertes por la pandemia, es más, por el derecho a la salud y porque no queremos más muertes debemos luchar, las y los TENS (técnico en enfermería nivel superior) en Plaza dignidad marcan el camino. Pero también debemos retomar lo aprendido y desarrollarlo: mejorar la autodefensa fortaleciendo la primera línea, retomar las asambleas territoriales y hacer que avancen en ser organismos de apoyo a luchas actuales, vincularlas con sectores obreros. Desde esa ubicación, participar en este Proceso Constituyente porque no queremos la Constitución de Pinochet, pero dejando claro que no podemos depositar confianza en él ni en el PC, el FA y ex concertación que dicen que votando “la alegría ya viene” 2.0.

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